CCM y la Campaña del Jubileo 2000

[Articulos individuales de la edicion de Intersecciones de Primavera 2020 se publican en este blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]

Mientras trabajaba como personal de la oficina del CCM en Washington a fines de la década de 1990, entré en la oficina del senador Arlen Specter de Pensilvania para hablar sobre la Campaña Jubileo 2000. Este movimiento dinámico abogó por cancelar las deudas masivas que los países de bajos ingresos tenían con las naciones ricas e instituciones monetarias internacionales. Le pregunté al asistente del senador si había recibido cartas de Menonitas sobre el Jubileo 2000. Agitó su mano consternado y asintió vigorosamente con la cabeza diciendo: “Tenemos muchas cartas; no necesitamos más. ¡Estamos al tanto!”.

El personal del CCM en Bangladesh, de izquierda a derecha, Bita Barua (Coordinadora del sector de salud) y Jahangir Alam (Oficial de programas) y Mafizul Islam (Asesor de paz para Payra) en una capacitación de justicia restaurativa para el personal del CCM, asociados y organizaciones afiliadas, celebrada en septiembre 11-14, 2017, en un centro de conferencias en Dhaka, Bangladesh. (Foto del CCM/Dave Klassen)

Esta respuesta positiva fue un cambio notable. Cuando llegué a Washington con el CCM por primera vez en 1995, el Congreso se mostró hostil a cancelar estas deudas. Mis colegas de incidencia me dijeron:, “Podemos hablar con la Administración sobre esto. Podemos hablar con el Banco Mundial. ¡Pero no deje que el Congreso sepa que estamos promoviendo la cancelación de la deuda porque odian esta idea!”.

La Campaña del Jubileo 2000 cambió eso. La campaña se originó con un llamado
de la Conferencia de Iglesias de Toda África, que identificó el hito milenario que se aproximaba como una oportunidad para aplicar el año bíblico del Jubileo en el que las deudas son perdonadas y las personas reciben un nuevo comienzo en la vida. Su llamado fue asumido por Christian Aid y otros en el Reino Unido, por una coalición basada en las iglesias de los Estados Unidos llamada Jubilee 2000 USA que incluyó al CCM y, en última instancia, por unas 60 campañas en todo el mundo.

El Jubileo 2000 movilizó a personas de fe de una amplia gama de grupos religiosos participantes: la Iglesia Católica, las principales denominaciones protestantes, las iglesias de paz y las evangélicas, así como las organizaciones judías y musulmanas. Las encuestas indicaron que la idea de la cancelación de la deuda para los países pobres nunca fue popular entre la sociedad estadounidense en su conjunto-las iglesias y organizaciones religiosas abrazaron e impulsaron este esfuerzo.

La oficina de Washington del CCM movilizó a sus constituyentes Menonitas y formó parte del Comité Ejecutivo del Jubileo 2000. El CCM tuvo un impacto importante en los formuladores de políticas debido al tiempo y esfuerzo que dedicó a esta iniciativa ecuménica, pero aún más porque las personas anabautistas “en las bancas” optaron por alzar la voz en nombre de las vecinas y vecinos necesitados.

El tiempo relativamente corto que llevó aprobar la legislación de cancelación de deuda sorprendió a muchos en Washington. El senador Ted Kennedy le preguntó a un destacado activista del Jubileo cómo pudieron tener éxito en solo unos pocos años, señalando que generalmente esperaba un proceso de reforma de al menos diez años. El representante Spencer Bachus, en ese momento presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara y líder republicano que respaldaba la legislación, agradeció a los defensores del Jubileo 2000 por “darme la oportunidad de hacer el tipo de cosas por las que vine a Washington con la esperanza de lograr”.

Gracias a su trabajo [la incidencia en la cancelación de la deuda], Uganda ahora tiene clínicas médicas con personal médico y medicamentos que no existían antes y escuelas con docentes y libros de texto que no tenían antes. Hoy hay niñas y niños vivos por lo que han hecho.

–Charlotte Mwesígye, Jubílee 2000 Uganda

Uganda fue el primer país al que se le cancelaron sus deudas. Las iglesias ugandesas y la sociedad civil se unieron para garantizar que el dinero ahorrado por la cancelación de la deuda se dedicara a los esfuerzos de reducción de la pobreza. Crearon una red de monitores en toda Uganda a nivel de aldeas para asegurarse de que los presupuestos para la educación, atención médica y otros servicios sociales se incrementaran. En 2000, la coalición estadounidense Jubilee trajo a Charlotte Mwesigye, la coordinadora de Jubilee 2000 Uganda, a los EE. UU. para hablar con las iglesias de todo el país sobre su impacto. Ella dijo algo que nunca olvidaré: “Quiero que entiendan lo que ha logrado su trabajo”, nos dijo. “Gracias a su trabajo, Uganda ahora tiene clínicas médicas con personal médico y medicamentos que no existían antes y escuelas con docentes y libros de texto que no tenían antes. Hoy hay niñas y niños vivos por lo que han hecho”.

Ese logro pertenece a las personas Anabautistas en los EE. UU. cuyas cartas abrumaron la oficina del senador Specter y a las personas de fe atentas que se tomaron el tiempo para “hablar por la causa de las personas indigentes y por todas las necesitadas” (Prov. 31: 8-9). El Jubileo 2000 vio a muchas personas Ana bautistas en los Estados Unidos abordar a funcionarios públicos, algunas quizás por primera vez. Fue una demostración extraordinaria de que abogar por políticas públicas humanas puede salvar y transformar muchas vidas. Esa convicción continúa hoy entre las personas Anabautistas que abogan por políticas y acciones gubernamentales compasivas para poner fin a la pobreza mundial y de los EE. UU., presionar por la justicia racial, revisar un sistema de inmigración roto y proteger los derechos de las personas Soñadoras y los solicitantes de asilo. Durante este momento difícil en nuestra vida nacional en los Estados Unidos, la Campaña del Jubileo 2000 puede ser un recordatorio y un estímulo de que mucho es posible, aún queda mucho por hacer y aún se puede cosechar mucho fruto para la justicia y compasión en nuestra nación y el mundo.

Trabajadores del CCM (desde la izquierda) Russ Toevs de Whitewater, Kansas; Derek D’Silva de Sonapur, Bangladesh; Abdul Mannan y Khabirul Islam Khokon del distrito de Noakhali, Bangladesh; Paul Shires de Arroyo Grande, California; y Lee Brockmueller de Freeman, Dakota del Sur, en un campo de soya. (Foto del CCM/Russell Webster)

Martín Shupack es director de incidencia del Servicio Mundial de Iglesias. Trabajó con la oficina del CCM Washington, D.C. de 1995 a 2005.

CCM, la crisis climática y comunidades vulnerables

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Parte del plan estratégico del CCM para los próximos cinco años es “diseñar y evaluar el programa y operaciones del CCM a la luz de nuestro compromiso de cuidar la creación de Dios y acompañar a las comunidades marginadas dañadas por el cambio climático”. ¿Porque es esto importante? En pocas palabras, las personas con las que Jesús nos llamó a servir y caminar son las más afectadas por los desastres causados por un clima cambiante. Las personas pobres, las vulnerables, las personas sin un respaldo de seguridad-son las personas que sufren cuando se producen sequías, cuando aumentan los niveles del mar, cuando los zancudos portadores de enfermedades amplían su área de alcance.

Si bien nadie puede escapar del mal tiempo, algunas personas estamos en mejores condiciones para responder. Como Peter Dula, profesor asociado de religión y cultura en la Eastern Mennonite University, indicó en un resumen reciente de los enfoques Ana bautistas para el cuidado de la creación: “Holanda tiene diques. Bangladesh tiene inundaciones”.

Ebou Dango riega cebollas en un vivero de verduras en Didyr, Burkina Faso. Ella participa en un programa apoyado por el CCM a través de la Oficina de Desarrollo de Iglesias Evangélicas (Office de Développement des Églises Evangélique u ODE) para ayudar a las mujeres agricultoras a adaptarse al cambio climático a través de prácticas agrícolas de conservación, producción de semillas y producción de vegetales fuera de temporada. ODE apoya proyectos de agricultura y seguridad alimentaria en todo el país. (Foto del CCM/James Souder)

Las predicciones de las personas científicas sobre un clima que cambia rápidamente están demostrando ser correctas. Mientras tanto, la crisis climática está afectando a las comunidades vulnerables en las que trabajan el CCM y sus organizaciones asociadas. La crisis climática significa no solo eventos climáticos extremos más numerosos e intensos, como huracanes, inundaciones y sequías-la crisis climática es también uno de los motores (entre otros) de la migración masiva y el conflicto.

El CCM trabaja con comunidades vulnerables para desarrollar aún más su capacidad de adaptarse a la crisis climática mediante la ampliación de innovaciones que les permitan ser más resistentes al cambio climático y ambiental. En Zimbabue, por ejemplo, el CCM apoya sistemas de cultivo intercalados resistentes y agroecológicamente sensatos que aumentan la seguridad alimentaria a través de pruebas experimentales de cereales y legumbres dirigidas por las personas agricultoras y mediante el cultivo de cosechas resistentes a la sequía utilizando técnicas de conservación del suelo y agua como la agricultura de conservación. La construcción de sistemas de extensión agrícola resilientes impulsados por las personas agricultoras aumenta su capacidad para innovar, mejora la fertilidad del suelo, diversifica la producción y mejora la nutrición humana y animal.

A través de estos sistemas de cultivo intercalados innovadores, sostenibles, asequibles, accesibles, replica bles y resistentes, las personas agricultoras a pequeña escala pueden minimizar el impacto de las plagas inducidas por el clima, como el cogollero del maíz, el barrenador del tallo del maíz y las malas hierbas invasoras. Usando la llamada tecnología “apestosa y pegajosa”, basada en una comprensión profunda de la ecología química, la agrobiodiversidad y las interacciones de planta a planta e insecto a planta, las personas agricultoras siembran un campo de cereal con un cultivo intercalado leguminoso repelente (apestoso) como Desmodium uncinatum, con una planta trampa atractiva como el pasto Napier (pegajoso) sembrado como cultivo fronterizo alrededor del cultivo intercalado. A través de esta tecnología, las comunidades vulnerables pueden controlar las plagas y malas hierbas inducidas por el clima de maneras ambientalmente amigables que construyen la solidaridad comunitaria.

Debemos hacer la conexión entre el cambio climático y nuestra teología de la paz. En pocas palabras, nuestros estilos de vida, incluyendo nuestra adicción a los combustibles fósiles, violentan a las personas más vulnerables y marginadas de todo el mundo.

Si bien la resiliencia y la construcción de la capacidad de adaptación son los medios preferidos para abordar el impacto del cambio climático, el CCM reconoce que a veces los impactos están mucho más allá de las capacidades de afrontamiento de las comunidades afectadas. En la región de Afar, en Etiopía, el impacto del cambio climático es tan grave que no es posible cultivar. Los pastoralistas en estas comunidades sobreviven criando animales como cabras y camellos. Desafortunadamente, las sequías crónicas extremas debidas al cambio climático en la región de Afar están provocando sed humana y animal, hambre crónica, desnutrición y, a veces, la muerte.

El CCM está respondiendo en Afar transportando camiones con agua para consumo humano y animal, proporcionando forraje de emergencia y vacunas para animales junto con asistencia alimentaria para humanos. El CCM también está apoyando proyectos sostenibles e innovadores que mejoran el acceso al agua. Así, por ejemplo, el CCM está trabajando con una organización asociada local llamada APDA en la construcción de pozos de vapor en forma de cúpula que cosechan agua del vapor volcánico que se mueve a través de una falla en la tierra y escapa a través de los respiraderos.

Si bien todas las personas sienten el impacto de la crisis climática, las mujeres pobres comúnmente enfrentan mayores riesgos y mayores cargas por el cambio climático. Derechos restringidos a la tierra, canales limitados para influir en las esferas de toma de decisiones políticas y falta de acceso a recursos financieros, capacitación y tecnología, obstaculizan la capacidad de las mujeres para adaptarse al cambio climático. El CCM trabaja para garantizar que las mujeres tengan acceso, control y poder de decisión sobre los recursos del proyecto. El CCM también trabaja con hombres que defienden la igualdad de género y que crean espacios seguros para que los hombres de su comunidad cultiven masculinidades saludables, ayudando a garantizar que los esfuerzos de empoderamiento de las mujeres sean exitosos y bien recibidos. El CCM reconoce que aprovechar la sabiduría y liberar el conocimiento, experiencia y capacidad de las mujeres son esenciales para crear soluciones efectivas al cambio climático en beneficio de todas las personas.

En Canadá y EE. UU., el CCM realiza esfuerzos de mitigación del cambio climático, que incluyen presionar a la iglesia para que adopte una vida simple y cuide la creación de Dios y preste atención a los impactos de la crisis climática, particularmente en las personas pobres y vulnerables. El CCM también aboga por políticas gubernamentales que busquen desacelerar la crisis climática. El CCM se asoció recientemente con Eastern Mennonite University y Goshen College para fundar el Centro de Soluciones Climáticas Sostenibles para fomentar el pensamiento y acción dentro de las comunidades religiosas en la mitigación del cambio climático.

David Mutunga está de pie entre los campos de maíz en Lyuuni, Kenia, que se plantaron de forma convencional en lugar de con métodos de agricultura de conservación. No espera producción de este campo. Obtendrá más producción de sus campos de agricultura de conservación. Las prácticas agrícolas de conservación incluyen la cobertura del suelo, alteración mínima del suelo y rotación y diversificación de cultivos. (Foto del CCM/Matthew Lester)

Como Ana bautistas, ha llegado el momento de reconocer que una respuesta fiel a nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo significa abordar las causas profundas de nuestra crisis climática. Debemos hacer la conexión entre el cambio climático y nuestra teología de la paz. En pocas palabras, nuestros estilos de vida, incluyendo nuestra adicción a los combustibles fósiles, violentan a las personas más vulnerables y marginadas de todo el mundo. Como está abundantemente claro a lo largo de la narración bíblica, a Dios le importa toda la creación, especialmente las personas más vulnerables entre nosotros y nosotras. ¡Qué podamos hacer lo mismo!

Eric Kurtz es director ejecutivo de MCC Great Lakes. Vurayayi Pugeni es director de área para programas del CCM en África meridional.


Tema sobre “Respondiendo al cambio climático’: lntersections: Teoría y práctica trimestral del CCM. 5/3 (Verano 2017). Disponible en: https://mcc.org/media/resources/7125.

Sitio web: Center for Sustainable Climate Solutions

Dula, Peter. ‘Anabaptist Environmental Ethics: A Review Essay.” Mennonite Quarterly Review. 94/1 (January 2020): 7-37.

Represas de arena en Kenia: traduciendo éxitos pasados para abordar desafíos futuros

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En la comunidad Nzamba de la región semiárida de Ukambani de Kenia se encuentra un muro de roca y mortero de cien años construido a través de un canal seco. La arena se ha apresado detrás de esta represa de roca, que acumula agua de las tormentas de la temporada de lluvias. Meses después, en la estación seca, las personas residentes que recolectan agua para el hogar, ganado y cultivos frecuentan los agujeros tipo pozos alrededor de la presa. Esta represa de arena fue la más antigua visitada en una evaluación reciente de represas de arena, realizada por el CCM con sus dos organizaciones asociadas kenianas, la Fundación de Soluciones Sahelianas y la Organización para el Desarrollo de Utooni. Se han construido miles de represas de arena en Ukambani desde la era colonial, lo que demuestra su potencial como una solución elegante al desafío fundamental del suministro de agua. Por lo tanto, las represas de arena tienen una aparente permanencia en el paisaje local, tanto en la durabilidad de las estructuras como en su atractivo duradero para las comunidades. Sin embargo, se han producido cambios drásticos en la región, e incluso se esperan cambios climáticos y sociales aún mayores en los próximos años. A medida que el CCM y sus organizaciones asociadas locales recuerdan su papel instrumental en varias décadas de promoción de represas de arena, estas preguntas duales pueden informar qué lecciones sacamos de estos proyectos: ¿Qué explica el poder de permanencia de esta solución comunitaria para proporcionar agua? ¿ Y cómo podrían proyectos como este mirar hacia el futuro frente a los cambios acelerados en el clima y estructuras sociales?

Nanteya Mamayio (suéter verde) y otros Maasai obtienen agua de la represa de arena apoyada por el CCM construida por MIDI y personas aldeanas de Singiraine, Kenia. La fuente de agua proporciona agua a 3,000 familias (20,000 personas) en un radio de 15 millas/25 kilómetros para cocinar, bañarse y lavar la ropa. (Foto del CCM/Matthew Lester)

El poder de permanencia de las represas de arena no era evidente desde el principio, ya que no fueron aceptadas universalmente en su introducción inicial. La represa en Nzamba es característica de este escepticismo y resistencia iniciales: los miembros de la comunidad (especialmente las mujeres) que construyeron la represa de Nzamba se vieron obligados por la “ley del cacique”colonial a caminar muchos días a través del monte hasta llegar a la vía férrea para obtener suministros para la represa. Es comprensible que la gente local de Kamba asocie las represas de arena con la represión colonial: la resistencia a la represa de arena no fue principalmente una objeción a la tecnología, sino la forma en que se le impuso a la comunidad.

Para la recepción de represas de arena por parte del público en Kenia, la situación cambió durante una sequía paralizante en la década de 1970, cuando un respetado ingeniero de Kamba sugirió que las represas de arena podrían aliviar la crisis. La resultante represa de arena de prueba fue tan obviamente efectiva en el suministro de agua que las comunidades vecinas comenzaron a replicar el éxito. Igualmente importante fue enmarcar las represas de arena más como una actividad comunitaria, en lugar de solo como una nueva tecnología. Las represas de arena fueron iniciadas y construidas por las propias comunidades dentro del mecanismo tradicional de mwethya, un sistema de trabajo compartido y beneficio mutuo. Los “grupos de autoayuda” comunitarios que surgieron de mwethya ahora forman la columna vertebral para implementar las represas de arena. La lección fundamental del éxito de las represas de arena anteriores es la importancia de adaptar la tecnología de las represas de arena al contexto local e introducirla utilizando los mecanismos tradicionales, esto fue vital para su adopción generalizada. Solo cuando las comunidades pudieron implementar represas de arena bajo sus propios términos, dentro de la tradición mwethya, fue que se lograron los beneficios de las represas de arena.

Ninguna solución de desarrollo es estática, ya que los cambios culturales y ambientales alteran el contexto en el que se implementa una solución. ¿Qué ajustes fueron críticos en el pasado? ¿Están equipadas las represas de arenas para enfrentar cambios futuros? Algunos ajustes a las represas de arena han evolucionado naturalmente. Por ejemplo, las comunidades que construyen represas de arena se dieron cuenta temprano en su labor que el sedimento en las represas reduce drásticamente su capacidad de almacenar agua. En respuesta, los proyectos de represas de arena comenzaron a incluir terrazas a lo largo de los bordes de las represas, capturando así el sedimento. Este ajuste no solo mejoró el almacenamiento de agua, sino que también proporcionó mejores condiciones para sembrar cultivos cerca de las represas. Las comunidades también descubrieron que la construcción de represas de arena combinaba bien con la realización de una serie de actividades asociadas, como la fabricación de ladrillos y la apicultura. Las organizaciones kenianas que promueven represas de arena comenzaron a hacerlo dentro de un modelo integrado de desarrollo que incluía componentes de generación de ingresos y medios de vida. La inclusión intencional de tales actividades amplió la gama de beneficios potenciales para las comunidades, pero también requirió un grado más sólido de organización comunitaria y apoyo continuo. La reciente evaluación del CCM de las represas de arena encontró que la mayoría de las represas de arena tienen agua en la estación seca, pero que este recurso está en gran medida subutilizado en muchas represas-iniciativas de medios de vida que podrían aprovechar este recurso no han sido tan ampliamente adoptadas como se esperaba.

Las represas de arena fueron iniciadas y construidas por las propias comunidades dentro del mecanismo tradicional de mwethya, un sistema de trabajo compartido y beneficio mutuo.

Varios estudios de evaluación han cuantificado los beneficios y desafíos de las represas de arena, aumentando así la conciencia de dónde las represas de arena no han estado a la altura de las expectativas. Así, por ejemplo, las evaluaciones han demostrado que las represas de arena no se han traducido en mejoras a gran escala en la seguridad alimentaria y que el agua extraída de las represas de arena presenta un riesgo para la salud debido a la contaminación bacteriana. Al cuadrar estos hallazgos con los claros relatos anecdóticos de la efectividad de las represas de arena y su obvia popularidad entre las comunidades, sigue siendo un tema de investigación continuo. Los intentos de dar sentido a conclusiones conflictivas, a menudo, pierden un componente cultural, ya que las evaluaciones se centran en los valores occidentales de cuantificación y objetividad, que pueden estar en desacuerdo con las narrativas africanas tradicionales y los estilos relacionales.

Para el futuro de los proyectos de desarrollo, como las represas de arena, es fundamental su capacidad para responder a la crisis climática mundial, que está cambiando el entorno en el que se adaptan la cultura y las prácticas de Kamba. Aunque no se desarrollaron teniendo en cuenta el cambio climático, las represas de arena representan fortuitamente una respuesta resiliente a la crisis climática. Las represas de arena tienen el potencial de amortiguar las crisis causadas por los cambios en los patrones de lluvia al aumentar las oportunidades de recolectar agua cuando llueve.

Menos seguro es cómo las represas de arena se ajustan a cambios sociales igualmente dramáticos. La promoción de represas de arena se mantiene dentro de un modelo comunitario y apoyado por ONG. Los esfuerzos para incorporar las represas de arena en el mandato de los gobiernos locales han fracasado en gran medida; en su mayor parte, las represas de arena no se han extendido espontáneamente en el sector privado o por financiamiento comunitario, como se esperaba. Frente a los cambios culturales globales, como el avance hacia la privatización y el distanciamiento de las tradiciones comunitarias, ¿tendrán, los grupos de autoayuda, poder de permanencia o hay otro modelo efectivo de promoción de represas de arena que aún no se conoce? Aquí es quizás donde las observaciones de las propias comunidades con represas de arena convergen con las evaluaciones a nivel de desarrollo: apoyar las estructuras comunitarias subyacentes es tan importante como la tecnología de las represas de arena en sí.

En parte debido a su popularidad en Kenia, las represas de arena ahora se implementan en otros países como Mozambique, Etiopía y Chad. Aún está por verse el grado en que las represas de arena se pueden ampliar aún más, pero la durabilidad de la represa de un siglo en Nzamba sugiere que estas estructuras recogerán agua en décadas por venir.

Doug Graber Neufeld dirige el Centro de Soluciones Climáticas Sostenibles en la Eastern Mennonite University. James Kanyari es funcionario de campo de seguridad alimentaria del CCM Kenia.


Ertsen, Maurits and Rolf Hut. “Two Waterfalls Do Not Hear Each Other: Sand-Storage Dams, Science and Sustainable Development in Kenya.” Physics and Chemistry of the Earth, Parts A/B/C. 34/1-2 (2009): 14-22. Resumen disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1474706508000661.

Graber Neufeld, Doug. “Sand Dams: Providing Clean Water?” lntersections: MCC Theory and Practice Quarterly. 7/1 (Winter 2019): 14-16. Disponible en: https://mccintersections.wordpress.com/2019/02/25/sand­dams-providing-clean-water/.

Graber Neufeld, Doug. “Food Security Strategies in Kenya.” lntersections: MCC Theory and Practice Quarterly. 4/2 (2016): 8-9. Disponible en: https://mccintersections.wordpress.com/2016/05/02/food-security­strategies-in-kenya/.

Kamuya, Kevin M. and Rand Carpenter. “Drought Mitigation in Kenya.” lntersections: MCC Theory and Practice Quarterly. 2/4 (Fall 2014): 4-5. https://mccintersections.wordpress.com/2014/10/24/drought­mitigation-in-kenya/.

Ryan, Catherine and Paul Elsner. “The Potential for Sand Dams to lncrease the Adaptive Capacity of East African Drylands to Climate Change.” Regional Environmental Change. 16/7 (2016): 2087-2096. Disponible en: https://link.springer.com/article/10.1007/s10113-016-0938-y.

CCM y comercio justo: de SELFHELP Crafts of the World a Ten Thousand Villages

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La Organización Mundial de Comercio Justo (WFTO por sus siglas en inglés) define
el comercio justo como una “asociación comercial, basada en el diálogo, transparencia
y respeto, que busca una mayor equidad en el comercio internacional. Contribuye al desarrollo sostenible al ofrecer mejores condiciones comerciales y garantizar los derechos de los productores y trabajadores marginados, especialmente en el Sur”. Las organizaciones de comercio justo que producen y venden artesanías, alimentos y más ponen en práctica estos objetivos mediante la aplicación de los diez principios de comercio justo de la WFTO, que incluyen transparencia, salarios justos y buenas condiciones de trabajo.

Edna Ruth Byler en 1965 con manualidades artesanales de Cisjordania controlada por Jordania. El esfuerzo de “comercio justo” que inició Edna Ruth Byler proporcionó ingresos significativos para las personas artesanas al vender sus artesanías. (Foto del CCM)

Las comunidades de fe han jugado un papel importante en el desarrollo de estos principios y prácticas de comercio justo, y las comunidades Anabautistas y el CCM son reconocidos como críticos para el desarrollo de la industria del comercio justo en Canadá y Estados Unidos. La participación Anabautista en el comercio justo comenzó con Edna Ruth Byler después de que ella visitó Puerto Rico a fines de la década de 1940 y vio los bordados que las mujeres estaban haciendo pero no tenía dónde venderlos. Regresó a los Estados Unidos y comenzó a vender su trabajo desde la cajuela de su automóvil y luego en los sótanos de las iglesias y en los salones de fraternidad. El interés creció, y lo que comenzó como una operación de una sola mujer se convirtió en SELFHELP Crafts of the World (en adelante SELFHELP Crafts), una de las primeras empresas en desarrollar prácticas de comercio justo para beneficiar a las personas artesanas. SELFHELP Crafts se convirtió en un programa oficial del CCM a mediados de la década de 1960, con sede en Akron, Pensilvania, y una tienda insignia en la cercana Ephrata. En 1965, este trabajo se expandió de EE.UU. al mercado en Canadá, con el lanzamiento del Proyecto Canadiense de Costura y Artesanía del extranjero en Saskatchewan, y con la apertura de la primera tienda SELFHELP Crafts of the World en Canadá en Altana, Manitoba, en 1972. SELFHELP Crafts fue renombrado en la década de 1990 como Ten Thousand Villages (referido a continuación simplemente como Villages).

El CCM, a través de SELFHELP Crafts y ahora Villages, ha estado activo en el comercio justo durante casi 75 años, con la misión de Villages de “crear oportunidades para que las personas artesanas de los países en desarrollo obtengan ingresos llevando sus productos e historias a nuestros mercados a través de relaciones comerciales justas a largo plazo”. A través de Villages, el CCM ha aprendido importantes lecciones sobre el impacto del comercio justo en los medios de vida artesanales. Más recientemente, el CCM Canadá encargó una evaluación de impacto que examinó a grupos artesanales en India y Nepal para comprender mejor el papel que Villages ha desempeñado en el avance de los medios de vida de las personas artesanas. Si bien este estudio analizó una pequeña porción del trabajo que realiza Villages, centrándose en una región geográfica limitada, identificó lecciones que son relevantes para la amplitud del compromiso de Villages con grupos artesanales y proveedores de comercio justo, lecciones relacionadas con a) el impacto en los ingresos del hogar y estado socioeconómico; b) el papel de Villages en el crecimiento organizacional de las personas productoras; y c) las tensiones entre el apoyo a las personas artesanas y el cumplimiento de las normas de la WFTO.

Una refugiada palestina que vive en Cisjordania muestra un trabajo de costura en 1977. En 1952, Ruth Lederach, voluntaria del CCM que trabajaba como enfermera en Arroub, Cisjordania, propuso que el CCM estableciera un proyecto de bordado para ayudar a las mujeres palestinas que fueron desplazadas por la guerra de 1948 a obtener unos ingresos muy necesarios. (Foto del CCM/Paul Quiring)

Impacto en los ingresos del hogar y estado socioeconómico: La evaluación encontró que las ventas de artesanías representan una fuente importante de ingresos para las personas artesanas. Por ejemplo, el trabajo artesanal, a menudo, comprende del 50% al 75% de los ingresos familiares totales de las personas artesanas. Mientras tanto, no se descubrió que ninguna persona artesana viviera por debajo del umbral de la pobreza. Muchas personas artesanas destacaron los apoyos sociales que recibieron a través del trabajo artesanal de comercio justo, como atención médica, clases de alfabetización y mejores habilidades de comunicación. Si bien la evaluación encontró que el comercio justo tiene un impacto positivo, las personas artesanas reciben ingresos regulares que les permite enviar a las niñas y niños a la escuela, comprar alimentos y ropa y recibir apoyo social, cuantificar el alcance de este impacto es extremadamente difícil debido a la gran variedad de grupos de productores con los que trabaja Villages. Entonces, por ejemplo, Villages es solo uno de los muchos compradores a los que vende la mayoría de los grupos de productores, lo que dificulta identificar el impacto distintivo de las compras de Villages.

El papel histórico de Villages en el crecimiento y desarrollo de organizaciones de productores: Sin embargo, el impacto de Villages en los grupos de productores es bastante claro, ya que todos los grupos notaron que asociarse con Villages fortaleció
su capacidad de producir y vender a otros compradores cuando comenzaron. Villages se encuentra entre los compradores más antiguos para muchos grupos, y el apoyo y asistencia técnica brindados a lo largo de los años ayudaron a mejorar la capacidad y las ventas de las personas productoras y a generar impulso y reputación. El apoyo de Villages incluyó arreglos de pago flexibles, apoyo de envío, margen flexible con demoras en el cumplimiento de pedidos y anticipos de pago (con Villages pagando la mitad del costo de los pedidos por adelantado). La evaluación también señaló que el impacto a largo plazo en los grupos de productores al vender a un comprador conocido y respetado como Villages y generar una relación comercial a largo plazo con pedidos y pagos regulares no puede exagerarse.

Desafíos y tensiones entre el apoyo a las personas artesanas y el cumplimiento con la WFTO: Para que la WFTO considere que cumple con los principios de comercio justo, las organizaciones de productores deben presentar informes detallados que presenten evidencia de cómo se adhieren a los diez principios de comercio justo de la WFTO y sus más de setenta criterios de cumplimiento. La evaluación señaló que garantizar el cumplimiento de la WFTO y tener un impacto positivo en las personas artesanas son objetivos diferentes y, a menudo, conflictivos. El cumplimiento requiere una inversión significativa en tiempo del personal, financiación, recopilación de datos y gestión para cumplir con los requisitos de informes y proporcionar el nivel de detalle necesario. Para las organizaciones de pequeños productores que operan en pequeños márgenes, puede ser difícil cumplir con estos requisitos y, al mismo tiempo, dedicar el tiempo y recursos necesarios para la capacitación y apoyo de las personas artesanas.

Ten Thousand Villages y la industria más amplia del comercio justo han crecido significativamente desde sus simples inicios como una aventura en el maletero del automóvil de Edna Ruth Byler. Los cambiantes paisajes económicos y modelos comerciales que cambian rápidamente obligan a las empresas de comercio justo a competir en un entorno desafiante. El futuro de Ten Thousand Villages está cambiando. Ante la disminución de las ventas y las constantes pérdidas operativas, el CCM Canadá tomó la difícil decisión a principios de este año de cerrar las diez tiendas propiedad del CCM Canadá, junto con su almacén y su oficina central, a mediados de 2020. Ocho tiendas de Villages operadas por juntas locales continuarán operando en Canadá. Mientras tanto, Ten Thousand Villages en los Estados Unidos continúa reposicionándose dentro de un mercado competitivo para las ventas físicas, buscando fortalecer las ventas en línea y desarrollar espacios de ventas distintivos de “fabricante-a-mercado” que conectan a las personas consumidoras con las artesanas y sus historias. Independientemente de lo que depare el futuro para el CCM y Ten Thousand Villages, el CCM puede enorgullecerse de haber sido pionero en un movimiento global dedicado a garantizar que las personas productoras sean tratadas y compensadas de manera justa.

En las afueras de Vientiane, Laos, en el pueblo de Nakhoun Noy, Mon Sipasert (derecha) trabaja con sus hijos Som Nuk Sinnachack (izquierda) y Bounthanom Sipasert en esta foto de 1997. Esta familia fabricó pesebres para Ten Thousand Villages. (Foto del CCM/Mark Beach)

Allison Enns es coordinadora de seguridad alimentaria y medios de vida del CCM, con sede en Winnipeg.


Keahey, Jennifer, Mary Littrell, and Douglas Murray. “Business with a Mission: The Ongoing Role of Ten Thousand Villages within the Fair Trade Movement.” In A Table of Sharing: Mennonite Central Committee and the Expanding Networks of Mennonite ldentity. Ed. Alain Epp Weaver, 265-283. Telford, PA: Cascadia Publishing House, 2011.

Littrell, Mary and Marsha Dickson. Artisans and Fair Trade: Crafting Development. Sterling, VA: Kumarian Press, 2010.

Raynolds, Laura T. and Elizabeth A. Bennett. Eds. Handbook of Research on Fair Trade. Cheltenham, UK: Edward Elgar Publishing, 2015.

Cambios en la autoconciencia de las personas colonas dentro del trabajo de Vecinos Indígenas del CCM Canadá

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Comenzando con su papel en el reasentamiento de Menonitas en Canadá, el CCM siempre se ha entrelazado, incluso cuando no se ha reconocido, con la vida de los pueblos indígenas. Además del trabajo con coaliciones ecuménicas, el primer compromiso directo e intencional del CCM con una comunidad indígena en Canadá probablemente se produjo en la ciudad sureña inuit de Cartwright, Labrador en 1960, que luego se expandió, a principios de los setenta, al norte de los inuit y finalmente a las comunidades innu. Después del establecimiento del programa Native Concerns (ahora Vecinos Indígenas) del CCM Canada en 1974, el compromiso del CCM con las comunidades indígenas de todo el norte se expandió, con una asignación de servicio del CCM fusionándose en la comunidad Kwakiutl de Tsulquate en la Columbia Británica. Pronto, el inicio del programa de Huertas de Verano del CCM en 1978 comenzó a exponer a jóvenes Menonitas a comunidades indígenas variadas, con todas las complejidades de cultivar las relaciones en un entorno poco familiar y estropeado por la fragilidad del colonialismo.

En su historia del CCM en Canadá, Esther Epp-Tiessen identifica varios aprendizajes que surgieron durante las décadas del programa del CCM que involucra a las comunidades indígenas en el país. Epp-Tiessen observa que las personas trabajadoras del CCM entablaron relaciones con una actitud de escucha y aprendizaje durante este período inicial de exploración de proyectos de servicio y desarrollo comunitario en contextos indígenas. Esta postura de escucha y aprendizaje llevó al CCM a abogar por la justicia para las naciones indígenas a través de coaliciones ecuménicas canadienses como el Proyecto Norte y al ayudar a la formación del Grupo de Trabajo lntereclesial sobre Desarrollo Hidroeléctrico del Norte.

El servicio de las personas colonas canadienses podría tomar la forma de prescribir lo que los pueblos indígenas necesitaban de acuerdo con la agenda del CCM, en lugar de priorizar las agendas de las naciones indígenas marginadas.

A mediados y finales de los años ochenta, a medida que las personas trabajadoras del CCM en las comunidades indígenas comenzaron a desarrollar amistades duraderas y tomar algunos riesgos en solidaridad, la asociación y el aumento de la responsabilidad local comenzaron a convertirse en puntos de medidas para el involucramiento local.” ¿Cómo podría el CCM estar al lado de las personas a las que servía de tal manera que las personas y no el CCM asumieran el liderazgo; respetando la herencia e identidad de las personas a las que servía?” preguntó Betty Pries (61). Algunos miembros del personal del CCM comenzaron a hablar de dos constituyentes del CCM: sus constituyentes Menonitas tradicionales y sus asociados indígenas con quienes las personas trabajadoras del CCM habían establecidos relaciones y cuyas necesidades, argumentaba el personal del CCM, deberían dar forma al programa del CCM en contextos indígenas e impulsar al CCM hacia la incidencia. La década de 1980 fue testigo de varios ejemplos de personal del CCM escuchando y respondiendo al consejo de asociados indígenas, que incluyen: la negativa de la trabajadora del CCM Dorothy Milis a cumplir con las políticas del Departamento de Servicios Sociales en Davis Inlet en 1984; solidaridad con el pueblo innu en su lucha contra los vuelos militares de bajo nivel cerca de Goose Bay; participación en la campaña Lubicon Cree contra las compañías de petróleo y gas; y, en menor medida, el compromiso con la ocupación del parque Anicinabe en Kenora en 1974 y Kanehsatake (Oka) en 1990.

Durante la siguiente década, el CCM comenzó a confrontar más las complejidades de su modelo de asignar personas trabajadoras de servicio, incluyendo el paternalismo inherente a algunos enfoques de desarrollo y participación del CCM. En el nivel más básico, el servicio de las personas colonas canadienses podría prescribir lo que los pueblos indígenas necesitaban de acuerdo con la agenda del CCM, en lugar de priorizar las agendas de las naciones indígenas marginadas. Una evaluación del programa de Huertos de Verano del CCM, por ejemplo, indicó que el programa fomentó relaciones significativas, pero no habían más huertos que cuando comenzó el programa, lo que sugiere una falta de apropiación indígena. La teología del servicio del CCM, afirma Epp-Tiessen, siempre ha corrido el riesgo de paternalismo, citando el análisis del ético Menonita Ted Koontz sobre el potencial paternalismo del servicio: “Tenemos; la gente tiene necesidad; les damos lo que necesitan. De una manera profunda, los patrones de nuestro pensamiento pueden contribuir a la sensación de desempoderamiento que buscamos superar” (208). Enfrentar el potencial paternalismo del servicio ha presionado a las personas trabajadoras del CCM a preguntar si se podría articular una visión del servicio del CCM que no se centre en lo que nosotros y nosotras (las personas colonas canadienses) hacemos para ayudarles (Primeras Naciones indígenas).

El trabajo del programa Vecinos Indígenas del CCM alentó a las personas Anabautistas canadienses a reconocer su posición dentro de la sociedad de colonos dominante más amplia y a reconocer colectivamente su poder y privilegio, así como reconocer los pecados de un pasado colonial y un presente colonial que continua.

A medida que creció la conciencia de los modos de servicio potencialmente paternalistas, el enfoque del CCM en Canadá durante las últimas dos décadas con respecto a los asuntos indígenas ha cambiado hacia adentro. El trabajo del programa Vecinos Indígenas del CCM alentó a las personas Anabautistas canadienses a reconocer su posición dentro de la sociedad de colonos dominante más amplia y a reconocer colectivamente su poder y privilegio, así como reconocer los pecados de un pasado colonial y un presente colonial que continua. Esta no era una idea nueva para el CCM. Las personas amigas y asociadas indígenas habían estado alentando a Menonitas durante varias décadas a reflexionar sobre su lugar como colonos en Canadá. En 1975, un Informe de Kenora realizado por la erudita Meti Emma LaRoque encargado por el CCM para ayudarse “a obtener una perspectiva teológicamente válida sobre la opresión de las minorías”, indicó que “la Iglesia Menonita debe aceptar el poder y la impotencia”.

Sin embargo, el CCM en general fue lento para internalizar una comprensión
crítica de la opresión racializada y cómo las personas Menonitas de origen europeo en Canadá participaron en dicha opresión racializada. Haciendo hincapié en la importancia del trabajo interno, las personas coordinadoras del programa de Vecinos Indígenas del CCM Harley y Sue Eagle enfatizaron la construcción misma de relaciones como construcción de paz. En la década de 1990 y la primera parte de este siglo, el aprendizaje y aceptación de nuestra propia complicidad en la historia colonial y la sanidad de la ruptura dentro de una sociedad canadiense más amplia, incluyendo la comunidad Ana bautista en Canadá, llegaron a entenderse como esenciales-y una parte inherente de—-construir relaciones auténticas entre personas colonas Menonitas canadienses y pueblos indígenas.

Para estimular a las personas Menonitas a reflexionar sobre los legados coloniales
en Canadá, el CCM promovió el uso del Ejercicio de las Mantas de Kairos, una herramienta interactiva diseñada por la iniciativa ecuménica de Kairos, de la cual el CCM formó parte. Durante los años de la Comisión de Verdad y Reconciliación del gobierno canadiense, el CCM presionó al pueblo Menonita para que reconociera y abordara la participación de Menonitas en el sistema escolar residencial indio, incluso en el Hogar Infantil de Timber Bay en Montreal Lake, Saskatchewan. Los 94 Llamados a la Acción de la Comisión imploraron a la iglesia que repudiara la Doctrina del Descubrimiento, que ya se había convertido en otro énfasis para las conversaciones del CCM con sus constituyentes anabautistas, incluyendo la forma en que los supuestos detrás de la doctrina continúan manifestándose en nuestra teología, estructuras legales e interacciones inconscientes. El CCM también se involucró cada vez más en lugares donde los intereses de las comunidades Ana bautistas se enfrentaron a las indígenas, como el Tracto Haldiman en Seis Naciones del Gran Río en Ontario y la dislocación de tierras de Chippewayan Young en Saskatchewan documentada en la película Reserve 107.

Tricia Monague realizó un baile tradicional con un vestido de cascabeles en los escalones del Parliament Hill luego de un ejercicio masivo de las mantas allí. (Foto del CCM/ Alison Ralph)

El trabajo de Vecinos Indígenas del CCM se encuentra hoy en una encrucijada significativa. El CCM es más consciente de los peligros del paternalismo y tiene un compromiso reforzado de incidencia con los pueblos indígenas. Al mismo tiempo, el CCM tiene acceso a menos estructuras denominacionales u organizativas formales que permitan fomentar las relaciones entre el CCM y las Primeras Naciones indígenas como nunca antes. La historia del CCM de colocar personas trabajadoras en comunidades indígenas es en gran parte una cosa del pasado. El CCM continúa colaborando con las comunidades indígenas cuando es posible, particularmente en el norte de Ontario. Sin embargo, muchas de las conexiones actuales del CCM con individuos e instituciones indígenas, así como con constituyentes no indígenas apasionados por la justicia indígena, se desarrollaron con el tiempo a través de la colocación de personas trabajadoras del CCM en comunidades indígenas. Neil Funk unrau, al reflexionar sobre la interacción Anabautista con la Nación Cree de Lubicon, sugiere que la respuesta distintivamente anabautista a la injusticia contra las naciones indígenas en Canadá ha consistido no solo en aparecer esporádicamente cuando se están levantando barricadas, sino en una disposición a estar presente a largo plazo en la comunidad para la “tarea lenta y frustrante de construir relaciones de persona a persona” (con la disposición a estar presente dando legitimidad a la respuesta del CCM).

El CCM tiene ahora considerablemente menos oportunidades para enviar a las personas fuera de sus zonas de confort a transformarse mutuamente por las complejidades de la construcción de relaciones. Por lo tanto, necesitamos creatividad para determinar de nuevo cómo fomentar oportunidades para una relación auténtica más allá de la interacción ocasional. La incidencia que responde a los Llamados Indígenas para respetar los tratados y derechos indígenas es una respuesta importante, aunque debemos ser conscientes de la necesidad de relaciones auténticas para hacer una buena incidencia. Las colaboraciones ecuménicas han sido una parte importante del pasado del CCM y podrían tener algunas oportunidades de relación en el futuro. El desafío clave sigue siendo cómo catalizar aún más a las personas colonas Ana bautistas en Canadá como pueblo para interactuar con las vecinas y vecinos indígenas con quienes compartimos esta tierra.

Kerry Saner Harvey es coordinadora de Vecinos Indígenas del CCM Manitoba.


Epp-Tiessen, Esther. Mennonite Central Committee in Ganada: A History. Winnipeg: CMU Press, 2013.

“History of Aboriginal-Mennonite Relations Symposium.” Journal of Mennonite Studies. 19 (2001).

Pries, Betty, ed. Seawindrock: The History of MCC in Newfoundland and Labrador 1954-1993. Winnipeg: Mennonite Central Committee Ganada, 1993.

Reserve 107: Reconciliation on the Prairies. Film. Disponible en: https://www.reserve107thefilm.com/.

CCM y pueblos indígenas en los Estados Unidos: evaluando el pasado, visualizando el futuro

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En este artículo, la coordinadora del Círculo de Visión Indígena del MCC Central States, Erica Littlewolf, reflexiona sobre el pasado, presente y futuro del trabajo del CCM con los pueblos indígenas.

¿Cómo ha cambiado el trabajo del CCM con los pueblos indígenas en los Estados Unidos? (y en Turtle Island en términos más generales) ¿cambió a lo largo de las décadas? ¿Qué se ha mantenido constante, si es que hay algo?

Sueño que el CCM hará un viaje conjunto con los pueblos indígenas en relaciones mutuas y que fomentar las relaciones correctas será el corazón de este trabajo. Sueño que el CCM reconocería a los pueblos indígenas en los Estados Unidos como soberanos, como si estuvieran trabajando con pueblos de otro país.

Escuché por primera vez del CCM mientras trabajaba en el programa de Summer Service del CCM EE.UU. durante cuatro meses (2000-2004) en mi comunidad de origen. Luego comencé a trabajar con el CCM en 2007 con la Unidad de Servicio de la Nación Oglala Lakota ubicada en Porcupine, Dakota del Sur, en la reserva indígena de Pine Ridge. En ese momento, el CCM otorgó pequeñas subvenciones comunitarias a organizaciones locales que realizaban trabajos de descolonización, al tiempo que abordaban las necesidades humanitarias en la comunidad tales como brindar leña para mantener a las personas calientes durante los meses de invierno. En 2009, después de un largo proceso de discernimiento entre la comunidad de Pine Ridge y CCM, decidimos que retiraríamos la unidad de la reserva y comenzaríamos el Círculo de Visión Indígena. Visualizamos el trabajo moviéndose desde el nivel micro, sirviendo a una comunidad, al nivel macro, analizando los problemas sistémicos. La comunidad nos alentó a utilizar los recursos y redes a las que el CCM tiene acceso, como las oficinas del CCM en Washington, D.C. y en las Naciones Unidas en Nueva York.

Creo que el CCM está comenzando a ver que el cambio tiene que suceder sistemáticamente en lugar de ver las cosas como el “problema indio” que debe solucionarse con servicios sociales. Este cambio ha estado ocurriendo gradualmente durante muchos años-podemos participar en este cambio continuo. Todas las personas son necesarias y cuanto más creativas podamos ser, mejor.

¿Qué lecciones ha aprendido el CCM de su trabajo con las naciones indígenas? ¿Cuáles han sido los principales éxitos y fracasos?

Creo que queda por verse lo que el CCM ha aprendido de su trabajo con las naciones indígenas. Creo que cuando el CCM realmente haya cambiado, las personas trabajadoras del CCM se verán a sí mismas como beneficiarias de sabiduría y relación, no solo como parte de una organización que da. Será más una cuestión de “¿Cómo ha cambiado el CCM debido a este trabajo?” lo que significa que han implementado sus aprendizajes y no solo han hablado de haber aprendido cosas.

También creo que cada interacción y relación que el CCM ha tenido, tiene actualmente o tendrá en el futuro con los pueblos indígenas es una oportunidad para que el CCM aprenda y cambie. Si un intercambio es bueno o malo en el momento es irrelevante-más importante es la reflexión sobre acciones pasadas en aras de mejorar las relaciones en el futuro.

El ejercicio de las mantas para ilustrar la Pérdida de Turtle lsland, dirigido por Erica Littlewolf (cheyene del norte) y Karin Kaufman Wall, personal del MCC Central States, fue uno de los eventos que se llevaron a cabo el primer día del tour de aprendizaje Nativo Americano del CCM para ayudar a las personas participantes a comprender la pérdida de tierras y derechos nativos en los EE.UU. (Foto del CCM/Brenda Burkholder)

¿Cuál es su visión de cómo el CCM trabajará con los pueblos indígenas en el futuro?

Mi visión de cómo el CCM trabajará con los pueblos indígenas en el futuro es relacional. Sueño que el CCM hará un viaje conjunto con los pueblos indígenas en relaciones mutuas y que fomentar las relaciones correctas será el corazón de este trabajo. Sueño que el CCM reconocería a los pueblos indígenas en los Estados Unidos como soberanos, como si estuvieran trabajando con pueblos de otro país. Sueño con que el CCM pueda ver el daño de la Doctrina del Descubrimiento, al tiempo que aprovecha la oportunidad que tenemos actualmente de trabajar para lograr el cambio. Mi esperanza es que el CCM pueda recibir liderazgo de los pueblos indígenas, ceder poder y control y ver qué puede surgir de una nueva forma de hacer las cosas. Sueño que podemos mirar más allá de los planes de uno o dos años y pensar en las siete generaciones en todo lo que hacemos, que nuestras acciones pueden ser audaces, dar vida y dar paso a la vida de los que están por venir.

Erica Littlewolf es la coordinadora del programa del Círculo de Visión Indígena con MCC Central States.


Theme issue on “Overcoming the Doctrine of Discovery.” lntersections: MCC Theory and Practice Quarterly. 6/1 (Winter 2018). Disponible en: https://mcc.org/media/resources/7621.

CCM como incubadora de nuevos enfoques para la ayuda, desarrollo y pa

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El CCM ha crecido de manera espectacular durante el siglo pasado. Según medidas típicas­alcance geográfico, tamaño del presupuesto operativo, número de personas voluntarias, personal y organizaciones asociadas-el CCM ahora es impresionantemente grande. Estas medidas, sin embargo, subestiman significativamente el alcance e impacto del CCM durante cien años, porque el CCM también ha sembrado o dado origen a un sorprendente número de organizaciones independientes. Muchas de estas continúan prosperando y se han desarrollado de maneras interesantes e imprevistas que, sin embargo, se alinean ampliamente con la misión del CCM. Por lo tanto, diría que un recuento adecuado de la historia del CCM requiere la inclusión de las historias de numerosas instituciones que ya no llevan el nombre de CCM.

Un recuento adecuado de la historia del CCM requiere la inclusión de las historias de numerosas instituciones que ya no llevan el nombre de CCM.

Este argumento puede parecer bastante obvio cuando se observan las tendencias en el programa global del CCM. En las últimas décadas, el CCM se ha desplazado hacia un enfoque de asociación que se centra en desarrollar la capacidad de las organizaciones locales de base. En países como Bangladesh, por ejemplo, al menos una docena de proyectos de creación de empleo del CCM se han convertido en nuevas empresas que todavía están en funcionamiento. Mientras tanto, en la mayoría de los contextos donde opera, el CCM ha pasado gradualmente de iniciar e implementar proyectos hacia el acompañamiento de una amplia gama de asociaciones locales, incluyendo iglesias, agencias relacionadas con la iglesia y organizaciones comunitarias.

La historia del CCM en Canadá y EE. UU. incluye numerosos ejemplos de iniciativas que se independizaron o se diferenciaron del CCM. Ten Thousand Villages es uno de los ejemplos más conocidos de una iniciativa que comenzó dentro del CCM (primero como SELFHELP Crafts of the World) que desarrolló su propia identidad distintiva.

Más allá de Villages, una amplia gama de organizaciones incorporadas por separado han surgido de los programas, proyectos o departamentos del CCM en todo Canadá y EE. UU. Se pueden encontrar de costa a costa, desde More Than a Roof, una organización sin fines de lucro que aborda las necesidades de vivienda en la Columbia Británica, al Prairie View Mental Health Center en Kansas, a MTS Travel en Pennsylvania, a la Tire Recycling Atlantic Canada Corporation en Nuevo Brunswick. Se podrían nombrar muchas más organizaciones independientes que tuvieron sus inicios dentro del CCM. En estas organizaciones distintivas, uno puede detectar un patrón: el CCM prueba y sienta las bases para que una buena idea arraigue, y luego la suelta para que su impacto pueda crecer.

¿Qué generó la cultura organizativa enriquecedora, de colaboración y emprendedora del CCM, y qué le permitirá continuar?

Para profundizar un poco más en el contexto canadiense, el CCM es ampliamente reconocido por instigar dos innovaciones sociales que han eclipsado el programa del CCM en Canadá-el sistema de patrocinio privado para personas refugiadas y el movimiento contemporáneo de justicia restaurativa. En ambos casos, el CCM apoyó el surgimiento de un grupo de organizaciones complementarias para brindar servicios que satisfagan las necesidades de comunidades particulares. Para las personas refugiadas, estas organizaciones complementarias incluyeron el Centro para Recién Llegados de Calgary,
el Centro Menonita de Edmonton para Recién Llegados, el Lugar de Reunión Global en Saskatoon y la Coalición Menonita para el Apoyo a los Refugiados en Kitchener-Waterloo. Para las Víctimas y Ofensores, tales organizaciones complementarias incluyeron Iniciativas de Justicia Comunitaria en Kitchener-Waterloo, Iniciativas para Comunidades Justas y Servicios de Mediación en Winnipeg y Servicios de Mediación Comunitaria de Saskatoon. El CCM también ayudó a establecer redes más amplias como la Asociación de Titulares de Acuerdos de Patrocinio de Refugiados Canadiense y el Consejo de la Iglesia sobre Justicia y Correcciones para compartir las mejores prácticas y ampliar los mensajes de incidencia. De hecho, la incidencia siempre ha sido una búsqueda de colaboración para el CCM: la influencia continua en las políticas públicas de organizaciones como KAIROS: Iniciativas de Justicia Ecuménica Canadiense o Proyecto Ploughshares, el Instituto de Investigación de Paz del Consejo Canadiense de Iglesias, no sería posible si no fuera por el apoyo crucial provisto por el CCM en sus etapas formativas.

Podría analizar extensamente muchos ejemplos adicionales, incluyendo el Banco de Granos Canadiense, que no es solo un ejemplo de un antiguo programa que floreció
una vez dada su independencia, sino que es una de las asociaciones ecuménicas más importantes del CCM en Canadá. También se debe tener en cuenta que, mientras desempeñaba un papel menos directo, el CCM figuró de manera prominente en las historias de nacimiento de varias organizaciones Anabautistas-Menonitas binacionales importantes que se han centrado en elementos específicos de la misión general del CCM, incluyendo los Asociados Menonitas de Desarrollo Económico y los Equipos Cristianos de Paz.

Stezen Mudenda (el cuidador del KMTC, Centro de Capacitación Kulima Mbobumi, en Zimbabue) está utilizando mantillo, una de las prácticas de la agricultura de conservación, para conservar la humedad en el suelo. (Foto del CCM/Matthew Sawatzky)

Las preguntas que me plantea este notable árbol genealógico son: ¿qué generó la cultura organizativa enriquecedora, de colaboración y emprendedora del CCM, y qué le permitirá continuar? Un número creciente de programas de incubadoras en Canadá y EE.UU. apoyan a empresas sociales emergentes y organizaciones sin fines de lucro, sin embargo, el CCM ha funcionado como una incubadora de una manera no estructurada y receptiva durante gran parte de su historia. De hecho, creo que “incubadora” es una descripción adecuada de una sola palabra para el CCM, que nos señala una dimensión crucial y poco apreciada de la historia del CCM. Además de servir como incubadora de organizaciones, el CCM ha sido una incubadora de asociaciones, líderes institucionales y, quizás lo más importante, discípulos y discípulas.

Paul Heidebrecht es director del Centro Kindred Credit Union para el avance de la paz en el Conrad Grebel University College.


Canadian Foodgrains Bank. https://foodgrainsbank.ca

Christian Peacemaker Teams. https://www.cpt.org

Mennonite Disaster Service. https://mds.mennonite.net

Mennonite Economic Development Associates (MEDA). https://www.meda.org

Iniciativas de cuidado de la creación y sostenibilidad del CCM a lo largo de las décadas

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La preocupación por el medio ambiente y el respeto por la creación de Dios han sido parte del enfoque del CCM en su trabajo desde 1920. A lo largo de las décadas, la conciencia del CCM sobre el ritmo acelerado de la degradación ambiental, las resoluciones tomadas por las denominaciones Anabautistas y las historias de las organizaciones asociadas sobre los impactos de la crisis climática en sus comunidades han estimulado esfuerzos para hacer posible que las comunidades se adapten al cambio climático y lograr el compromiso de los constituyentes a modificar sus estilos de vida para reducir los impactos ambientales nocivos y ampliar los esfuerzos de incidencia.

Personas agricultoras en Koti, Burkina Faso, se reúnen para compartir actualizaciones con el personal del CCM/ODE y mostrar su cosecha de vegetales durante la estación seca. La organización asociada del CCM, ODE, ha creado un espacio de huerto donde 100 personas agricultoras, 50 hombres y 50 mujeres, cultivan vegetales durante la temporada seca. Los huertos se mantienen utilizando agua de cuatro pozos, con planes de expandirse a ocho pozos. (Foto del CCM/James Souder)

Programa: Durante muchas décadas, el CCM ha cuidado activamente la creación al promover la reforestación y conservación del suelo en su programación de agricultura
y seguridad alimentaria. A partir de 1994, el CCM también comenzó a incorporar sistemáticamente el cuidado de la creación y la responsabilidad ambiental en la planificación y evaluación del programa. Este enfoque se formalizó en 1999 cuando
la junta del CCM adoptó una política de administración ambiental y planificación de programas que articulaba las expectativas básicas para su programa internacional. Esto incluyó la evaluación del impacto ambiental de proyectos, la identificación de problemas ambientales prioritarios nacionales y regionales y la realización de evaluaciones de programas que examinaron cómo se incluyeron las consideraciones ambientales en la planificación. Se desarrolló una Guía Ambiental para la planificación de programas con el fin de brindar orientación sobre cómo poner en práctica las políticas de mayordomía ambiental del CCM en todo el programa del CCM.

En marzo de 2010, el CCM adoptó un conjunto de principios operativos, o valores centrales, que configuran el programa y operaciones del CCM. Esto incluía un compromiso de actuar de manera sostenible. “Llamado a vivir de manera simple y ser mayordomo de la creación de Dios, el CCM busca actuar de manera que promueva la sostenibilidad ambiental, social y económica”, la junta binacional del CCM proclamó. Como parte de cumplir con este compromiso de actuar de manera sostenible, el personal del programa del CCM revisó y aprobó una herramienta de evaluación ambiental para usar en la planificación, monitoreo y evaluación de sus programas de ayuda, desarrollo y construcción de paz.

El enfoque inicial de los esfuerzos de cuidado de la creación y sostenibilidad ambiental del CCM en proyectos de reforestación y conservación del suelo se ha expandido en los últimos años a otras actividades para ayudar a las comunidades a adaptarse a los riesgos relacionados con la crisis climática, incluyendo acceso al agua potable y redes de respaldo estacionales, introducción de cultivos y razas de ganado, apoyo a la diversificación de los medios de vida, promoción de construcción de casas resistentes a los peligros y ayuda a las comunidades a prepararse para los desastres.

Compromiso público: El compromiso del CCM con las personas Ana bautistas en EE. UU. y Canadá en el cuidado de la creación y sostenibilidad ambiental comenzó con la puesta en marcha en 1976 del libro de cocina More-with-Less, con el objetivo de ayudar a las personas cristianas a comer mejor y consumir menos de los recursos alimentarios del mundo. En 1982, el CCM estableció una Oficina de Educación Global en su sede de Akron, Pensilvania. Si bien las responsabilidades educativas de este puesto finalmente se fusionaron con otros departamentos, el objetivo de la oficina era educar a pastores y congregaciones en los EE. UU. y Canadá sobre cómo sus estilos de vida afectaban la tierra y estaban vinculados a nivel mundial.

El CCM sigue comprometido a ayudar a las comunidades a adaptarse a los impactos de los climas que cambian rápidamente, a llamar a las personas Anabautistas y a otros en Canadá y EE. UU. a reducir los impactos ambientales dañinos de sus estilos de vida y abogar por políticas que promuevan la sostenibilidad ambientalty.

En 1989, las Juntas Generales de la Iglesia Menonita y la Iglesia Menonita de la Conferencia General adoptó una declaración, “Mayordomía de la tierra-Resolución sobre Asuntos del Medio Ambiente y Fe” que llamó al CCM en EE.UU. y Canadá a “buscar instrucciones políticas de los diversos cuerpos de la iglesia Menonita para promover la mayordomía de la creación”. Como respuesta, los miembros de la junta del CCM incluyeron el cuidado de la creación como una de sus tres principales prioridades en la reunión anual del CCM de ese año y pidieron al personal que continuara abordando las preocupaciones ambientales desde una perspectiva bíblica. En respuesta a este llamado de las iglesias Menonitas y de la junta del CCM, el personal desarrolló una variedad de recursos en la década de 1990 para individuos, familias e iglesias relacionadas con la atención de la creación, incluyendo:

  • Earthkeepers, un estudio de 1991 para individuos e iglesias que vinculaba la ecoteología con cuestiones de militarismo, guerra y sistemas económicos;
  • la serie Trek de tres partes, publicada entre 1996 y 2004, con reflexiones y sugerencias para que individuos y familias vivieran de manera simple y con conciencia de su huella ecológica; y
  • el WaterWorks Toolkit, un plan de estudios para iglesias que destacó la conservación del agua, publicado en 2004.

Varios CCM también emprendieron iniciativas de participación pública en el cuidado de la creación. El CCM Ontario empleó una persona coordinadora de cuidado de la creación de 2006 a 2011 que se centró en alentar a las escuelas e iglesias Anabautistas a explorar su impacto en la creación e instalar paneles solares como parte de una iniciativa de energía verde. El CCM Saskatchewan comenzó una iniciativa de blog y taller llamada “No Waste Wednesdays” en 201 O que se extendió hasta 2013, enfocada en alentar a los constituyentes y al público a adoptar conductas y éticas responsables con el medio ambiente. Más recientemente, en 2016, el CCM EE.UU. se asoció con Eastern Mennonite University y Goshen College para establecer el Centro de Soluciones Climáticas Sostenibles para movilizar a las personas Ana bautistas en torno a la mitigación e incidencia del cambio climático. En 2018, el Centro realizó una gira de oradores dirigida a iglesias, universidades y organizaciones Anabautistas que contó con tres miembros del personal y asociados internacionales del CCM que compartieron sobre los impactos del cambio climático en sus comunidades.

Incidencia: Los esfuerzos de incidencia del CCM relacionados con el cambio climático
y sostenibilidad han sido guiados por la programación del CCM y conectados a su participación pública. A partir de la década de 1970, la oficina del CCM en Washington fue uno de los primeros miembros del Grupo de Trabajo de Ecología y Energía Comunitaria del Personal lnterreligioso de Washington. En la década de 1990, la Oficina de Washington centró los esfuerzos de incidencia en promover estándares de eficiencia de combustible, uso sostenible de tierras públicas y una política de energía que abordara el cambio climático. En 2001, la Oficina de Washington lanzó su Guía para el Medio Ambiente, que proporcionaba reflexiones bíblicas y pasos de acción para las personas Anabautistas preocupadas y otros. La educación de constituyentes incluyó el seminario de primavera de 2003 centrado en la incidencia para el cuidado de la creación. En los últimos diez años, en respuesta a los efectos del cambio climático y la degradación ambiental en las comunidades en las que trabajan las organizaciones asociadas del CCM, la Oficina de Washington ha continuado su trabajo de incidencia ambiental con un fuerte enfoque en el cambio climático, asistencia internacional para la adaptación y financiación adecuada y fuertes salvaguardas para el Fondo Verde para el Clima. Además, la incidencia se ha centrado en los impactos ambientales de las cercas y muros que se están construyendo a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.

Ntate Marou Lenkoe, un agricultor en Makilenyaneng, Lesoto, se encuentra en uno de los cultivos que plantó utilizando los métodos agrícolas de conservación que aprendió como participante en el taller “Farming God’s Way” . Growing Nations, una organización asociada del CCM, organiza talleres para enseñar métodos de cultivo con un enfoque bíblico basado en el cuidado de la creación para ayudar a contrarrestar los efectos del cambio climático y redución de las precipitaciones. (Foto/Barry Mann)

El compromiso del CCM con el cuidado de la creación y la sostenibilidad ambiental no es nuevo. Si bien el enfoque del CCM ha cambiado a lo largo de las décadas en respuesta a la creciente conciencia de la degradación ambiental y las voces de las organizaciones asociadas afectadas por la crisis climática, el CCM sigue comprometido a ayudar a las comunidades a adaptarse a los impactos de los climas que cambian rápidamente, a llamar a las personas Anabautistas y a otros en Canadá y Estados Unidos a reducir los impactos ambientales dañinos de sus estilos de vida y abogar por políticas que promuevan la sostenibilidad ambiental.

Meara Kwee es la coordinadora de protección del CCM, con sede en Akron, Pennsylvania.


Jantzi, Jeanne Zimmerly. Parent Trek: Nurturing Creativity and Care in our Children. Scottdale, PA: Herald Press, 2001.

Longacre, Doris Janzen. More­with-Less Cookbook. Scottdale, PA: Herald Press, 1976.

Meyer, Art and Jocele Meyer. Earthkeepers: Environmental Perspectives on Hunger, Poverty, & lnjustice. Scottdale: PA: Herald Press, 1991.

Moyer, Joanne. Earth Trek: Celebrating and Sustaining God’s Creation. Scottdale, PA: Herald Press, 2004.

Schrock-Shenk, Dave. Ed. Basic Trek: Venture into a World of Enough. Scottdale, PA:
Herald Press, 2002.

Vida simple, teología de paz y libros de cocina de la comunidad mundial del CCM

[Articulos individuales de la edicion de Intersecciones de Primavera 2020 se publican en este blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]

Hace una década, cuando el CCM cumplió noventa años, tuve la oportunidad de reflexionar sobre la importancia de los libros de cocina del CCM dentro de la historia institucional del CCM y el impacto de esos libros de cocina en todo tipo de comunidades en todo el mundo. Me sorprendió lo profundo a que me llevó mi reflexión y qué tanto de mi identidad como cristiana está relacionada con la trilogía de los libros de cocina de la comunidad mundial: More-with-Less Cookbook, Extending the Table y Simply in Season.

Doris Janzen Longacre y su hija Cara Sue Longacre preparando un plato en un seminario en 1976. El libro de cocina de Janzen Longacre, More-with-Less, se publicó por primera vez en 1976, popular por recetas simples y nutritivas y su énfasis en compartir recursos y elegir vivir con menos. (Foto del CCM/ Ernie Klassen)

Mi análisis y aprecio por estos libros de cocina comienzan con el ensayo de 2005 de Matthew Bailey-Dick sobre “La cocina de todos los creyentes”, en el que argumentó que no hemos podido apreciar cómo las colecciones de recetas son más que artefactos culturales, históricos o sociológicos, sino que también pueden ser recursos útiles para la reflexión teológica. Algunas personas Menonitas en Estados Unidos y Canadá podemos ser pésimas anabautistas-podemos centrarnos tanto en cómo los libros de cocina tienen tradiciones étnicas culinarias particulares que no nos damos cuenta de que incluso un libro de cocina puede “ser testigo del Evangelio” y servir como “un compañero de misión para la obra de Dios en el mundo”. Bailey-Dick continúa identificando al menos ocho formas diferentes en que los libros de cocina Menonitas en Canadá y Estados Unidos comunican las fuerzas que dan forma a nuestra fe: la vida simple, globalización de las personas Menonitas, recordar el pasado, patrones de migración Menonita, roles de género, historia anabautista, aculturación y cooperación intermenonita.

Cuando se trata de los libros de cocina de la comunidad mundial, podría tratar cada uno de estos temas por separado. La idea misma de “más con menos” tiene sus raíces en la crisis alimentaria mundial y las expresiones de la vida simple de la década de 1970. Como organización, el CCM ha contribuido a la experiencia colectiva de globalización de las personas Menonitas, moldeó los patrones de migración Menonitas, sirvió como base organizativa para la justicia de género y figuramos prominentemente en el siglo pasado de la historia Ana bautista mientras hemos trabajado para integrar quiénes han sido las personas Menonitas y en quiénes nos estamos convirtiendo. En este artículo, sin embargo, prefiero mezclar estos temas en una especie de cóctel de fiesta sobre la teología de la paz. Es decir, cuando miro esta trilogía de libros de cocina, veo que todos estos temas contribuyen a una conversación más amplia sobre cómo vivimos como Menonitas anabautistas que buscan practicar y predicar el evangelio de la paz en la aldea global de un planeta que gime.

Algunas palabras sobre lo que quiero decir con “teología de la paz” están en orden. La teología de la paz es un enfoque para interpretar las escrituras cristianas, articular una cosmovisión religiosa y proclamar una forma de fe cristiana que se manifieste en un compromiso de renunciar a la violencia y seguir a Jesucristo, el Príncipe de Paz. La teología de la paz no es solo una cosa, ni tampoco hay solo una forma de teología de la paz Menonita. En 1989, por ejemplo, el CCM patrocinó un proyecto colaborativo de su Comité de Paz y Grupo de Trabajo de Teología Ecuménica de la Paz para describir los diversos tipos de pensamiento Menonita sobre la paz y explicar sus fundamentos teológicos. Con el objetivo de “buscar un consenso sobre una perspectiva que sería útil para el CCM”, como se esforzó por “articular [su] perspectiva en contextos ecuménicos/entre iglesias”, el proyecto produjo la modesta publicación impresa, Teología Menonita de la Paz: Un Panorama de Tipos, publicado por la Oficina de Paz del CCM en 1991. En 2005, el CCM inició otra ronda de este proyecto original, que culminó en una conferencia y libro titulado At Peace and Unafraid: Public Order, Security, and the Wisdom of the Cross. Al igual que el panorama anterior, esta conversación buscó resolver preguntas difíciles sobre la vida cristiana diaria y sobre qué sistemas ayudan a crear y mantener comunidades pacíficas. El equipo del proyecto propuso siete “líneas continuas de investigación”, la primera de las cuales fue un llamado para obtener más evidencia empírica: “Podríamos proponer otro proyecto que combine los métodos populares de Doris Janzen Longacre y los métodos académicos de Gene Sharp para reunir más ejemplos de “mejores prácticas” no violentas que contribuyen a la seguridad humana”. Menciono todo esto porque considero que Doris Janzen Longacre, editora y compiladora del libro original More-with-Less y su volumen complementario sobre la vida simple, Living More with Less, es una de las contribuyentes a la teología Menonita de la paz en el siglo XX menos elogiada.

En la década de 1970 el CCM estaba desafiando a sus constituyentes a comer y vivir de manera más simple al disminuir los presupuestos de alimentos del hogar en un diez por ciento. Este llamado a la acción provino del reconocimiento de que los patrones de consumo excesivo en Canadá y Estados Unidos estaban alimentando la injusticia global.

Si bien su capacitación formal fue dietética, el enfoque de Longacre en su trabajo en la Oficina de Asuntos de Alimentación y Hambre del CCM también fue pastoral. En la década de 1970, el CCM estaba desafiando a sus constituyentes a comer y vivir de manera más simple al disminuir los presupuestos de alimentos del hogar en un diez por ciento. Este llamado a la acción provino del reconocimiento de que los patrones de consumo excesivo en Canadá y Estados Unidos estaban alimentando la injusticia global. Longacre se enfrentó a la “sagrada frustración” de querer recortar pero no saber por dónde comenzar, y en ese enfrentamiento surgió un descubrimiento: es posible que desperdiciar, comer y gastar menos realmente nos dé más. En las páginas iniciales de More-with-Less Longacre describe a los Menonitas (blancos) en EE.UU. y Canadá como buenos cocineros que se preocupan por el hambre del mundo, convirtiendo hábilmente un lugar social en uno teológico y ético: “Estamos buscando formas de vivir de manera más simple y alegre, formas que surjan de nuestra tradición pero que se formen a partir de la fe viva y las demandas de nuestro mundo hambriento”. La seguridad alimentaria y la soberanía alimentaria son cuestiones que la teología de la paz debe abordar. El evangelio cristiano, encontrado a través de los libros de Cocina de la Comunidad Mundial, es un mensaje de bienestar encontrado a través de la interdependencia.

A través de More-with-Less y Living More with Less, Longacre identificó formas de saber, ser y hacer que nos ayudan a ver y hacer conexiones entre nuestras vidas, las comunidades de todo el mundo, el mundo natural que necesita tanto nuestro respeto y ternura y el llamado de Dios a la justicia y a las vidas no conformadas que también son vidas de libertad. More-with-Less invita a aquellas personas en el Norte global que son ricas a mirar hacia adentro y hacer preguntas como: “¿Cómo puede mi comunidad redimensionar su huella ecológica para que podamos vivir más libremente?”. En Extending the Table, mientras tanto, volvemos nuestra mirada hacia el mundo, pero con una nueva conciencia de que el mundo de Dios está lleno de recursos. El hecho de que las personas ricas dan a las pobres no es justicia. Se hace justicia cuando las personas ricas y las pobres comparten lo que tienen entre sí. Finalmente, Simply in Season reúne lo externo y lo interno porque la invitación a comer local y estacionalmente se trata de obtener una mejor comprensión de los ritmos y estaciones de los lugares donde vivimos y las complejidades del sistema alimentario global en los lugares donde compramos. De hecho, la coeditora de Simply in Season Cathleen Hockman-Wert nos insta a pensar en comer y comprar comida como disciplinas espirituales porque el primer regalo de Dios para todas las criaturas de la Tierra es la comida y no todas las comidas son moralmente neutrales. Cada vez que recurro a este trío de libros de cocina, algo que hago semanalmente como parte de mi propia práctica espiritual de preparar comidas para mi familia y amistades, estoy muy agradecida de estar despierta y viva ante los desafíos de vivir más con menos.

Malinda Elizabeth Berry es profesora asociada de teología y ética en el Seminario Bíblico Menonita Anabautista en Elkhart, Indiana.


Bailey-Dick, Matthew. “The Kitchenhood of all Believers: A Journey into the Discourse of Mennonite Cookbooks.” Mennonite Quarterly Review. 79/2 (April 2005): 153-1 78.

Burkholder, John Richard and Barbara Nelson Gingerich. Mennonite Peace Theology: A Panorama of Types. Akron, PA: MCC Peace Office, 1991. Disponible en: https://uwaterloo.ca/grebel/sites/ca.grebel/files/uploads/files/Panorama-of-Types.pdf.

Friesen, Duane K. and Gerald W. Schlabach. Eds. At Peace and Unafraid: Public Order, Security and the Wisdom of the Cross. Scottdale, PA: Herald Press, 2005.

Longacre, Doris Janzen. Living More with Less. 30th anniversary edition. Scottdale, PA, 2010. More-with-Less Cookbook. Scottdale, PA: Herald Press, 2000.

Hockman-Wert, Cathleen. “Preaching the Good News with Our Mouths Full.” Vision: A Journal far Church and Theology. 9/1 (Spring 2008): 69-75.

Lind, Mary Beth and Cathleen Hockman-Wert. Simply in Season. Scottdale, PA: Herald Press, 2005. Schlabach, Joetta Handrich. Extending the Table: A World Community Cookbook. Scottdale, PA: Herald Press, 1991.

Evaluando la evolución del trabajo de desarrollo del CCM: reflexiones del personal del CCM

[Articulos individuales de la edicion de Intersecciones de Primavera 2020 se publican en este blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]

La mayoría de las personas trabajadoras del CCM de Canadá y EE.UU. en los programas globales del CCM generalmente han servido por períodos de uno, tres y, a veces, cinco años. Mientras tanto, un número relativamente pequeño ha continuado en servicio durante más de cinco años. Los programas del CCM han experimentado un flujo continuo de personal. En medio de estas interrupciones cíclicas, el “personal nacional” del CCM (personal del CCM que sirve dentro de sus propios países, como una mujer india que supervisa el programa educativo del CCM India o un hombre boliviano que dirige el programa de desarrollo rural del CCM Bolivia) han brindado una estabilidad vital indispensable, profundidad de conocimiento contextual y amplia experiencia a los programas del CCM. En este artículo, el personal del CCM de Bangladesh, Bolivia, Haití, India, República Democrática Popular Lao (Laos) y Nigeria, que en conjunto tiene más de 150 años de experiencia con el CCM, reflexionan sobre los cambios dentro del programa del CCM, desafíos enfrentados, éxitos celebrados y lecciones aprendidas del trabajo de desarrollo del CCM realizado en nombre de Cristo.

Bangladesh

El programa del CCM en Bangladesh comenzó en 1970 como un esfuerzo de ayuda para responder a las necesidades de las víctimas de desastres naturales. El CCM respondió a inundaciones, ciclones y mareas gigantescas con dinero, materiales y personal. Con el paso del tiempo, esta respuesta de ayuda se convirtió en actividades de desarrollo agrícola y económico. Los esfuerzos de desarrollo se centraron en dos iniciativas principales: educar a las personas agricultoras pobres sobre cómo aumentar la producción de cultivos y empoderar a las mujeres desfavorecidas para ganarse la vida para mantener a sus familias.

El CCM realizó su investigación agrícola en los años setenta y ochenta en colaboración con institutos de investigación de Bangladesh. Sus publicaciones anuales de investigación fueron muy valoradas por investigadores(as) nacionales.

El programa agrícola del CCM introdujo verduras de invierno y soja (un nuevo cultivo) en su área operativa. El CCM introdujo estos cultivos para aumentar los ingresos de las familias de las personas agricultoras y ayudar a aliviar la desnutrición generalizada entre la población rural. Los cultivos introducidos por el CCM continuaron siendo cultivados por la personas agricultoras mucho después de que el CCM dejó de trabajar en el área, proveyendo ingresos para sus familias y alimentos. Casi todos los cultivos producidos por personas agricultoras en Bangladesh se cultivan con la intención de vender algunos o todos por dinero en efectivo. En muchos casos, las personas agricultoras venden toda su cosecha para pagar deudas y luego vuelven a comprar su comida de esa misma cosecha vendiendo su trabajo. En el caso de Bangladesh, el enfoque del CCM en la agricultura fue muy apropiado.

El CCM llevó a cabo su investigación agrícola en colaboración con los institutos de investigación agrícola del país. Las publicaciones de investigación anuales del CCM fueron muy valoradas por investigadores(as) nacionales. Desde principios de los años setenta hasta los ochenta, las instituciones agrícolas de Bangladesh no contaban con personal adecuado, ya que el nuevo país carecía del personal y recursos financieros necesarios para satisfacer las necesidades de las personas agricultoras y sector agrícola en general. Se utilizaron recursos gubernamentales limitados principalmente para impulsar la producción de arroz y trigo. El trabajo del CCM con la investigación y extensión de cultivos de vegetales y soja fue muy apreciada por investigadores(a) agrícolas y extensionistas gubernamentales por igual.

Las mujeres desfavorecidas se definieron como aquellas que fueron abandonadas, divorciadas o viudas y que, en la mayoría de los casos, tenían hijas e hijos que criar. En una sociedad conservadora, el empleo normal fuera del hogar no era una opción viable para estas mujeres. Por lo tanto, el programa se centró en crear empleos donde estas mujeres pudieran trabajar desde sus propios hogares o en áreas enclaustradas no muy lejos de sus hogares.

El programa de creación de empleo del CCM Bangladesh ayudó a crear Aarong, una tienda departamental ahora exitosa en todo el país creada para vender productos hechos principalmente por mujeres desfavorecidas. El programa de creación de empleo también generó otras iniciativas comerciales, incluyendo Saidpur Enterprises, Jute Works y Prokritee. Estas empresas de comercio justo ahora son independientes del CCM y siguen creando empleos para mujeres desfavorecidas y aportando cientos de miles de dólares para sus familias.

El programa de creación de empleo el CCM Bangladesh generó otras iniciativas comerciales, incluyendo Saidpur Enterprises, Jute Works y Prokritee. Estas empresas de comercio justo ahora son independientes del CCM y siguen creando empleos para mujeres desfavorecidas y aportando cientos de miles de dólares para sus familias.

En sus primeros años de participación en Bangladesh, el CCM trabajó a través de otras organizaciones privadas de desarrollo voluntario (PVDO por sus siglas en ingés) y con diferentes agencias gubernamentales para implementar sus programas de ayuda y desarrollo. Sin embargo, hacia mediados de los setenta, el CCM comenzó a implementar directamente programas de agricultura y creación de empleo. Durante este período, que duró hasta después de 2000, el CCM colocó personal altamente calificado para realizar investigaciones sobre la producción agrícola y creación de empleo. Estos investigadores e investigadoras trabajaron a nivel de base para encontrar soluciones a los problemas en estos sectores.

Durante este tiempo, el CCM adoptó el enfoque de que el personal nacional de Bangladesh no debería hacer de su trabajo con el CCM una carrera profesional, sino que debería salir del CCM después de unos años. Este sesgo, junto con una política de personal expatriado de tres años en el programa, condujo a una memoria institucional a corto plazo que a su vez causó algunas debilidades innatas en la organización. Una de estas debilidades fue la falta de liderazgo continuo debido a operar con personal puramente voluntario. Los cambios en el liderazgo cada tres o cinco años causaron que el programa sufriera. Una organización grande como el CCM Bangladesh se habría beneficiado enormemente de un liderazgo a largo plazo para proporcionar estabilidad, dirección constante y moral mejorada.

De 1972 a 2000, el voluntariado expatriado fue el pilar de las actividades de investigación y extensión tanto en la creación de empleo como en la agricultura para el CCM Bangladesh. Después de 2000, la metodología del CCM cambió drásticamente de “programación directa” a trabajar a través de “organizaciones asociadas”. Este enfoque tenía la desventaja de que eliminaba al CCM del contacto directo con las personas a las que intentaba ayudar. Tampoco tuvo mucho éxito al colocar a personas trabajadoras expatriadas con organizaciones asociadas para realizar actividades de investigación o extensión, ya que las organizaciones asociadas elegidas carecían de los recursos para: 1) invertir en investigación y desarrollo de nuevos enfoques tecnológicos y 2) trabajar con departamentos gubernamentales para emplear a personas expatriadas. A pesar de estas desventajas, este cambio en la metodología hacia la asociación se volvió más atractivo a medida que Bangladesh desarrolló su propia gente calificada que creó y abasteció de personal las organizaciones Bangladeshís y el gobierno se volvió cada vez más reacio en permitir a personas expatriadas servir en el país como personal de desarrollo o ayuda humanitaria.

Independientemente de los muchos cambios en el programa a lo largo de los años, los esfuerzos del CCM en Bangladesh siempre se han centrado en las personas pobres, desfavorecidas y necesitadas de ayuda. Su preocupación siempre ha sido por aquellas personas que se sienten impotentes para progresar por su cuenta, dándoles las herramientas que necesitan para salir de la pobreza hacia una existencia sostenible.

Derek D’Silva trabajó con el CCM Bangladesh en múltiples puestos desde 1974 hasta 2011, más recientemente como director del CCM Bangladesh.


India

El Comité Central Menonita en India ha cambiado significativamente a lo largo de las décadas. Mi vida también ha cambiado a través de mi asociación con el CCM. Después de recibir asistencia a través del programa de Formación Profesional del CCM cuando era joven, me uní al personal del CCM India, donde he servido durante más de 39 años. Este servicio ha sido un gran honor-un viaje de amor, cuidado, esperanza, fortaleza y fe firme en el amor de Dios.

Nuestros patrones de trabajo han cambiado y también el entorno de la oficina. Hoy tenemos muchos más aparatos electrónicos en comparación con nuestras viejas máquinas de escribir. Si bien hoy casi siempre tenemos electricidad, en el pasado trabajamos en medio de cortes de energía durante varias horas al día.

Más de 300 instituciones indias recibieron aceite de canola, leche en polvo, jabón, pollo enlatado y trigo a través de estas distribuciones del CCM, brindando atención esencial para muchas personas menores en las escuelas y adultas mayores en hogares de ancianos.

El trabajo del CCM en Calcuta es bien conocido por residentes, especialmente debido a los elementos de recursos humanitarios que el CCM distribuyó durante muchos años a escuelas, orfanatos y hogares de ancianos. Más de 300 instituciones indias recibieron aceite de canola, leche en polvo, jabón, pollo enlatado y trigo a través de estas distribuciones del CCM, brindando atención esencial para muchas personas menores en las escuelas y adultas mayores en hogares de ancianos.

El cierre del programa de distribución en la década de 1990 trajo mucha ansiedad. El CCM comenzó a centrarse más en el trabajo de desarrollo y, por lo tanto, no quería que sus instituciones asociadas se volvieran dependientes del CCM, sino que miraran más allá de las distribuciones. El CCM les alentó a desarrollar propuestas para actividades de generación de ingresos. Sin embargo, esto no siempre funcionó como se esperaba. Por ejemplo, la misión de las Hermanas de la Caridad, misión de la Madre Teresa, con la que el CCM trabajó, es alimentar a las personas pobres y hambrientas. No tienen los medios para comenzar un programa de generación de ingresos. Más bien están llamadas a prestar servicio y, hasta la fecha, siguen ocupándose de personas menores huérfanas, personas con discapacidad mental, indigentes y moribundas.

Nuestro programa educativo ahora está más centrado en el acceso a una educación de calidad que simplemente en el acceso, pero aún en India el simple acceso a la educación, es una necesidad urgente. El patrocinio educativo individual que el CCM India solía operar tenía un toque personal y fomentaba las relaciones entre patrocinadores y menores. Cada año, cada estudiante enviaba saludos navideños con una carta y una tarjeta, que disfrutaba haciendo. Esta relación de uno a uno entre estudiante y patrocinador se perdió con el cambio de enfoque hacia el fortalecimiento de las escuelas como instituciones. En la oficina de Kolkata todavía mantenemos contacto con estudiantes. El hecho de que un(a) estudiante obtenga un trabajo después de años de dificultades estudiando y capacitándose, trae satisfacción y alegría a nuestro trabajo y el cambio que vemos en la familia más tarde es notable. El CCM India ha transformado muchas vidas y traído sonrisas a estudiantes y sus familias. La compasión y el amor han marcado la diferencia en las vidas individuales.

El CCM se destaca entre otras agencias de financiación porque respeta a cada agencia asociada con la que trabajamos. Nos preocupamos por las personas y escuchamos e implementamos nuestro trabajo de manera justa. Confiamos en el buen trabajo de nuestras organizaciones asociadas. Trabajamos como organizaciones asociadas y no les hacemos sentir que una es la donante y las otras son las receptoras. Sí, también necesitamos hacer nuestro trabajo, por lo que somos transparentes desde el comienzo del proyecto con las organizaciones asociadas, miembros de su junta y participantes sobre nuestras expectativas. También compartimos con nuestras organizaciones asociadas sobre el trabajo del CCM y quién apoya al CCM.

El CCM lleva a cabo su misión sin predicar la palabra de Dios. Más bien,
nuestro personal vive la Palabra de Dios, que se puede ver a través de su actitud, comportamiento, respeto mutuo, compasión, trato justo y amor. Es por eso que muchas de las personas con las que nos encontramos quieren unirse al personal del CCM o quieren hacerse Menonitas. Oro para que esta misión continúe trayendo fe en Cristo.

Achinta Das (izquierda) y Ayesha Kader como personal del CCM presentan una comedieta, junto con sus familias, celebraron la Navidad de 2017 en la oficina del CCM en Kolkata, India. (Foto del CCM/ Colin Vandenberg)

En nuestra oficina, siempre decimos: “Esta es la obra de Dios y Él seguramente nos guiará”. El CCM es muy afortunado de haber trabajado con personas temerosas de Dios como la Madre Teresa, el difunto hermano T.V. Mathews, la difunta hermana Florence, el Dr. Johnny Oommen y muchas otras que han servido y continúan sirviendo con compasión, amor y esperanza. Estos asoociados y líderes espirituales son nuestra fortaleza y nos ayudan a ser agradecidos, amables, humildes y serviciales en momentos de necesidad.

El CCM sigue siendo un gran apoyo para las personas pobres y marginadas y trabaja arduamente para satisfacer las necesidades de las personas. El CCM es conocido por su simplicidad, justicia, actitud de escucha y compromiso para desarrollar la capacidad de las personas pobres. ¡Dios bendiga al CCM!

Ayesha Kader es coordinadora del sector educativo para el CCM India. Ha trabajado con el CCM durante cuatro décadas.


Bolivia

He trabajado con el CCM Bolivia desde 1995, primero como promotor técnico y más recientemente como coordinador de programas rurales. En estos roles, he llevado a cabo evaluaciones de los programas de desarrollo del CCM. Estas evaluaciones han revelado que las fortalezas del trabajo del CCM son: su énfasis en las conexiones, relaciones interpersonales y amistades. Las comunidades bolivianas han reconocido el compromiso y dedicación mostrados por las personas trabajadoras del CCM durante todo el proceso de implementación de los proyectos. Desde el principio hasta el final de sus períodos de servicio, se les recuerda a las personas trabajadoras del CCM la importancia de acompañar a las comunidades marginadas, a las iglesias y a las organizaciones comunitarias con las que trabajan. Las relaciones que las personas trabajadoras del CCM construyen con las personas bolivianas continúan incluso después de que el personal del CCM regresa a sus países de origen.

La implementación directa ha dado paso en la última década o dos al acompañamiento de organizaciones asociadas.

A lo largo de mi tiempo con el CCM, hemos trabajado constantemente para mejorar la seguridad alimentaria y acceso a instalaciones de agua potable y saneamiento y para minimizar el riesgo de violencia que enfrentan las comunidades vulnerables. Incluso en medio de este enfoque constante, sin embargo, uno puede notar cambios. Por ejemplo, en el pasado, el CCM implementó sus propios proyectos en comunidades rurales y urbanas, con un enfoque en la ciudad y provincias del departamento de Santa Cruz. La implementación directa ha dado paso en la última década o dos al acompañamiento de organizaciones asociadas. Un cambio relacionado durante las últimas dos décadas ha sido una reducción en el número de personas trabajadoras de servicio del CCM asignados a vivir dentro de comunidades rurales como parte del programa de desarrollo rural del CCM en Bolivia. El CCM continúa colocando personas trabajadoras, pero ahora se centra en apoyar y acompañar a las organizaciones asociadas, ya que esas organizaciones, en vez de personal del CCM, implementan proyectos de desarrollo rural en el este y oeste de Bolivia.

Patrocinio Garvizu (a la izquierda), Doug Beane y Cresencia García se reunieron con una familia local en Juan Ramos, una comunidad montañosa aislada en Bolivia, para clasificar los frijoles que acababan de cosechar. Edwin y Maricela Calderón, dos de los cuatro niños de la familia, ayudaron con la tarea. Garvizu y García, ambos miembros del personal nacional, trabajaron con miembros de la comunidad para establecer prioridades para proyectos relacionados con la agricultura. (Foto del CCM/Linda Shelly)

En el pasado, el CCM Bolivia centró su programa en el reasentamiento de familias de bajo alemán Menonitas, quechuas y aymaras que llegaron al este del país en busca de tierras para construir casas y cultivos. La migración actual sigue siendo un desafío para las comunidades rurales, ya que estas comunidades luchan por satisfacer las necesidades de agua y seguridad alimentaria. El CCM continúa caminando junto a las comunidades agrícolas, tanto indígenas nativas como Menonitas de bajo alemán, para apoyar la diversificación agrícola, la adaptación a los climas cambiantes y la colaboración y aprendizaje entre comunidades.

El CCM hablaba de proteger los recursos naturales y la importancia de los árboles desde que comenzó a trabajar en Haití, mucho antes de que otras ONG y organizaciones locales comenzaran a preocuparse por la erosión y deforestación en el país. Siempre ha tenido una visión a largo plazo para la sostenibilidad.

Las visitas de intercambio con otros programas del CCM han sido extremadamente valiosas para el personal del CCM Bolivia y nuestros asociados. Así, por ejemplo, una visita de intercambio con los programas del CCM en Bangladesh y América Central nos permitió compartir ideas sobre cómo apoyar y fortalecer a las organizaciones locales, cómo son los programas de agricultura de conservación eficaces, cómo planificar el trabajo de desarrollo agrícola de una manera que maximice la seguridad alimentaria y cómo acompañar a las comunidades rurales mientras enfrentan climas cambiantes.

Aunque los proyectos de desarrollo de ONG internacionales son bienvenidos en Bolivia, deberían ser parte de un plan de desarrollo promovido por el estado boliviano. Los proyectos del CCM, como el trabajo de otras ONG internacionales, son monitoreados más cuidadosamente hoy que antes por las autoridades gubernamentales. El CCM ha trabajado duro para cumplir con las expectativas del gobierno boliviano, mientras se mantiene constante en su compromiso de acompañar a las comunidades marginadas y se mantiene firme en su llamado a servir en nombre de Cristo.

Patrocinio Garvizu ha trabajado para el CCM en Bolivia durante veinticinco años, más recientemente como coordinador del programa rural del CCM Bolivia. Originario de una comunidad quechua en el oeste de Bolivia, ha vivido durante muchos años en el este de Bolivia con su esposa y sus dos hijos.


Haití

He visto muchas cosas en mis años con el CCM en Haití. La historia del CCM aquí es larga: es un legado de sesenta años de centrarse en las personas y desarrollar la capacidad local en Haití. Yo mismo soy un ejemplo de la inversión del CCM en el desarrollo sostenible a largo plazo a través de las personas. Cuando fui llamado a trabajar para el CCM cuando era joven, hace casi cuarenta años, no tenía idea de que esta sería mi vida. No podía imaginar todo lo que sucedería en el Valle de Artibonite de Haití a través del CCM.

Cuando pienso en el legado del CCM en Haití, pienso en los árboles verdes que cubren tantas montañas que solían ser desiertos áridos, arroyos que ahora corren nuevamente en los lechos de los ríos que habían estado secos durante décadas, aves que han regresado y rostros de las personas con quienes hemos trabajado para que esto suceda.

El trabajo del CCM en Haití siempre ha puesto un fuerte énfasis en construir organizaciones locales y equipar a la gente local. Esta ha sido siempre nuestra fortaleza. El CCM ha mantenido un enfoque en la construcción de la comunidad y la movilización de grupos de cooperación comunitaria llamados gwoupman en el kreyol haitiano. El CCM ha priorizado acompañar a las personas más vulnerables y ha trabajado para empoderar a las mujeres a través de sus programas. Ha generado respeto por los recursos naturales y el medio ambiente y siempre ha mantenido un enfoque en la paz, justicia y cambio a largo plazo.

El CCM hablaba de proteger los recursos naturales y la importancia de los árboles desde que comenzó a trabajar en Haití, mucho antes de que otras ONG y organizaciones locales comenzaran a preocuparse por la erosión y deforestación en el país. Siempre ha tenido una visión a largo plazo para la sostenibilidad. El trabajo del CCM es mejor cuando nos aferramos a esa visión empoderadora. Un compromiso con la sostenibilidad a largo plazo es la razón por la cual el CCM Haití siempre ha invertido en árboles. El CCM ayuda a las personas a aprender a cuidar sus propios recursos naturales, como el suelo, los árboles y las fuentes de agua, ayudándoles a comprender la necesidad de proteger estos recursos esenciales. Construir sobre lo que la gente tiene, en lugar de importar siempre soluciones desde el exterior-ese ha sido nuestro enfoque. Si no podemos proteger lo que tenemos, no podemos vivir bien o por mucho tiempo en Haití.

Los momentos más desafiantes para el CCM fueron durante los años de control militar después de los gobernantes Duvalier. Fue muy difícil para el CCM trabajar en estos años. Durante ese tiempo, hubo desafíos prácticos que nos impidieron hacer el trabajo, así como desafíos espirituales y psicológicos que resultan de vivir con miedo y represión. No pudimos plantar árboles ni organizar capacitaciones de conservación del suelo para ayudar a las personas a cultivar mejor. Pero lo más difícil fue que no pudimos celebrar reuniones o juntar a los miembros de la comunidad. No pudimos movilizarnos. No pudimos juntar nuestras manos para apoyarnos mutuamente. Esta fue la realidad durante los años militares. Hoy nos enfrentamos nuevamente con problemas políticos, los peores desde entonces. Este es siempre nuestro desafío en Haití, estar en el campo, haciendo el trabajo a pesar de los problemas políticos que nos rodean y la gente que quiere dividirnos y separarnos.

Jean Remy Azor trabajó con Jefte Saingelus, hijo de Joseph Saingelus (también miembro del personal del CCM Haití), para descargar bolsas de alimentos para ayuda después del terremoto de enero de 2010 que devastó partes de Haití. La foto fue tomada a fines de enero de 2010 en la oficina del CCM en Puerto Príncipe. (Foto del CCM/Ben Depp)

Cuando pienso en el legado del CCM en Haití, pienso en los árboles verdes que cubren tantas montañas que solían ser desiertos áridos, arroyos que ahora corren nuevamente en los lechos de los ríos que habían estado secos durante décadas, aves que han regresado y rostros de las personas con quienes hemos trabajado para que esto suceda. Hemos demostrado a las personas que un futuro sostenible y esperanzador es posible y es uno en el que vale la pena invertir. La gente ahora cree que los árboles pueden ser una fuente de ingresos y tienen suficiente valor para que las personas los compren y los planten con el poco dinero que tienen. Hay comunidades donde trabaja el CCM que ahora tienen sus propios viveros de árboles autosuficientes. Hemos creado un espíritu empresarial alrededor de los árboles, para que las personas ingresen al negocio de los árboles, para que inviertan en sus propias comunidades. El CCM ha creado un espíritu de esperanza que motiva a las personas a invertir en el futuro. Ahora ven la compra de árboles como algo importante porque los árboles tienen un valor económico y ambiental-las personas quieren invertir en árboles porque tienen esperanza y creen que tienen el poder de cambiar su futuro. No se puede poner precio a este cambio de mentalidad.

El personal y asociados del CCM, en la forma en que hacen su trabajo, su pasión por su trabajo y la forma en que viven sus valores a través del servicio, están realmente comprometidos con el servicio en nombre de Cristo. Tal servicio es el mayor éxito del CCM y es la semilla del desarrollo duradero plantado aquí en Haití.

Jean Remy Azor es director ejecutivo de la organizción asociada del CCM Haití, Konbit Peyizan. Trabajó anter iormente con el CCM Haití durante 37 años.


Nigeria

Al revisar la historia del CCM Nigeria, se pueden ver varios cambios programáticos. Por ejemplo, el compromiso principal del CCM durante sus primeros años en Nigeria implicó la colocación de docentes de Canadá y Estados Unidos en escuelas nigerianas como parte del Programa de Maestros en el Extranjero (TAP) del CCM. A medida que Nigeria comenzó a graduar a más docentes de universidades y colegios de enseñanza, el programa del CCM se expandió a una variedad de otros sectores, como desarrollo agrícola, extensión de atención médica, forestación y más. Las semillas de nuevas ideas fueron plantadas, algunas brotando, floreciendo y creciendo en robles y otras muriendo. Otros cambios en las últimas décadas incluyen:

  • una transición de involucrar principalmente a organizaciones nigerianas para las asignaciones de servicio de personas trabajadoras del CCM a también otorgar contribuciones financieras para apoyar las visiones de las organizaciones asociadas;
  • un cambio de ser las iglesias las organizaciones asociadas primarias o incluso exclusivas del CCM al desarrollo de asociaciones con organizaciones identificadas con otras religiones (en el caso de Nigeria, Islam);
  • un movimiento de la construcción de relaciones como el modo programático primario del CCM hacia la adopción de programación basada en resultados;
  • un cambio de liderazgo del programa del CCM proveniente exclusivamente de Canadá y Estados Unidos a personas nigerianas, tal como yo, capaz de asumir un papel de liderazgo en mi propio país, un cambio que valora la profundidad del conocimiento cultural y contextual que las personas nigerianas aportan al trabajo del CCM en Nigeria.

A pesar de los cambios en algunas áreas de las operaciones del CCM en Nigeria, algunas cosas se han mantenido constantes, tales como:

  • trabajar junto a organizaciones asociadas en relaciones de mutualidad;
  • estar presente para compartir las alegrías, sufrimientos y desafíos del pueblo nigeriano en las comunidades donde opera el CCM;
  • construir relaciones con iglesias y comunidades vulnerables;
  • valorar y conectarse con las personas nigerianas como personas hechas a imagen de Dios.

Matthew Tangbuin es representante del CCM Nigeria. Ha trabajado para el CCM durante 21 años.


Laos

Durante las cuatro décadas de su presencia en Laos, el CCM ha participado activamente en proyectos que van desde abordar el problema de los artefactos sin detonar (UXO por sus siglas en inglés), organizar la capacitación de docentes, proporcionar los suministros necesarios para la educación de niñas y niños e implementar complejos proyectos de desarrollo rural integrados destinados a mejorar la seguridad alimentaria, nutrición y saneamiento en aldeas remotas. A lo largo de estos variados proyectos, lo que se ha mantenido constante es un énfasis en la construcción de paz. Sin embargo, el enfoque de la construcción de paz del CCM ha cambiado a lo largo de los años, pasando de ayudar inicialmente a las personas agricultoras a enfrentar las muertes por las minibombas a ayudar, más recientemente, a resolver problemas de tierras y ofrecer capacitación en resolución de conflictos en comunidades rurales.

Lo que creo que caracteriza al CCM en su mejor momento, ha sido trabajar estrechamente con las personas de las aldeas, compartiendo sus triunfos y angustias, aprendiendo de ellas y presenciando una mejora lenta pero constante en sus vidas.

Al reflexionar sobre mis años con el CCM, lo que más se destaca, y lo que creo que caracteriza al CCM en su mejor momento, ha sido trabajar estrechamente con las personas de las aldeas, compartiendo sus triunfos y angustias, aprendiendo de ellas y presenciando una mejora lenta pero constante en sus vidas. Nuestra recompensa ha sido una sensación de satisfacción al ver una esperanza renovada, empoderamiento y gratitud en los ojos de aquellas personas a quienes ayudamos, como el niño cuya vista fue restaurada después de que una explosión de una minibomba lo lesionara y el CCM lo llevara de emergencia al hospital.

Si alguna vez hubo una necesidad desesperada en Laos, fue eliminar las minibombas (artefactos sin detonar) lanzadas por el ejército de EE.UU. a los campos agrícolas en el norte del país en el apogeo de la guerra liderada por EE.UU. en el vecino Vietnam. Los agricultores no pudieron cultivar sus coshechas de arroz debido a las bombas-o, cuando lo intentaron, muchos resultaron muertos y heridos. En 1975, en colaboración con el Comité de Servicio de Amigos Americanos (AFSC por sus siglas en inglés), el CCM inició esfuerzos para reducir el daño continuo causado por bombas y minibombas sin detonar. En el verdadero espíritu del CCM, el equipo del CCM trabajó directamente con los agricultores, suministrando palas, bueyes, arados y un tractor blindado para limpiar la tierra. Este método de despejar las minibombas, aunque tuvo un impacto positivo, fue ineficiente y, aparte de los tractores blindados, no siempre fue seguro.

Tengo innumerables recuerdos de ver a las personas aldeanas llevando a sus hijas e hijos con dolencias a ver al médico del CCM temprano en la mañana, antes de que se abriera el dispensario, agradecidas por el acceso a la atención médica.

A través de la incidencia y participación en las políticas públicas, el CCM buscó durante los siguientes veinte años crear conciencia sobre cómo las mimibombas sin detonar ponen a los agricultores de Laos y sus familias en riesgo diario. Luego, después de dos décadas de esfuerzo, el CCM se asoció con el Mines Advisory Group (MAG) del Reino Unido. ¡Solo en 1994, el CCM y MAG destruyeron más de 4,000 artefactos sin detonar!

En sus proyectos de salud y desarrollo rural integrado, el CCM ha utilizado el mismo enfoque efectivo de trabajar estrechamente con las personas aldeanas en distritos remotos de provincias como Huaphan, Phong Saly, Vientiane y Saysomboun. Trabajando con el liderazgo de las aldeas, determinamos y abordamos sus necesidades más apremiantes. Nuestro enfoque funcionó, ayudando a aliviar la pobreza y enfermedad. Tengo innumerables recuerdos de ver a las personas aldeanas llevando a sus hijas e hijos con dolencias a ver al médico del CCM temprano en la mañana, antes de que se abriera el dispensario, agradecidas por el acceso a la atención médica.

Tuvimos muchos desafíos. Viajar para visitar a familias pobres en aldeas remotas consumía mucho tiempo y era costoso. Para el despeje de las minibombas, el CCM y el gobierno de Laos carecían de experiencia técnica, por lo que la búsqueda de formas eficientes y seguras de eliminar las bombas llevó mucho tiempo. Crear conciencia sobre el problema de las minibombas tomó demasiado tiempo-fueron casi veinte años después de la guerra que el problema de las minibomba se hizo globalmente reconocido.

A lo largo de las décadas, el personal del CCM Laos ha aprendido el valor de trabajar estrechamente con las comunidades, desarrollar habilidades de construcción de paz comunitaria, colaborar amigablemente con organizaciones asociadas y diversas entidades gubernamentales (desde los consejos de las aldeas hasta los departamentos y ministerios del gobierno) y la centralidad del bienestar de quienes estamos aquí para ayudar. Cuando hemos tenido en cuenta estos principios, hemos tenido éxito en todos los esfuerzos que hemos emprendido.

Hien Phammachanh trabajó con el CCM Laos desde 1984 hasta 2010, más recientemente como ca-representante.


Klassen, George. The Rower Pump. Dhaka: MCC Bangladesh, 1979.