La asistencia humanitaria y su desvío en Sudán del Sur

[Articulos Individuales de la edicion de Intersecciones de Otoño del 2019 se publican en este blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]

Los impactos positivos y negativos de la asistencia humanitaria se pueden ver a través de dos lentes principales: primero, el impacto directo de la transferencia de ayuda para satisfacer las necesidades humanas básicas; y segundo, el mensaje ético transmitido en la provisión de asistencia. En este artículo, examino un factor clave que las agencias humanitarias en entornos de conflicto que planean intervenciones de asistencia alimentaria deben considerar, a saber, el desvío. Mi discusión sobre el desvío de la ayuda se basa en la experiencia del CCM en el apoyo a proyectos de asistencia alimentaria implementados por una organización de ayuda eclesiástica de Sudán del Sur entre personas desplazadas internamente afectadas por la hambruna en la parte de Sudán del Sur, anteriormente conocido como Estado de Unidad (en 2015, el gobierno de Sudán del Sur dividió el Estado de Unidad en los tres nuevos estados de Ruweng, Northern Liech y Southern Liech).

Nyang Jawu Nyanpiu es uno de los más de 1,000 hogares que recibieron alimentos como sorgo, frijoles, aceite de cocina y sal en los condados de Rubkona Pariang y Bentiu en Sudán del Sur.

Nyanpiu, que tiene más de 70 años, perdió a los miembros de su familia durante el conflicto en su pueblo natal y huyó al campamento de Pariang en busca de PDI, donde su único hijo sobreviviente murió de una enfermedad desconocida. (Foto del CCM / Patrick Mulu)

El desvío de la asistencia humanitaria se refiere a acciones que, al alterar la distribución prevista de los artículos de ayuda, hacen que la asistencia humanitaria se reduzca, no llegue o demore en llegar a los beneficiarios previstos, o se utilice para algo que no sea el propósito previsto. Un tipo de desvío involucra acciones de funcionarios políticos o de grupos armados (como la policía, ejército o actores no estatales) para interceptar y desviar la asistencia humanitaria lejos de los beneficiarios previstos. Sin embargo, otro tipo de desvío ocurre cuando las propias personas participantes del proyecto utilizan la asistencia humanitaria que reciben para algo que no sea el propósito previsto. El vender la ayuda alimentaria es un ejemplo clásico de tal desvío. Otro tipo de desvío ocurre cuando las personas beneficiarias comparten la asistencia que reciben con familiares, amistades y vecindad. Mi enfoque en este artículo estará en este último tipo de desvío de asistencia humanitaria por parte de las personas participantes del proyecto.

La focalización en la programación de asistencia alimentaria tiene como objetivo garantizar que la ayuda alimentaria se distribuya en función de las necesidades y vulnerabilidades de los destinatarios previstos y se esfuerza por evitar daños al limitar cualquier impacto negativo de la ayuda alimentaria. La focalización también busca maximizar el uso eficiente y efectivo de los recursos para ayudar a los miembros más vulnerables de una comunidad. La ayuda alimentaria está orientada geográficamente para satisfacer las necesidades en un área afectada, con una mayor focalización basada en la vulnerabilidad y necesidades dentro de esa área geográfica a nivel individual, familiar o grupal. Las agencias humanitarias e iglesias hacen planes que se dirigen a individuos y hogares específicos en función de estas necesidades y criterios de vulnerabilidad. Sin embargo, estos planes deben ser flexibles ante el desvío por parte de los beneficiarios que comparten los recursos que reciben con las demás personas.

Un ejemplo concreto ayudará a aclarar los temas en juego en el desvío. En diciembre de 2018, personal con la Iglesia Episcopal para Sudán del Sur-Agencia de Desarrollo y Alivio Sursudanés (ECSS-SUDRA siglas en inglés) realizó una encuesta a las personas desplazadas internas (PDI) en el antiguo Estado de Unidad que habían recibido asistencia alimentaria a través de un proyecto implementado por la ECSS -SUDRA con el apoyo del CCM y el Banco de Granos Canadiense (CFGB por sus siglas en inglés). La encuesta reveló que las personas beneficiarias apoyadas habían compartido, vendido y desviado parte de los alimentos que habían recibido a través del proyecto, en lugar de guardarlos para satisfacer las necesidades alimentarias de sus hogares (el propósito previsto).

Cuando el personal de ECSS-SUDRA preguntó por qué había ocurrido este desvío, las personas beneficiarias dieron múltiples respuestas. Para muchas personas, desviar la asistencia alimentaria que habían recibido representaba una forma de ayudar a familiares y amistades que acababan de llegar a establecerse en el campamento. Los conflictos, a menudo, separan a miembros de las familias extensas e incluso nucleares. En contraste, la estabilidad y alimentos en tiempos de necesidad unen a los miembros de la familia. Por lo tanto, las personas receptoras de la ayuda alimentaria buscaron compartir esta asistencia con sus parientes que también tenían necesidad. No solo eso, sino que la encuesta ECSS-SUDRA descubrió que algunas personas receptoras de ayuda alimentaria también compartieron una parte de su ayuda alimentaria con PDI recién llegadas, tanto con las provenientes de sus comunidades de origen como con las retornadas de campamentos de desplazados internos distantes y asentamientos de refugiados.

Ubuntu es una antigua cosmovisión africana basada en los valores primarios de humanidad, cuidado, intercambio, respeto y compasión, valores que ayudan a garantizar la felicidad y el bienestar dentro de la familia y la comunidad: dentro de esta cosmovisión, compartir los recursos con la familia, amistades y vecindad es un imperativo cultural.

Otra causa de desvío por parte de las personas beneficiarias fue que algunos artículos en los paquetes de alimentos distribuidos no se podían usar fácilmente en la forma provista. Así, por ejemplo, las personas beneficiarias informaron que no tenían dinero para pagar por moler el sorgo que venía en el paquete de alimentos: por lo tanto, vendieron el sorgo por efectivo. Las personas destinatarias que vendieron artículos del paquete de alimentos informaron que lo hicieron para satisfacer otras necesidades prioritarias, como la compra de jabón o carne o para cubrir gastos médicos.

Otras personas beneficiarias vieron la asistencia alimentaria como una oportunidad para iniciar un negocio. En algunos casos, vendieron asistencia alimentaria para acceder al capital inicial. Otras personas beneficiarias que ya tenían acceso a algún capital utilizaron esos fondos para moler en harina el sorgo que recibieron para hornear pan que luego vendieron, aumentando así los ingresos de sus hogares.

Los tipos de desvíos descritos anteriormente son comunes cuando las agencias humanitarias distribuyen asistencia alimentaria en situaciones de conflicto. Las agencias humanitarias tales como el CCM, a veces, pueden suponer irreflexivamente que la comida es la necesidad primaria, o incluso la única, de las personas desplazadas internamente y de otros grupos vulnerables, sin embargo, esas personas, que pueden no tener fuentes regulares de ingresos, tienen otras necesidades básicas, como salud, higiene y educación. El desvío en estos casos representa un intento creativo por parte de las personas beneficiarias de satisfacer múltiples necesidades a través de la ayuda alimentaria que originalmente había sido diseñada para satisfacer solo las necesidades básicas de diversidad nutricional y dietética.

Cuando el número de personas que terminan beneficiándose de la asistencia humanitaria supera el alcance originalmente planificado del proyecto, se deduce razonablemente que se ha producido un desvío por parte de las personas beneficiarias. Así, por ejemplo, ECSS-SUDRA descubrió a través de su encuesta que los tamaños de los hogares informados al final del proyecto variaron de lo que se proyectó originalmente, lo que resultó en que el proyecto llegara a más hogares de lo previsto en el plan inicial. Los hogares se expandieron a medida que las PDI recibieron a miembros de sus familias extensas. Además, el número total de beneficiarios del proyecto se expandió a medida que las personas beneficiarias compartieron y consumieron ayuda alimentaria con sus amistades y familiares.

Las agencias humanitarias como el CCM y ECSS-SUDRA buscan garantizar que la ayuda alimentaria distribuida sea apropiada y efectiva para el tamaño de los hogares que reciben la ayuda. Sin embargo, en contextos bantú como las áreas donde opera la ECSS-SUDRA, las personas se aferran firmemente al valor comunal de Ubuntu. Ubuntu es una antigua cosmovisión africana basada en los valores primarios de humanidad, cuidado, intercambio, respeto y compasión, valores que ayudan a garantizar la felicidad y el bienestar dentro de la familia y comunidad: dentro de esta cosmovisión, compartir los recursos con la familia, amistades y vecindad es un imperativo cultural. Ubuntu hace un llamado a las personas para que muestren respeto y compasión por los demás, basándose en un reconocimiento de cómo las personas se definen por las relaciones comunitarias: “soy porque somos, y dado que somos, entonces soy”. La supervivencia del vecino es una condición previa para la propia supervivencia: compartir los alimentos que se tienen, incluyendo la asistencia alimentaria que se ha recibido, es un deber. Nadie está separado de los miembros de la familia que también han tenido que huir de sus hogares y aldeas, ni está separado de sus amistades y vecindad, incluyendo a los nuevos vecinos en un campamento de PDI. Ubuntu llama a las personas a extender la comida y el abrazo fraternal. Si bien los planes de proyectos de asistencia humanitaria pueden dar instrucciones claras sobre la selección de las personas beneficiarias, el valor comunitario de Ubuntu interrumpe estos planes a través de su espíritu de compartir.

Se pueden tomar varias medidas para minimizar los tipos negativos de desvío en la prestación de asistencia humanitaria. Estos incluyen una mejor planificación, evaluaciones de necesidades, monitoreo regular, integración de necesidades prioritarias en paquetes de asistencia integral, provisión de asistencia que pueda tener beneficios a largo plazo y empoderamiento y coordinación con los actores locales para evitar la duplicación del apoyo. Sin embargo, como lo demuestra la experiencia de ECSS-SUDRA en Sudán del Sur, no todas las formas de desvío por parte de las personas beneficiarias son perjudiciales. De hecho, cuando las personas receptoras de ayuda alimentaria comparten esos recursos con sus familias extensas y redes sociales, extienden el beneficio de la asistencia alimentaria y ayudan a fomentar la cohesión social, incluso si estos beneficios no formaban parte de la planificación original del proyecto.

Amos Okello es representante del CCM para Sudán del Sur y Sudán.


Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, Sudán del Sur.

Diversion and humanitarian assistance in South Sudan

[Individual articles from the Fall 2019 issue of Intersections will be posted on this blog each week. The full issue can be found on MCC’s website.]

Cropped image
Nyang Jawu Nyanpiu is one of more than 1,000 households that received food items such as sorghum, beans, cooking oil and salt in South Sudan’s Rubkona, Pariang and Bentiu counties.

Nyanpiu, who is in her early 70s, lost her family members during conflict in her home village and fled to the Pariang camp IDPs where her only surviving son died of an unknown illness. (MCC Photo/Patrict Mulu)

The positive and negative impacts of humanitarian assistance can be viewed through two primary lenses: first, the direct impact from the transfer of aid in meeting basic human needs; and second, the ethical message conveyed in the provision of assistance. In this article, I examine a key factor that humanitarian agencies in conflict settings that plan food assistance interventions must consider, namely, diversion. My discussion of diversion builds on MCC’s experience in supporting food assistance projects implemented by a South Sudanese church relief organization among famine-affected internally displaced peoples in the part of South Sudan formerly known as Unity State (in 2015, the South Sudanese government divided Unity State into the three new states of Ruweng, Northern Liech and Southern Liech).

Diversion in humanitarian assistance refers to actions that, by altering the intended distribution of relief items, results in humanitarian assistance being reduced, not reaching or being delayed in reaching intended beneficiaries, or being used for something other than its intended purpose. One type of diversion involves actions by political officials or by armed groups (such as the police, the military or non-state actors) to intercept and divert humanitarian assistance away from the intended beneficiaries. Another type of diversion, however, happens when project participants themselves use humanitarian assistance they receive for something other than the planned-for purpose. Selling food assistance is a classic example of such diversion. Another type of diversion happens when beneficiaries share assistance they receive with family, friends and neighbors. My focus in this article will be on this latter type of diversion of humanitarian assistance by project participants.

A concrete example will help clarify the issues at stake in diversion. In December 2018, staff with the Episcopal Church for South Sudan-South Sudanese Development and Relief Agency (ECSS-SUDRA) conducted a survey of internally displaced peoples (IDPs) in the former Unity State who had received food assistance through a project implemented by ECSS-SUDRA with support from MCC and the Canadian Foodgrains Bank (CFGB). The survey revealed that the supported beneficiaries had shared, sold and diverted part of the food they had received through the project, rather than keeping all of it for their household food needs (the intended purpose).

When ECSS-SUDRA staff asked why this diversion had happened, beneficiaries gave multiple responses. For many, diverting food assistance they had received represented a way to help relatives and friends who had newly arrived and settled in the camp. Conflict often separates members of extended and even nuclear families from one another. In contrast, stability and food in times of need bring family members together. Food aid recipients therefore sought to share this assistance with their extended relatives who also experienced need. Not only that, but the ECSS-SUDRA survey found that some food aid recipients also shared a portion of their food aid with newly arrived IDPs, both with IDPs coming from their home communities and with returnees from distant internal displacement camps and refugee settlements.

Ubuntu is an ancient African worldview based on the primary values of humanness, caring, sharing, respect and compassion, values that help ensure happiness and well-being within family and community: within this worldview, sharing one’s resources with family, friends and neighbors is a cultural imperative.

Another cause of diversion by beneficiaries was that some items in the distributed food parcels were not readily usable in the form provided. So, for example, beneficiaries reported that they lacked money to have the sorghum that came in the food package ground into flour: they therefore sold the sorghum for cash. Recipients who sold items from the food package reported doing so in order to meet other priority needs, such as the purchase of soap or meat or for covering medical expenses.

Still other recipients viewed the food assistance as an opportunity to start a business. In some cases, recipients sold food assistance to access startup capital. Others who already had access to some capital used those funds to grind the sorghum they received into flour for baking bread that they then sold, increasing household income.

The types of diversions described above are common when humanitarian agencies distribute food assistance in conflict situations. Humanitarian agencies like MCC might sometimes unreflectively assume that food is the primary, or even sole, need of IDPs and other vulnerable groups, yet such peoples, who may have no regular sources of income, have other basic needs, including health, hygiene and education. Diversion in these instances represents a creative attempt by beneficiaries to meet multiple needs through food aid which had originally been intended to meet only basic nutritional and diet diversity needs.

When the number of people who end up benefiting from humanitarian assistance surpasses the originally planned scope of the project, one reasonably deduces that diversion by beneficiaries has occurred. So, for example, ECSS-SUDRA found through its survey that the household sizes reported at the end of the project varied from what was originally projected, resulting in the project reaching more households than anticipated in the initial plan. Households expanded as IDPs welcomed members of their extended families. Also, the number of overall beneficiaries of the project expanded as recipients shared and consumed food aid with their friends and relatives.

Humanitarian agencies like MCC and ECSS-SUDRA seek to ensure that the amount of food aid distributed is appropriate and effective for the size of the households receiving the assistance. Yet, in bantu contexts like the areas where ECSS-SUDRA operate, people hold strongly to the communal value of ubuntu. Ubuntu is an ancient African worldview based on the primary values of humanness, caring, sharing, respect and compassion, values that help ensure happiness and well-being within family and community: within this worldview, sharing one’s resources with family, friends and neighbors is a cultural imperative. Ubuntu calls on people to show basic respect and compassion for others, based on a recognition of how people are defined by communal relations: “I am because we are, and since we are, therefore I am.” One’s neighbor’s survival is a precondition of one’s own survival: sharing the food one has, including food assistance one has received, is a duty. One is not separate from family members who have also had to run away from their homes and villages, nor is one separate from friends and neighbors, including new neighbors in an IDP camp. Ubuntu calls people to extend food and brotherly embrace. While humanitarian assistance project plans may give clear instructions about beneficiary selection, the communal value of ubuntu disrupts these plans through its spirit of sharing.

There are several steps that can be taken to minimize negative types of diversion in the delivery of humanitarian assistance. These include improved planning, needs assessments, regular monitoring, integration of priority needs into holistic assistance packages, provision of assistance that can have long-term benefits and empowerment of and coordination with local actors to prevent duplication of support. Yet, as the ECSS-SUDRA experience in South Sudan shows, not all forms of diversion by beneficiaries are harmful. Indeed, when recipients of food aid share those resources with extended families and social networks, they extend the benefit of food assistance and help foster social cohesion, even if these benefits were not part of the original project planning.

Amos Okello is MCC representative for South Sudan and Sudan.


United Nations Office for the Coordination of Humanitarian Affairs, South Sudan.