CCM y la Campaña del Jubileo 2000

[Articulos individuales de la edicion de Intersecciones de Primavera 2020 se publican en este blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]

Mientras trabajaba como personal de la oficina del CCM en Washington a fines de la década de 1990, entré en la oficina del senador Arlen Specter de Pensilvania para hablar sobre la Campaña Jubileo 2000. Este movimiento dinámico abogó por cancelar las deudas masivas que los países de bajos ingresos tenían con las naciones ricas e instituciones monetarias internacionales. Le pregunté al asistente del senador si había recibido cartas de Menonitas sobre el Jubileo 2000. Agitó su mano consternado y asintió vigorosamente con la cabeza diciendo: “Tenemos muchas cartas; no necesitamos más. ¡Estamos al tanto!”.

El personal del CCM en Bangladesh, de izquierda a derecha, Bita Barua (Coordinadora del sector de salud) y Jahangir Alam (Oficial de programas) y Mafizul Islam (Asesor de paz para Payra) en una capacitación de justicia restaurativa para el personal del CCM, asociados y organizaciones afiliadas, celebrada en septiembre 11-14, 2017, en un centro de conferencias en Dhaka, Bangladesh. (Foto del CCM/Dave Klassen)

Esta respuesta positiva fue un cambio notable. Cuando llegué a Washington con el CCM por primera vez en 1995, el Congreso se mostró hostil a cancelar estas deudas. Mis colegas de incidencia me dijeron:, “Podemos hablar con la Administración sobre esto. Podemos hablar con el Banco Mundial. ¡Pero no deje que el Congreso sepa que estamos promoviendo la cancelación de la deuda porque odian esta idea!”.

La Campaña del Jubileo 2000 cambió eso. La campaña se originó con un llamado
de la Conferencia de Iglesias de Toda África, que identificó el hito milenario que se aproximaba como una oportunidad para aplicar el año bíblico del Jubileo en el que las deudas son perdonadas y las personas reciben un nuevo comienzo en la vida. Su llamado fue asumido por Christian Aid y otros en el Reino Unido, por una coalición basada en las iglesias de los Estados Unidos llamada Jubilee 2000 USA que incluyó al CCM y, en última instancia, por unas 60 campañas en todo el mundo.

El Jubileo 2000 movilizó a personas de fe de una amplia gama de grupos religiosos participantes: la Iglesia Católica, las principales denominaciones protestantes, las iglesias de paz y las evangélicas, así como las organizaciones judías y musulmanas. Las encuestas indicaron que la idea de la cancelación de la deuda para los países pobres nunca fue popular entre la sociedad estadounidense en su conjunto-las iglesias y organizaciones religiosas abrazaron e impulsaron este esfuerzo.

La oficina de Washington del CCM movilizó a sus constituyentes Menonitas y formó parte del Comité Ejecutivo del Jubileo 2000. El CCM tuvo un impacto importante en los formuladores de políticas debido al tiempo y esfuerzo que dedicó a esta iniciativa ecuménica, pero aún más porque las personas anabautistas “en las bancas” optaron por alzar la voz en nombre de las vecinas y vecinos necesitados.

El tiempo relativamente corto que llevó aprobar la legislación de cancelación de deuda sorprendió a muchos en Washington. El senador Ted Kennedy le preguntó a un destacado activista del Jubileo cómo pudieron tener éxito en solo unos pocos años, señalando que generalmente esperaba un proceso de reforma de al menos diez años. El representante Spencer Bachus, en ese momento presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara y líder republicano que respaldaba la legislación, agradeció a los defensores del Jubileo 2000 por “darme la oportunidad de hacer el tipo de cosas por las que vine a Washington con la esperanza de lograr”.

Gracias a su trabajo [la incidencia en la cancelación de la deuda], Uganda ahora tiene clínicas médicas con personal médico y medicamentos que no existían antes y escuelas con docentes y libros de texto que no tenían antes. Hoy hay niñas y niños vivos por lo que han hecho.

–Charlotte Mwesígye, Jubílee 2000 Uganda

Uganda fue el primer país al que se le cancelaron sus deudas. Las iglesias ugandesas y la sociedad civil se unieron para garantizar que el dinero ahorrado por la cancelación de la deuda se dedicara a los esfuerzos de reducción de la pobreza. Crearon una red de monitores en toda Uganda a nivel de aldeas para asegurarse de que los presupuestos para la educación, atención médica y otros servicios sociales se incrementaran. En 2000, la coalición estadounidense Jubilee trajo a Charlotte Mwesigye, la coordinadora de Jubilee 2000 Uganda, a los EE. UU. para hablar con las iglesias de todo el país sobre su impacto. Ella dijo algo que nunca olvidaré: “Quiero que entiendan lo que ha logrado su trabajo”, nos dijo. “Gracias a su trabajo, Uganda ahora tiene clínicas médicas con personal médico y medicamentos que no existían antes y escuelas con docentes y libros de texto que no tenían antes. Hoy hay niñas y niños vivos por lo que han hecho”.

Ese logro pertenece a las personas Anabautistas en los EE. UU. cuyas cartas abrumaron la oficina del senador Specter y a las personas de fe atentas que se tomaron el tiempo para “hablar por la causa de las personas indigentes y por todas las necesitadas” (Prov. 31: 8-9). El Jubileo 2000 vio a muchas personas Ana bautistas en los Estados Unidos abordar a funcionarios públicos, algunas quizás por primera vez. Fue una demostración extraordinaria de que abogar por políticas públicas humanas puede salvar y transformar muchas vidas. Esa convicción continúa hoy entre las personas Anabautistas que abogan por políticas y acciones gubernamentales compasivas para poner fin a la pobreza mundial y de los EE. UU., presionar por la justicia racial, revisar un sistema de inmigración roto y proteger los derechos de las personas Soñadoras y los solicitantes de asilo. Durante este momento difícil en nuestra vida nacional en los Estados Unidos, la Campaña del Jubileo 2000 puede ser un recordatorio y un estímulo de que mucho es posible, aún queda mucho por hacer y aún se puede cosechar mucho fruto para la justicia y compasión en nuestra nación y el mundo.

Trabajadores del CCM (desde la izquierda) Russ Toevs de Whitewater, Kansas; Derek D’Silva de Sonapur, Bangladesh; Abdul Mannan y Khabirul Islam Khokon del distrito de Noakhali, Bangladesh; Paul Shires de Arroyo Grande, California; y Lee Brockmueller de Freeman, Dakota del Sur, en un campo de soya. (Foto del CCM/Russell Webster)

Martín Shupack es director de incidencia del Servicio Mundial de Iglesias. Trabajó con la oficina del CCM Washington, D.C. de 1995 a 2005.

MCC and the Jubilee 2000 Campaign

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[Individual articles from the Spring 2020 issue of Intersections will be posted on this blog each week. The full issue can be found on MCC’s website.]

While on staff at the MCC Washington Office in the late 1990s, I walked into the office of Senator Arlen Specter of Pennsylvania to talk about the Jubilee 2000 Campaign. This dynamic movement advocated for cancelling the massive debts that low-income countries owed to wealthy nations and international monetary institutions. I asked the aide to the Senator if he had received letters from Mennonites about Jubilee 2000. He waved his hand in dismay and vigorously nodded his head saying, “We have plenty of letters; don’t need any more letters. We’re on board!”

This positive response was a remarkable turn-about. When I first came to Washington with MCC in 1995, Congress was hostile to cancelling these debts. Fellow advocates told me, “We can talk to the Administration about this. We can talk to the World Bank. But don’t let Congress know that we’re promoting debt cancellation because they hate this idea!”

MCC staff in Bangladesh, from left, Bita Barua (Sector Coordinator-Health) and Jahangir Alam (Program Officer), and Mafizul Islam (Senior Peace Advisor for Payra) at a restorative justice training for MCC staff, partners and connected organizations, held September 11-14, 2017, at a conference center in Dhaka, Bangladesh. (MCC photo/Dave Klassen)

The Jubilee 2000 Campaign changed that. The Campaign originated with a call by the All-Africa Conference of Churches, which identified the approaching millennial landmark as an opportunity to apply the biblical year of the Jubilee in which debts are forgiven and people given a new start in life. Their challenge was taken up by Christian Aid and others in the United Kingdom, by a U.S. church-based coalition called Jubilee 2000 USA that included MCC and ultimately by some 60 country campaigns around the world. Jubilee 2000 mobilized people of faith from a wide range of participating religious groups: the Catholic Church, mainline Protestant denominations, peace churches and evangelicals, as well as Jewish and Muslim organizations. Polls indicated that the idea of debt cancellation for poor countries was never popular with U.S. society as a whole—churches and religious organizations embraced and drove this effort.

The MCC Washington Office mobilized its Mennonite constituents and served on the Jubilee 2000 Executive Committee. MCC had an important impact on policy makers because of the time and effort it dedicated to this ecumenical effort, but even more because Anabaptists “in the pews” chose to raise their voices on behalf of neighbors in need.

The relatively short time it took to pass debt cancellation legislation surprised many in Washington. Senator Ted Kennedy asked a prominent Jubilee campaigner how they were able to succeed in just a few years, noting that he usually expected at least a ten-year process for any reform effort. Rep. Spencer Bachus, at the time chair of the House Financial Services Committee and lead Republican backer of the legislation, thanked Jubilee 2000 advocates for “giving me the opportunity to do the kind of thing that I came to Washington hoping to accomplish.”

Because of your [advocacy for debt cancellation], Uganda now has medical clinics with doctors and medicines that didn’t exist before and schools with teachers and text books they didn’t have before. There are children alive today because of what you’ve done.

— Charlotte Mwesigye,
Jubilee 2000 Uganda

Uganda was the first country to have its debts cancelled. Ugandan churches and civil society united to make sure that the money saved from debt cancellation was dedicated to poverty reduction efforts. They created a network of monitors across Uganda at the village level to make sure that budgets for education, health care and other social services were actually increased. In 2000, the Jubilee U.S. coalition brought Charlotte Mwesigye, the coordinator of Jubilee 2000 Uganda, to the U.S. to talk to churches around the country about its impact. She said something I’ll never forget. “I want you to understand what your work has accomplished,” she told us. “Because of your work, Uganda now has medical clinics with doctors and medicines that didn’t exist before and schools with teachers and text books they didn’t have before. There are children alive today because of what you’ve done.”

That accomplishment belongs to Anabaptists in the U.S. whose letters overwhelmed Senator Specter’s office and to the caring people of faith who took time to “speak out for the cause of the destitute and for all those in need’ (Prov. 31:8,9). Jubilee 2000 saw many Anabaptists in the U.S. engage public officials, some perhaps for the first time. It was an extraordinary demonstration that advocating for humane public policies can save and transform many lives. That conviction carries on today among Anabaptists speaking out for compassionate government policies and action to end U.S. and global poverty, press for racial justice, overhaul a broken immigration system and protect the rights of Dreamers and asylum seekers. During this difficult time in our national life in the United States, the Jubilee 2000 Campaign can be a reminder and an encouragement that much is possible, much is yet to do and much fruit can yet be harvested for justice and compassion in our nation and world.

MCC workers (from left) Russ Toevs of Whitewater, Kansas; Derek D’Silva of Sonapur, Bangladesh; Abdul Mannan and Khabirul Islam Khokon of Noakhali district, Bangladesh; Paul Shires of Arroyo Grande, California; and Lee Brockmueller of Freeman, South Dakota, in a soybean field. (MCC Photo/Russell Webster)

Martin Shupack is director of advocacy for Church World Service. He worked with the MCC Washington, D.C., office from 1995 to 2005.