[Articulos Individuales de la edicion de Intersecciones de Invierno 2020 se publican dos veces blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]
La recopilación de recursos humanitarios brinda la oportunidad a las personas que apoyan al CCM de participar activa y físicamente en el trabajo del CCM, sirviendo como una herramienta para conectar a diversas personas en torno a un objetivo común para demostrar el amor de Dios al compartir de nuestros abundantes recursos.
En el verano de 1920, hombres de organizaciones de ayuda menonitas se reunieron en Elkhart, Indiana, para escuchar la urgente necesidad de alimentos, ropa y medicamentos entre los menonitas en el sur de Rusia (actual Ucrania). Forzados a tomar medidas unificadas, formaron el Comité Central Menonita (CCM) para recolectar y enviar alimentos y ropa de los Estados Unidos para ser distribuidos entre los menonitas con necesidad. Casi 100 años después, el CCM ahora sirve a comunidades alrededor del mundo a través de la ayuda, el desarrollo y la paz. Desde 1920, el CCM ha enviado aproximadamente 1,5 millones de toneladas de recursos humanitarios a más de 100 países diferentes. Los envíos han incluido artículos como: ropa y zapatos nuevos y usados (1920-2012); comida variada, incluyendo leche en polvo, frutas secas y pollo, cerdo y res enlatados, así como frijoles, maíz, soya y trigo donados por los agricultores (y enviado a través de Banco de Granos Canadiense); equipo médico y medicina; “Paquetes de Navidad” con juguetes, artículos de higiene, un Nuevo Testamento y otros artículos para niños y niñas (1946-78); productos excedentes del gobierno de los Estados Unidos, incluyendo leche en polvo, mantequilla y queso (1954-68); ropa de cama y colchas (1946-en curso); paquetes de cuidado infantil (1961 en curso); “paquetes de cuidado para personas con Lepra” (1963-80); y paquetes escolares (1979-en curso). Actualmente, el CCM recolecta y envía carne enlatada, mantas, colchas, jabón, paquetes de higiene, paquetes de ayuda, paquetes de cuidado infantil, paquetes de costura y paquetes escolares.
El programa de asistencia humanitaria del CCM ha evolucionado durante el siglo pasado en respuesta a los contextos cambiantes de sus constituyentes estadounidenses y canadienses y a los cambios en el contexto internacional. El programa del CCM también ha respondido de acuerdo con el avance de perspectivas y mejores prácticas dentro del sector humanitario y de desarrollo más amplio. Un informe de 1957 producido por el Comité de Estudio de la Ayuda Material indicó que el CCM tenía que “buscar formas de ser más efectivo en este ministerio de compartir. A medida que las necesidades del mundo cambian, debemos buscar constantemente adaptar los recursos de nuestra gente para satisfacer estas necesidades de la manera más efectiva y permanente”. El CCM se ha desplazado hacia la provisión de subsidios en efectivo a organizaciones locales y ahora envía significativamente menos paquetes y colchas en especie y menos alimentos desde Canadá y EE. UU. El CCM continúa reflexionando sobre la mejor manera de brindar asistencia humanitaria mientras que al mismo tiempo involucre a la comunidad del CCM en un ministerio práctico.
La ayuda humanitaria como respuesta apropiada a la necesidad humana

Una característica clave del actual programa de asistencia humanitaria del CCM es que se basa en las necesidades y no en la oferta, con solicitudes de organizaciones locales asociadas y un análisis cuidadoso de las necesidades locales que informan la respuesta del CCM. Este enfoque surgió del reconocimiento de que para ser más efectivos, los artículos que el CCM recopila y distribuye deben alinearse con las necesidades prioritarias de las comunidades y la capacidad del personal y asociados del CCM. Por ejemplo, en 1946, el CCM envió más de tres millones de libras de alimentos y cincuenta mil libras de ropa a Francia, abrumando por completo la necesidad de estos artículos y la capacidad del programa para distribuirlos. En otro ejemplo, a medida que el CCM distribuía cada vez más ayuda humanitaria fuera de Europa a fines de la década de 1950 y principios de la década de 1960, los estilos de ropa de clima frío recolectados de las personas que apoyaban al CCM no eran apropiados para los climas templados del Sur Global y se hicieron esfuerzos para enviar ropa más adecuada a las necesidades y estilos locales. La recolección y distribución de ropa disminuyó gradualmente y se descontinuó en 2012 porque el envío de ropa usada ya no se ajustaba a la mejor práctica de brindar asistencia de calidad.
El CCM formalizó por primera vez el principio de la programación humanitaria basada en las necesidades en 1957, cuando se designó un Comité de Estudio de Ayuda Material para averiguar cuál era la necesidad real de ayuda humanitaria en el mundo. Por recomendación del comité, el CCM se comprometió a adaptar la recolección de recursos para satisfacer efectivamente la necesidad presente. Nuevamente en 1978, un informe interno sobre el papel de la ayuda humanitaria concluyó que “la naturaleza de la necesidad. . . debe influir en la respuesta”. Las continuas discusiones que culminaron en 1989 dieron como resultado que el CCM adoptara varios principios para guiar su trabajo de ayuda humanitaria, incluyendo el principio de la participación de los asociados locales en la planificación de la distribución y el uso de la asistencia humanitaria para garantizar que los artículos enviados satisfacieran las necesidades locales y fueran una respuesta apropiada dentro del contexto local. A fines de la década de 1990 y principios de la década de 2000, el CCM pasó a ser más deliberado con la evaluación, seguimiento y evaluación de su programa de respuesta a desastres, realizando evaluaciones en Etiopía, Mozambique, El Salvador y otros países para guiar su trabajo en esos lugares. Desde 2004, el CCM ha trabajado para fortalecer la planificación de proyectos en todos los sectores, incluyendo la distribución de contribuciones-en-especie, para garantizar que la programación sea relevante, apropiada y una respuesta efectiva a la necesidad humana. Al igual que con toda la programación de ayuda y desarrollo del CCM, los envíos de ayuda humanitaria se llevan a cabo a solicitud de las organizaciones asociadas locales y se basan en una evaluación previa de las necesidades y prioridades.
El papel de los recursos humanitarios en la programación de ayuda y desarrollo del CCM

Otra fuente de debate significativo dentro del CCM se centró en el papel de los recursos humanitarios recopilados en Canadá y Estados Unidos en la programación de ayuda y desarrollo. El CCM vio cada vez más la importancia de combinar la distribución de los recursos humanitarios con la programación del desarrollo, como la formación profesional o la extensión agrícola, para abordar las necesidades a largo plazo. El CCM también estaba preocupado de crear dependencia entre las comunidades de la ayuda externa y buscó aumentar la autosuficiencia a través de un mayor énfasis en el trabajo de desarrollo y mitigación de desastres. En las décadas de 1960 y 1970, el papel de las distribuciones de recursos humanitarios cambió de una respuesta solamente de emergencia a un apoyo adicional a proyectos de desarrollo del CCM como centros de costura y proyectos de alimentos-por-trabajo. Sin embargo, hasta fines de la década de 1980, las distribuciones de recursos humanitarios representaban el modo principal de la programación de ayuda de emergencia del CCM. Durante las décadas anteriores, las conversaciones internas se desarrollaron en el CCM sobre cuándo era apropiado enviar recursos humanitarios desde los EE. UU. y Canadá y cuándo comprar alimentos y otros artículos a nivel local era una respuesta de emergencia más efectiva y eficiente.
“Aquellos a favor de los continuos envíos significativos desde EE. UU. y Canadá argumentaron que estos recursos eran una forma práctica de expresar el cuidado por las personas necesitadas y construir puentes entre la gente y las iglesias. Los argumentos a favor de un menor énfasis en el envío de recursos humanitarios destacaron la necesidad de soluciones a más largo plazo, estímulo de las economías locales a través de la compra local de artículos de emergencia y preocupación por crear dependencia de la ayuda externa.”
Durante este tiempo, el CCM estaba tomando conciencia de que los recursos humanitarios mal dirigidos eran ineficaces en el mejor de los casos y dañinos en el peor. Una preocupación clave era el potencial de las grandes importaciones de alimentos para interrumpir los mercados locales e impactar los medios de vida de los pequeños productores. En respuesta a esta preocupación, el CCM en 1978 definió una filosofía y una estrategia para el uso de los recursos humanitarios recolectados en Canadá y Estados Unidos. Las pautas resultantes ayudaron al CCM a tomar decisiones sobre qué tipo de ayuda humanitaria enviar en respuesta a las crisis, teniendo en cuenta factores como el precio de los diferentes artículos, la capacidad del CCM de reunir y enviar esos artículos, la puntualidad de responder a las necesidades de emergencia y el impacto que los artículos importados tendrían en los mercados locales. Los aumentos sustanciales en el valor de los envíos de recursos humanitarios del CCM en la década de 1980, principalmente debido al aumento de los envíos de alimentos del recién formado Banco de Granos Canadiense (CFGB -siglas en inglés), provocaron una discusión interna continua sobre el tema de la compra local versus la importación de bienes de EE. UU. y Canadá. La conversación llegó al primer plano en 1988 durante lo que el personal del CCM denominó como “el Gran Debate” —¿cuál era el valor del programa de recursos humanitarios del CCM y qué prioridad debería tener en la programación del CCM en la próxima década?
Aquellos a favor de los continuos envíos significativos desde EE. UU. y Canadá argumentaron que estos recursos eran una forma práctica de expresar el cuidado por las personas necesitadas y construir puentes entre la gente y las iglesias. Los argumentos a favor de un menor énfasis en el envío de recursos humanitarios destacaron la necesidad de soluciones a más largo plazo, estímulo de las economías locales a través de la compra local de artículos de emergencia y preocupación por crear dependencia de la ayuda externa. La revaluación de los recursos humanitarios y del programa de envío en ese momento llevó al CCM a definir aún más su visión de los recursos humanitarios que recolectaba y adoptar pautas para cuándo dicha programación fuera apropiada, con el reconocimiento de que “continuarán existiendo situaciones en las que comprar recursos materiales localmente será más apropiado que enviar recursos materiales”. Este fue un momento decisivo para la programación de ayuda del CCM, impulsando un cambio gradual a lo largo de la década de 1990 y principios de 2000 hacia comprar localmente alimentos y otros artículos de ayuda. En 1999, el CCM envió un número récord de 120 contenedores con un valor de más de US$10.5 millones en comparación con 49 contenedores con un valor de casi US$5 millones en el año fiscal 2019.

Actualmente, la programación de asistencia humanitaria del CCM incluye con mayor frecuencia artículos comprados localmente. Más significativamente, el gobierno canadiense desligó de obligaciones la ayuda alimentaria en 2009, lo que significa que el CCM, de ahí en adelante, podría comprar todos los alimentos localmente para proyectos financiados por CFGB y el Gobierno de Canadá. El programa de asistencia alimentaria del CCM a través de CFGB representa la mayor parte del programa de asistencia humanitaria del CCM, en el cual el CCM compra alimentos localmente mientras hace uso de cupones y transferencias de efectivo para satisfacer las necesidades alimentarias de emergencia. Paquetes, colchas y carne enviados por el CCM principalmente apoyan a instituciones (orfanatos, hospitales, centros de atención a personas mayores) y son distribuidos por organizaciones asociadas locales en tiempos de desastre o crisis. El CCM prioriza los envíos en casos donde los artículos de calidad no están fácilmente disponibles para la compra a un precio asequible a nivel local. Si bien el papel de los envíos de recursos humanitarios en la programación de ayuda y desarrollo ha cambiado, estos recursos siguen desempeñando un papel importante en la respuesta a las crisis, apoyando el trabajo de desarrollo a largo plazo y construyendo puentes entre las personas que apoyan al CCM y las comunidades en las que el CCM trabaja.
Durante casi un siglo de esfuerzos para satisfacer las necesidades humanas urgentes, el CCM ha reflexionado continuamente sobre cómo lleva a cabo este trabajo para utilizar sus recursos de manera efectiva y eficiente. Si bien la adecuación y el papel de los envíos de recursos humanitarios en el contexto del trabajo del CCM han sido objeto de mucho debate en décadas pasadas, el CCM ha concluido consistentemente que recolectar, enviar y distribuir dichos recursos son vitales para su misión y visión. Estos recursos brindan la oportunidad para que las personas que apoyan al CCM se involucren activa y físicamente en el trabajo del CCM, sirviendo como una herramienta para conectar a diversas personas en torno a un objetivo común para demostrar el amor de Dios al compartir nuestros abundantes recursos.

Amy Martens es coordinadora de asistencia humanitaria del CCM, con sede en Winnipeg. Tom Wenger es el coordinador de recursos materiales del CCM, con sede en Akron, Pennsylvania.
Fountain, Philip. “Development Things: A Case of Canned Meat.” Sites: A Journal of Social Anthropology and Cultural Studies and Mennonite Quarterly Review. 11 (2014): 39-73.
Hostetler, John. “Mennonite Central Committee Material Aid, 1941-1969.” Mennonite Quarterly Review 44/3 (July 1970): 318-323.