[Articulos individuales de la edicion de Intersecciones de Invierno 2020 se publican dos veces blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]
Durante la primera respuesta del CCM en el sur de Rusia (actual Ucrania) a principios de la década de 1920, el CCM trabajó con instituciones y comités Menonitas locales para brindar asistencia humanitaria urgente para responder a la hambruna. Si bien el panorama humanitario ha cambiado drásticamente desde el inicio del CCM, el CCM ha seguido aumentando las asociaciones con organizaciones locales, incluyendo iglesias locales, organizaciones religiosas y otras organizaciones de la sociedad civil para proporcionar asistencia humanitaria a las personas afectadas por conflictos y desastres. En las últimas décadas, los principios y estándares humanitarios han evolucionado significativamente para garantizar una mayor responsabilidad y garantizar los derechos de las comunidades afectadas por el desastre. La fortaleza del CCM para responder a las crisis humanitarias es su amplia red de organizaciones asociadas locales. El CCM brinda apoyo basado en solicitudes de organizaciones locales que están bien conectadas con sus contextos locales y tienen acceso a las comunidades afectadas. Debido a que estas organizaciones tienen relaciones duraderas en sus comunidades, pueden responder rápidamente a las necesidades de emergencia y ofrecer una asistencia que sea apropiada y responda a las necesidades actuales y que sea sensible a los desafíos contextuales.
La dependencia del CCM en las asociaciones locales también presenta desafíos, incluso en la capacidad de ampliar una respuesta, y puede causar tensiones con los principios y estándares humanitarios. Este artículo proporciona un resumen general de las normas humanitarias clave y énfasis más reciente en la localización de la asistencia humanitaria. Destaca ejemplos de la respuesta del CCM a varias emergencias y cómo las organizaciones asociadas locales mejoran la calidad y rendición de cuentas de la asistencia humanitaria, al tiempo que señala áreas de tensión y crecimiento.

La rendición de cuentas a las personas y comunidades afectadas por desastres se encuentra en el centro de la Norma Humanitaria Esencial (CHS por sus siglas en inglés) adoptada por las organizaciones internacionales no gubernamentales en 2015. Humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia son los principios clave que rigen la acción humanitaria. La CHS se basa en convenios humanitarios anteriores, códigos de conducta, principios y estándares desarrollados por la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja / Media Luna Roja (FICR), el proyecto Esfera y otras coaliciones humanitarias y organizaciones de estándares. La CHS describe nueve compromisos que se pueden agrupar en tres categorías generales: 1) acceso oportuno a la asistencia humanitaria de calidad que construya capacidades locales; 2) participación, comunicación y rendición de cuentas a las comunidades afectadas; y 3) un compromiso para aprender y desarrollar la capacidad y eficacia de los actores humanitarios. Los ejemplos y el debate a continuación muestran cómo el enfoque del CCM de asociarse con organizaciones locales interactúa con estos estándares.
En la Cumbre Humanitaria Mundial de 2017, los gobiernos, las organizaciones de ayuda internacional y las agencias de las Naciones Unidas se comprometieron a remodelar el sector humanitario, articulado en lo que se ha denominado los Compromisos del Gran Acuerdo. Uno de estos compromisos es aumentar el apoyo y financiación para las organizaciones locales y nacionales en la acción humanitaria, a menudo, denominada “agenda de localización”. El Secretario General de la ONU pidió que la asistencia humanitaria sea “lo más local posible e internacional como sea necesario”—esto incluye un llamado por recursos privados y gubernamentales para apoyar a las agencias locales, en lugar de depender de grandes agencias humanitarias internacionales, y para generar fondos multianuales que habiliten una mejor capacidad de respuesta. Estos compromisos se basan en el reconocimiento de que los actores locales de la sociedad civil, a menudo, son los primeros en responder a las crisis humanitarias y son una presencia continua en sus comunidades antes y después de estas crisis.
A veces, las solicitudes de las organizaciones asociadas pueden estar en desacuerdo con los estándares mínimos y los principios humanitarios. Las organizaciones locales, a menudo, enfrentan presiones políticas y sociales para responder a tantas comunidades y personas como sea posible, presiones que, de actuar conforme a ellas, pueden diluir la calidad de la asistencia.
El primer grupo de normas humanitarias se refiere a la importancia de proporcionar asistencia oportuna, de calidad y adecuada, incluyendo una asistencia que desarrolle la capacidad local y evite daños. La fortaleza de la respuesta de ayuda del CCM proviene de su amplia red de más de 500 asociaciones locales. Las organizaciones locales están más conectadas y responden a las necesidades de las personas afectadas en las comunidades a las que sirven. Debido a las asociaciones existentes del CCM en Siria, Irak, Líbano y Jordania, el CCM ha podido, durante la última década, facilitar su mayor respuesta a una crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial. Después del terremoto de Nepal en 2015, las organizaciones asociadas de desarrollo comunitario existentes pudieron identificar rápidamente las comunidades afectadas en áreas remotas e identificar y abordar las necesidades más urgentes, a pesar de los enormes desafíos de comunicación y logística. Durante el bombardeo de Gaza por parte del ejército israelí en 2014, el CCM fue una de las primeras organizaciones internacionales en responder a las necesidades inmediatas de alimentos y albergue de las personas afectadas. En países como Etiopía, Kenia y Zimbabue, el trabajo continuo en agricultura y seguridad alimentaria del CCM con comunidades vulnerables ha allanado el camino para que el CCM también responda durante las crisis de seguridad alimentaria. Las asociaciones existentes de desarrollo comunitario y construcción de paz del CCM le permiten responder rápidamente a las crisis humanitarias debido al programa preexistente que estas organizaciones asociadas tienen con grupos vulnerables.
Al mismo tiempo, el CCM ha enfrentado desafíos en algunas respuestas a desastres de gran escala porque el CCM no tenía organizaciones asociadas locales existentes, como cuando respondió al terremoto de Japón en 2011 y al tifón Haiyan en Filipinas en 2013. Después del tsunami del Océano Índico en 2014, el CCM trabajó para formar nuevas asociaciones en Banda Aceh, Indonesia y Sri Lanka. El CCM también se ha basado en asociaciones locales en India con otras ONG canadienses para brindar una respuesta a través de una agencia de varias iglesias en el sur de India.
En el caso del terremoto de Haití de 2010, el CCM tenía una amplia red de organizaciones asociaciones locales y recursos importantes para el programa. En el transcurso de la respuesta de siete años, el CCM realizó respuestas de seguridad alimentaria, albergue, agua y saneamiento y sanidad del trauma a través de asociaciones con organizaciones haitianas. La amplia red de organizaciones asociadas existentes y nuevas del CCM le permitió organizar una respuesta inmediata, significativa y multisectorial de ayuda y recuperación. Sin embargo, la evaluación final señaló que el CCM debería haberse involucrado con menos organizaciones asociadas y centrarse en menos sectores. En una respuesta a desastres a gran escala en la que el CCM recauda recursos significativos y tiene una amplia red de organizaciones asociadas con solicitudes urgentes, puede ser un desafío mantener enfocada la respuesta general del CCM.

La capacidad de proveer una asistencia oportuna y adecuada depende de si las organizaciones asociadas locales tienen una programación activa y relaciones sólidas en las áreas afectadas. Cuando las organizaciones asociadas locales tienen relaciones sólidas y activas con las comunidades afectadas, también es más probable que brinden asistencia de calidad y adecuada. La asistencia alimentaria es una de las solicitudes más comunes que el CCM recibe de las organizaciones asociadas locales. Estas organizaciones asociadas locales recomiendan asistencia alimentaria culturalmente apropiada y de calidad. Estas organizaciones asociadas locales del CCM también pueden ayudar a discernir la modalidad adecuada de la respuesta humanitaria (es decir, dinero, cupones o canastas de alimentos en especie). Cuando las canastas de alimentos se identifican como el mejor enfoque, las organizaciones asociadas locales están bien posicionadas para determinar la composición de la ración de alimentos. Luego, el CCM revisa las decisiones sobre el modo y el tipo de alimentos para garantizar que cumplan con los estándares mínimos de Esfera, incluyendo los estándares que tienen como objetivo garantizar que los hogares reciban la ración requerida para la dignidad y supervivencia. El CCM y sus organizaciones asociadas juntos evalúan qué forma deben tomar las iniciativas de asistencia humanitaria, las organizaciones asociadas aportan conocimiento local sobre lo que las comunidades nombran como las principales prioridades y sobre lo que entienden como apropiado, y el CCM evalúa tales solicitudes a través del lente de los estándares humanitarios globales.
A veces, las solicitudes de las organizaciones asociadas pueden estar en desacuerdo con los estándares mínimos y principios humanitarios. Las organizaciones locales, a menudo, enfrentan presiones políticas y sociales para responder a tantas comunidades y personas como sea posible, presiones que, de actuar conforme a ellas, pueden diluir la calidad de la asistencia. El CCM, a menudo, presiona a las organizaciones locales a enfocar sus respuestas para cumplir con los estándares humanitarios mínimos de un menor número de comunidades y hogares, en lugar de diluir la respuesta en demasiados receptores. Cuando se enfrentan a necesidades abrumadoras, el CCM y sus organizaciones asociadas deben mantener el principio general de humanidad, enfocándose en satisfacer las necesidades de las comunidades más afectadas según el estándar necesario.
El segundo grupo de principios de la CHS se relaciona con la participación, comunicación y rendición de cuentas. Las personas afectadas deben ayudar a dar forma a las respuestas humanitarias, dar retroalimentación y presentar quejas mientras esas respuestas están en marcha y contribuir a la evaluación de las respuestas humanitarias. El CCM ha trabajado con varias iglesias, organizaciones religiosas y otros grupos para establecer o fortalecer comités locales de desastres. Estos comités locales generalmente incluirán el liderazgo de la iglesia local junto con las requeridas habilidades, conocimiento y representación de la comunidad afectada. En el caso de la reciente respuesta del CCM a la crisis en la región de Kasai de la República Democrática del Congo, el CCM trabajó con tres denominaciones de iglesias anabautistas congoleñas para establecer comités de ayuda locales para desarrollar y supervisar la respuesta, una respuesta multifacética dirigida a las personas congoleñas desplazadas internamente que incluyó asistencia alimentaria, apoyo educativo, recuperación de medios de vida, sanidad del trauma y componentes de construcción de paz. El comité de ayuda local ofreció información sobre la forma de la respuesta, canalizando comentarios de líderes juveniles, comisión de mujeres de la iglesia, liderazgo de la iglesia y funcionarios del gobierno local.

Además de coordinar y brindar asistencia humanitaria, los comités de ayuda brindan un asesoramiento invaluable para identificar las necesidades prioritarias que la asistencia humanitaria buscará abordar y en seleccionar (o “focalizar”) los hogares prioritarios para recibir asistencia. En el caso de la respuesta de Kasai, los comités de ayuda local, con un fuerte acompañamiento del CCM, ayudaron a seleccionar las áreas geográficas en las que responderían, así como los hogares prioritarios para recibir asistencia. Sobre la base de los principios humanitarios de humanidad e imparcialidad, los comités seleccionaron hogares según las necesidades, centrándose en las personas más vulnerables, incluyendo los hogares con madres embarazadas o lactantes, niños y niñas no acompañados, personas con discapacidades y personas ancianas. La representación diversa en los comités de ayuda, y particularmente la participación de las mismas personas desplazadas, fortalece la rendición de cuentas y la focalización de la respuesta. Este modelo de comité de ayuda colabora a proteger a los líderes de la iglesia que pueden ser acusados de discriminación basada en la membresía o afiliación de la iglesia u otras características (por ejemplo, etnia o afiliación política). El CCM también ha trabajado duro para garantizar que haya una mejor representación de género en estos comités y ha trabajado para integrar el análisis de género en su respuesta humanitaria.
Además de supervisar la focalización de la respuesta, las organizaciones locales también solicitan retroalimentación y gestionan las quejas de las comunidades que reciben asistencia humanitaria. Su presencia en la comunidad significa que pueden recibir comentarios y quejas más directamente y son más accesibles que el personal de otras agencias externas. Una prioridad creciente para el CCM es ayudar a las organizaciones locales a establecer mecanismos formales de retroalimentación y presentación de quejas para aumentar la rendición de cuentas y la participación de la comunidad afectada, así como para prevenir la explotación y abuso sexual, el fraude y la corrupción. El CCM continúa desarrollando su capacidad para trabajar mejor al lado de las organizaciones asociadas locales para garantizar la participación de las personas afectadas en todo el proceso de diagnóstico, diseño, monitoreo y evaluación, como parte de un compromiso más amplio de que las respuestas humanitarias del CCM sean adaptativas y apropiadas.
El trabajo humanitario del CCM en las últimas décadas se ha basado cada vez más en asociaciones locales, y ahora el CCM trabaja casi exclusivamente con organizaciones asociadas locales en la respuesta a desastres.
La coordinación y colaboración también son fundamentales para este segundo grupo de principios de la CHS. Las organizaciones locales están conectadas con las comunidades, organizaciones y gobiernos donde operan y, a menudo, priorizan la coordinación con el gobierno local. Al mismo tiempo, las grandes organizaciones internacionales se coordinan a través del sistema de agrupación de la ONU que, a menudo, puede crear barreras para la participación de las organizaciones locales, incluyendo barreras de seguridad, idioma, sociales o culturales. Por ejemplo, en el caso del terremoto de Haití, las reuniones iniciales de coordinación de la ONU se llevaron a cabo en el complejo MINUSTAH (fuerza de paz de la ONU Haití), y las reuniones se llevaron a cabo en inglés o francés y no en criollo haitiano. Las reuniones, a menudo, estaban dominadas por representantes de las ONG internacionales del Norte Global de gran capacidad y no eran espacios accesibles para el personal de organizaciones locales más pequeñas. El CCM a veces representa a sus organizaciones asociadas locales dentro de estos mecanismos de coordinación de la ONU.
El último grupo de los tres principios de la CHS se relaciona con el aprendizaje organizacional, el desarrollo de capacidades y el uso efectivo de los recursos. En 2017, el CCM realizó una evaluación de su sistema de planificación, monitoreo y evaluación de programas. Los hallazgos y recomendaciones incluyeron la necesidad de que el CCM continúe aumentando la capacidad de las organizaciones asociadas y del personal del CCM en métodos de evaluación, diseño, monitoreo y evaluación, particularmente el uso de métodos de investigación de acción participativa. La encuesta de Keystone en 2013—una encuesta independiente de las organizaciones asociadas del CCM— descubrió que las organizaciones asociadas perciben que el CCM es una organización de aprendizaje y, al mismo tiempo, desearían más apoyo del CCM para el desarrollo de capacidades en los métodos de evaluación de monitoreo participativo.
El apoyo al desarrollo de capacidades del CCM ayuda a garantizar que el CCM tenga organizaciones asociadas capacitadas que puedan adherirse a los estándares humanitarios en la planificación, implementación, monitoreo y evaluación de iniciativas humanitarias. El CCM trabaja en el desarrollo de capacidades de organizaciones asociadas de múltiples maneras, incluyendo: a) patrocinio de capacitaciones en principios humanitarios y estándares mínimos, planificación, monitoreo y evaluación, y sanidad del trauma y construcción de paz; b) ayudando a las organizaciones a establecer comités diversificados de ayuda local; c) facilitando intercambios de aprendizaje entre diferentes grupos; y d) proporcionando un acompañamiento significativo en la evaluación, planificación y presentación de informes. Una de las críticas de trabajar a través de organizaciones locales es su capacidad de crecer—la habilidad (o la falta de ella) de estas pequeñas organizaciones locales de aumentar su trabajo para responder a grandes necesidades humanitarias. El enfoque del CCM ha sido comenzar en pequeña escala y aumentar a medida que estas organizaciones asociadas demuestren su capacidad para gestionar iniciativas más grandes.
El trabajo humanitario del CCM en las últimas décadas se ha basado cada vez más en asociaciones locales, y ahora el CCM trabaja casi exclusivamente con organizaciones asociadas locales en la respuesta a desastres. En nuestra experiencia, este modelo nos ha permitido cumplir con los estándares y principios humanitarios, incluyendo: garantía de una respuesta adecuada y de calidad, rendición de cuentas, participación y comunicación con las comunidades afectadas por el desastre. El CCM continúa desarrollando su capacidad con las organizaciones asociadas locales a largo plazo, lo que permite que el CCM, con el tiempo, amplíe y aumente su capacidad para responder a los desastres a través de las asociaciones locales mientras cumple con los estándares humanitarios.
Bruce Guenther es el director de respuesta a desastres del CCM, con sede en Winnipeg.

The Sphere Handbook: Humanitarian Charter and Minimum Standards in Disaster Response. Geneva:
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Barbelet, Veronique. “As Local as Possible, As International as Necessary: Understanding Capacity and Complementarity in Humanitarian Action”. HPG Working Paper. London: Overseas Development Institute, 2018.
Bennett, Christian, et al. Time to Let Go: Remaking Humanitarian Action for the Modern Era. London: Overseas Development Institute, 2016.