El uso de asistencia en dinero y cupones para obtener resultados de protección en la asistencia humanitaria

[Articulos Individuales de la edicion de Intersecciones de Invierno 2020 se publican dos veces blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]

La mayoría de la programación de asistencia humanitaria del CCM durante el siglo pasado ha involucrado la distribución de alimentos y artículos no alimentarios. Sin embargo, durante la última década, la distribución de asistencia en dinero y cupones (CVA por sus siglas en inglés para Cash and Voucher Assistance) se ha convertido en uno de los tipos de intervenciones humanitarias de más rápido crecimiento, incluso dentro del CCM. Si bien la CVA se ha establecido en el CCM y en todo el sector humanitario como una herramienta para mejorar la seguridad alimentaria, satisfacer las necesidades básicas y fortalecer las redes de seguridad social en las zonas propensas a las crisis en todo el mundo, el impacto de los programas de CVA todavía está siendo evaluado por el CCM y otros actores humanitarios. Este artículo analiza el impacto prometedor de la CVA en la programación de protección, examinando cómo la CVA tiene el potencial no solo de mejorar la seguridad alimentaria y económica para las familias desarraigadas y marginadas, sino que también puede ayudar a proteger a los grupos vulnerables (como mujeres, niñas y niños) de diferentes tipos de violencia avivada por condiciones económicas desesperadas.

Antes de implementar la asistencia en dinero y cupones en cualquier contexto, se debe realizar un análisis integral de género para comprender el impacto potencial que el dinero puede tener en la dinámica de la comunidad y el hogar y en la seguridad individual, particularmente para los grupos vulnerables en ese contexto. En algunos casos, la distribución de dinero puede aumentar las vulnerabilidades preexistentes (por ejemplo, contextos en los que los hombres de una familia controlan los recursos de dinero), lo que lleva a resultados de protección negativos y pone a las personas en mayor riesgo de sufrir daños. En todos los entornos humanitarios, se debe incluir un análisis de las relaciones de género anteriores a la crisis en el análisis de género para comprender mejor cómo funcionarían las expectativas en torno a los roles y responsabilidades en circunstancias normales y cómo esos roles han cambiado en situaciones de crisis. El análisis de género debe consultar a las mujeres, hombres, niñas, niños y otros grupos vulnerables locales para informar mejor la programación planificada y desafiar las ideas preexistentes de relaciones de género y la programación preferida que el personal del proyecto pueda tener. Es particularmente importante no asumir que la selección basada en el género es la estrategia ideal en todos los contextos; en algunos casos, este tipo de selección puede reforzar las normas de género tradicionales o colocar a las mujeres y niñas en mayor riesgo de violencia de género (VG).

El proveer una transferencia de dinero de una sola vez en forma individual o familiar, según la necesidad, puede permitir que los hogares cubran los gastos clave que, de lo contrario, podrían poner a las personas vulnerables en mayor riesgo de daño en situaciones de alto estrés.

Si bien el uso principal de dinero y cupones en la programación de asistencia, a menudo, busca satisfacer las necesidades básicas del hogar (como asistencia para el alquiler, artículos para el hogar y asistencia alimentaria), existen resultados secundarios relacionados con la equidad y protección de género que pueden vincularse a la implementación de asistencia en dinero. En una evaluación reciente de la programación de asistencia de cupones del CCM en Líbano, muchas mujeres que participaron en el programa mensual de cupones de alimentos indicaron que el cupón no solo había tenido un impacto directo en la cantidad y calidad de los alimentos que consumían sus familias, sino que también había un impacto en su sentimiento de autoestima dentro de la familia. La participación en el programa de cupones significó para estas mujeres que podían contribuir con algo sustancial al poder adquisitivo del hogar, incluyendo la capacidad de elegir y comprar alimentos, y que los niveles de estrés en el hogar disminuyeron debido al conocimiento de que los cupones mensuales predecibles estarían disponibles para cubrir sus necesidades alimentarias. Si bien no está explícitamente relacionado con la reducción de la violencia de género, es una suposición justificable que la reducción de los niveles de estrés dentro del hogar puede contribuir a reducir la tensión y violencia.

Otras respuestas emprendidas por otras agencias, como el Comité Internacional de Rescate (IRC por sus siglas en inglés), incluyen: proporcionar asistencia en dinero a personas desplazadas; ayudar a reemplazar documentos perdidos para obtener acceso a servicios gubernamentales y de las ONG; y proporcionar transferencias de dinero incondicionales a las adolescentes con el objetivo de reducir el matrimonio precoz, condiciones de trabajo inseguras y exposición al sexo transaccional. Un uso emergente de la asistencia en dinero para protección es el uso de dinero para respaldar una respuesta centrada en las personas sobrevivientes de la violencia de género. En este tipo de respuesta, el dinero se usa como parte de un programa más amplio de respuesta a la violencia de género, en el que las personas sobrevivientes reciben apoyo psicosocial y asistencia en dinero con el fin de ayudarles a acceder a servicios básicos de respuesta, como vivienda segura, atención médica y capacitación en medios de vida que de otra forma serían inaccesibles debido a sus altos costos o recursos financieros limitados.

En emergencias de aparición repentina, la programación en dinero se puede utilizar para proporcionar a las familias transferencias de efectivo a corto plazo para promover la recuperación temprana y abordar problemas relacionados con riesgos de protección, o problemas que dejarán a las personas más vulnerables a los riesgos de protección en el futuro. En estas respuestas, los programas de dinero y cupones se pueden usar para gastos no recurrentes, como el reemplazo de material para techos o la cobertura de necesidades médicas urgentes. El proveer una transferencia de dinero de una sola vez en forma individual o familiar, según la necesidad, puede permitir que los hogares cubran los gastos clave que, de lo contrario, podrían poner a las personas vulnerables en mayor riesgo de daño en situaciones de alto estrés.

El refugiado sirio Ahmad * compra víveres con cupones proveídos a través de un proyecto del CCM en Beirut, Líbano en 2014. La organización asociada del CCM Popular Aid for Relief and Development (PARD) distribuyó los cupones a las personas sirias que viven en el Líbano, para ayudar a aliviar la carga sobre las comunidades de acogida y reducir la tensión entre anfitriones y refugiados. Foto del CCM / Silas Crews.

* Nombre completo no utilizado por razones de seguridad.

En un estudio reciente llevado a cabo por Cash Learning Partnership (CaLP), los investigadores encontraron que la programación de dinero y cupones tuvo un impacto positivo en la reducción de la violencia de pareja íntima en el 80% de los proyectos encuestados cuando se programaron en conjunto con otras actividades de violencia de género que abordan las causas profundas del comportamiento violento. Se descubrió que la asistencia en dinero reduce las tensiones dentro del hogar relacionadas con la inseguridad de ingresos. También se descubrió que este tipo de asistencia retrasa o previene el matrimonio precoz y forzado en situaciones agudas donde el dinero en efectivo fue capaz de aliviar la desesperación familiar. Sin embargo, el dinero por sí solo no fue capaz de cambiar las creencias subyacentes que conducen al matrimonio temprano o forzado, destacando la necesidad de que la programación de dinero en efectivo se integre en un enfoque más integral de protección.

Dado que la programación de asistencia en dinero y cupones se ha reconocido como un componente creciente de la programación de respuesta humanitaria, es importante evaluar el impacto de esta asistencia para lograr resultados óptimos. El uso de asistencia en dinero y cupones en la programación de protección sigue siendo un área emergente de programación e investigación que muestra una gran promesa al proveer a las personas sobrevivientes de violencia de género y poblaciones vulnerables recursos adicionales y resultados tangibles en torno a la seguridad y protección en la programación de asistencia humanitaria.

Annie Loewen es coordinadora de asistencia humanitaria del CCM con sede en Winnipeg.

Cross, Allyson; Tenzin Manell and Melanie Megevand. November 2018. Humanitarian Cash Transfer Programming and Gender-Based Violence Outcomes: Evidence and Future Research Priorities.

Cash Learning Partnership (CaLP). Disponible en: http://www.cashlearning.org/downloads/genderandctpwrcirc.pdf Allen, Samantha. May 2019. “CVA for Protection: A Mapping of IRC’s Use of Cash and Voucher Assistance to Help Achieve Protection Outcomes.” May 2019. https://www.alnap.org/system/ files/content/resource/files/main/1559138467.IRC%20-%20CVA%20for%20Protection%20vf.pdf

The use of cash and voucher assistance for protection outcomes in humanitarian assistance

[Individual articles from the Winter 2020 issue of Intersections will be posted on this blog each week. The full issue can be found on MCC’s website.]

The majority of MCC’s humanitarian assistance programming over the past century has involved the distribution of food and non-food items. However, over the past decade the distribution of cash and voucher assistance (CVA) has become one of the fastest growing types of humanitarian interventions, including within MCC. While CVA has become well-established within MCC and across the humanitarian sector as a tool for improving food security, providing for basic needs and strengthening social safety nets in shock-prone areas around the world, the impact of CVA programs is still being assessed by MCC and other humanitarian actors. This article discusses the promising impact of CVA on protection programming, examining how CVA has the potential not only to improve food and economic security for uprooted and marginalized families, but can also help protect vulnerable groups (such as women, girls and boys) from different types of violence stoked by desperate economic conditions.

Prior to implementing cash and voucher assistance in any context, one must undertake a comprehensive gender analysis to understand the potential impact cash may have on community and household dynamics and on individual safety, particularly for vulnerable groups in that context. In some instances, distributing cash may increase pre-existing vulnerabilities (e.g., contexts in which men in a family control cash resources), leading to negative protection outcomes and placing individuals at higher risk of experiencing harm. In all humanitarian settings, an analysis of pre-crisis gender relations should be included in the gender analysis to gain a better understanding of how expectations around roles and responsibilities would function under normal circumstances and how those roles have shifted in crisis situations. The gender analysis should consult local women, men, girls, boys and other vulnerable groups in order to better inform the planned programming and challenge pre-existing ideas of gender relations and preferred programming that project staff may have. It is particularly important not to assume that gender-based targeting is the ideal strategy in all contexts; in some instances, this type of targeting may reinforce traditional gender norms or place women and girls at increased risk of gender-based violence (GBV).

Providing a one-time cash transfer on an individual or household basis depending on need can allow households to cover key expenses that may otherwise put vulnerable individuals at greater risk of harm in high stress situations.

While the primary use of cash and vouchers in assistance programming often seeks to meet basic household needs (such as rental assistance, household items and food assistance), there are secondary outcomes related to gender equity and protection that can be linked back to the implementation of cash-based assistance. In a recent evaluation of MCC’s voucher assistance programming in Lebanon, many women participating in the monthly food voucher program noted that the voucher had not only had a direct impact on the amount and quality of food their families were consuming, but that there was also an impact on their feeling of self-worth within the family. Participation in the voucher program meant for these women that they were able to contribute something substantial to the household’s purchasing power, including the ability to choose and purchase food, and that stress levels in the household declined due to the knowledge that predictable monthly vouchers would be available to cover their food needs. While not explicitly linked to reduction of GBV, it is a justifiable assumption that reduced stress levels within the household can contribute to reduced tension and violence.

Other responses undertaken by other agencies, such as International Rescue Committee (IRC), include: providing cash assistance to displaced individuals; helping to replace lost documents in order to gain access to government and NGO services; and providing unconditional cash transfers to adolescent girls with the goal of reducing early marriage, unsafe working conditions and exposure to transactional sex. An emerging use for cash assistance for protection is the use of cash to support a survivor-centered response to GBV. In this type of response, cash is used as part of a broader GBV response programme, in which survivors are provided with psychosocial support as well as cash assistance in order to help survivors access core response services such as safe housing, medical care and livelihoods training that would otherwise be inaccessible due to unaffordable costs or limited financial resources.

In sudden-onset emergencies, cash programming can be used to provide families with short-term cash transfers to promote early recovery and address issues related to protection risks, or issues that will leave individuals more vulnerable to protection risks down the line. In these responses, cash and voucher programing can be used for non-reoccurring expenses, such as replacing roofing material or covering urgent medical needs. Providing a onetime cash transfer on an individual or household basis depending on need can allow households to cover key expenses that may otherwise put vulnerable individuals at greater risk of harm in high stress situations.

Syrian refugee Ahmad* buys groceries with vouchers provided through an MCC project in Beirut, Lebanon in 2014. MCC partner Popular Aid for Relief and Development (PARD) distributed the vouchers to Syrians living in Lebanon, to help relieve the burden on host communities and reduce tension between hosts and refugees. (MCC photo/Silas Crews)

*Full name not used for security reasons.

In a recent study carried out by the Cash Learning Partnership (CaLP), researchers found that cash and voucher programming had a positive impact on reducing intimate partner violence in 80% of projects surveyed when programmed in conjunction with other GBV activities addressing root causes of violent behavior. Cash assistance was found to reduce tensions within the household related to income insecurity. This type of assistance was also found to delay or prevent early and forced marriage in acute situations where cash was able to alleviate family desperation. However, cash alone was not able to change the underlying beliefs that lead to early or forced marriage, highlighting the need for cash programming to be integrated into a more comprehensive approach to protection.

As cash and voucher assistance programming has become recognized as a growing component of humanitarian response programming, it is important to assess the impact of this assistance in order to achieve optimal results. The use of cash and voucher assistance in protection programming is still an emerging area of programming and research that shows a good deal of promise in providing survivors of GBV and vulnerable populations with additional resources and tangible outcomes around safety and protection in humanitarian assistance programming.

Annie Loewen is an MCC humanitarian assistance coordinator based in Winnipeg.


Cross, Allyson; Tenzin Manell and Melanie Megevand. November 2018. Humanitarian Cash Transfer Programming and Gender-Based Violence Outcomes: Evidence and Future Research Priorities. Cash Learning Partnership (CaLP). Available at http://www.cashlearning.org/downloads/genderandctpwrcirc.pdf

Allen, Samantha. May 2019. “CVA for Protection: A Mapping of IRC’s Use of Cash and Voucher Assistance to Help Achieve Protection Outcomes.” May 2019. https://www.alnap.org/system/files/content/resource/files/main/1559138467.IRC%20%20CVA%20for%20Protection%20vf.pdf