Haciendo sostenible la asistencia humanitaria: poner a las mujeres a cargo

[Articulos Individuales de la edicion de Intersecciones de Otoño del 2019 se publican en este blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]

“No soy inútil”, Mona le comentó al coordinador del proyecto (seudónimo utilizado con fines de seguridad). “Aprendí en este trabajo que puedo hacer muchas cosas por mis hijos y por mí misma, sin necesidad de ayuda”. Como la única cabeza de su familia, Mona tenía pocas oportunidades de mantener a su familia. Después de participar en un proyecto de asistencia humanitaria sostenible en Siria, Mona ahora puede mantener con confianza a sus hijos.

A medida que la crisis en Siria continúa en su noveno año, el equipo del CCM Líbano y Siria tienen como objetivo satisfacer de manera sostenible el alto nivel de necesidad humanitaria que sigue existiendo en el país. Aunque la Guerra activa ha disminuido recientemente en la mayoría de las zonas de Siria, 11,7 millones de personas siguen necesitadas. La seguridad alimentaria sigue siendo una preocupación principal, ya que la crisis ha afectado gravemente la economía y bienestar económico de las personas. Dado que 6,5 millones de personas continúan sufriendo inseguridad alimentaria, el CCM identifica el acceso a los alimentos como una preocupación importante.

El abordar el acceso a los alimentos en un contexto de crisis puede enfocarse desde muchos ángulos. Después de evaluar un gran proyecto de asistencia alimentaria en Siria, el CCM descubrió que garantizar el acceso a los alimentos libera ingresos para ser utilizados para otros servicios básicos, como las necesidades médicas y los uniformes escolares. Cuando las familias carecen de alimentos, se ven obligadas a recurrir a estrategias de afrontamiento, como restringirse a una comida diaria. A medida que disminuye el acceso a los servicios y bienes básicos, aumenta la gravedad de las estrategias de afrontamiento. Las familias desplazadas y los hogares encabezados por mujeres corren el mayor riesgo de recurrir a estrategias de afrontamiento severas, ya que carecen de seguridad y estabilidad.

Las mujeres obtuvieron no solo confianza y nuevas habilidades, sino también un ingreso que podrían llevar consigo al finalizar el proyecto.

La guerra tiene efectos devastadores en individuos, familias, comunidades y naciones. Los hombres, a menudo, son reclutados para luchar u obligados a huir, mientras que las mujeres deben cuidar a sus familias. El número de hogares encabezados por mujeres solteras en Siria ha aumentado considerablemente desde que comenzó la crisis siria. Esto ha provocado que las mujeres jóvenes asuman responsabilidades y tareas vitales para la supervivencia de la comunidad, dándoles poder y responsabilidad que antes no poseían. Enfocarse en las mujeres en intervenciones de asistencia humanitaria es enfocarse en familias enteras, mejorando la sociedad siria en general. Es por eso por lo que una organización asociada del CCM, el Foro para el Desarrollo, Cultura y Diálogo (FDCD), creó un proyecto con estas mujeres en mente.

El FDCD es una organización no gubernamental (ONG) con sede en Beirut, Líbano, con una larga historia de lucha contra el extremismo violento, diálogo interreligioso, construcción de paz y respuesta de emergencia. La extensa red de asociados y amigos de la FDCD en la región de Medio Oriente y África del Norte (MEAN) le permite realizar un trabajo significativo. Los voluntarios se encuentran en todo el Líbano y Siria: esta red de voluntarios permite que el FDCD implemente directamente proyectos dentro de Siria. Por lo tanto, el CCM se asoció con el FDCD para crear un proyecto piloto destinado a servir a los hogares encabezados por mujeres solteras, abordando una necesidad humanitaria, junto con un enfoque a largo plazo en la asistencia humanitaria sostenible. De esto surgió un pequeño proyecto de cinco meses para proporcionar capacitación en procesamiento de alimentos y habilidades comerciales para las mujeres sirias.

En el corazón de este proyecto estaba la pregunta: “¿Cómo hacemos que la asistencia humanitaria sea lo más sostenible que sea posible?” El FDCD, con la ayuda del CCM, reestructuró un proyecto anterior centrado en la asistencia alimentaria para equipar a los hogares encabezados por mujeres con habilidades para producir algo profundamente necesario en las comunidades sirias: alimento.

El FDCD seleccionó dos ubicaciones para el proyecto, con diez participantes y un coordinador local por ubicación. Un facilitador para ambos lugares proporcionó consistencia en la implementación del proyecto, viajando entre los sitios del proyecto para proporcionar capacitación en habilidades comerciales. Todas las participantes del proyecto provenían de hogares liderados por mujeres solteras, con hijas, hijos y otros miembros de la familia de quienes eran las únicas responsables. Al diseñar el proyecto, coordinadores locales hablaron con las mujeres para determinar la hora ideal de inicio y finalización del día laboral, asegurando que el proyecto proporcionara a las participantes la flexibilidad necesaria para trabajar durante las horas en que sus hijos e hijas estaban en la escuela. El diseño de este proyecto eliminó la necesidad de que las mujeres pagaran por el cuidado de sus hijas e hijos o las obligara a dejarlos solos en casa.

Cuando las familias carecen de alimentos, se ven obligadas a recurrir a estrategias de afrontamiento, como restringirse a una comida diaria. A medida que disminuye el acceso a los servicios y bienes básicos, aumenta la gravedad de las estrategias de afrontamiento. Las familias desplazadas y los hogares encabezados por mujeres corren el mayor riesgo de recurrir a estrategias de afrontamiento severas, ya que carecen de seguridad y estabilidad.

Las diez mujeres se reunieron en sus respectivos centros cinco días a la semana para asistir a clases de habilidades comerciales y mercadotecnia, mientras que también aprendían el arte de mouneh. Mouneh es un proceso de enlatar alimentos para que duren mucho tiempo. Las capacitaciones de habilidades empresariales incluían clases de todo tipo, desde cómo comercializar los productos, cómo establecer precios y las mejores prácticas de saneamiento. Las mujeres obtuvieron no solo confianza y nuevas habilidades, sino también un ingreso que podrían llevar consigo al finalizar el proyecto.

Aunque el proyecto se centró únicamente en equipar a las mujeres con habilidades para ganarse la vida, surgieron tres resultados diferentes. El primer resultado fue que las veinte mujeres en el proyecto aprendieron a producir mouneh, dándoles así una habilidad concreta para mantener a sus familias. Al finalizar el proyecto, el 23% de las mujeres incluso informaron haber encontrado capacitación formal o contratos. El segundo resultado fue una mayor seguridad alimentaria para 300 familias sirias durante los duros meses de invierno, ya que una vez que las mujeres aprendieron a hacer mouneh, el FDCD distribuyó cuatro kilogramos de productos mouneh a 300 familias vulnerables durante los primeros meses de invierno. Por último, el proyecto contribuyó a la cohesión social en Siria, ya que todas las mujeres que participaron en el proyecto eran personas desplazadas internamente, provenientes de diversos orígenes y regiones de Siria. Los coordinadores del proyecto informaron que, a medida que las mujeres se reunían diariamente para aprender y enseñarse entre sí, las barreras entre ellas pasaron lentamente a un segundo plano.

El diseño del proyecto no necesita limitarse a un objetivo o resultado. La configuración del conflicto es compleja: el abordar los medios de vida de las mujeres en esos entornos inevitablemente también será complejo y desafiante. El satisfacer las necesidades básicas a través de la asistencia humanitaria, a su vez, plantea preguntas sobre cómo las mujeres que dirigen los hogares por sí mismas podrían estar equipadas para satisfacer más de las necesidades de sus familias. En el futuro, el CCM puede aprovechar las lecciones aprendidas de este proyecto mientras busca expandir sus esfuerzos humanitarios sostenibles en Siria.

Hayley Schultz participó en el programa Servir y Aprender Juntos del CCM en 2018-2019 como asistente de respuesta de paz y desastre para la organización asociada local, el Foro para el Desarrollo, Cultura y Diálogo.


Stevenson, Wendell. “Remembrance of Tastes Past: Syria’s Disappearing Food Culture.” The Guardian.

December 7, 2016. Disponible en: https://www.theguardian.com/worl/2016/dec/07/syria-refugees-disappearing-food-culture-kibbeh

Syrian Humanitarian Needs Overview. UNOCHA. https://hno-syria.org/ The Forum for Development, Culture and Dialogue: http://www.fdcd.org/

Integrando la protección en el apoyo psicosocial para las refugiadas sirias y mujeres libanesas vulnerables

[Articulos Individuales de la edicion de Intersecciones de Otoño del 2019 se publican en este blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]

Durante los últimos tres años, la Organización Libanesa para Estudios y Capacitación (LOST por sus siglas en inglés), en asociación con el CCM, ha estado implementando uno de sus mayores proyectos de protección en el área de Baalbeck-Hermel. Titulado “Ella Importa”, este proyecto tiene como objetivo proporcionar apoyo en trauma y psicológico a las refugiadas sirias y mujeres libanesas vulnerables. LOST enfrentó varios desafíos al presentar el proyecto en el área de Baalbeck-Hermel. Para garantizar el éxito del proyecto, el personal de LOST necesitaba abordar varias inquietudes relacionadas con la protección para garantizar la seguridad del personal del proyecto y participantes, así como para ganarse la confianza de las comunidades a las que pertenecían las participantes.

La situación de seguridad en Baalbeck-Hermel puede ser muy tensa, con conflictos tribales que surgen en cualquier momento junto con conflictos internos continuos que surgen de las tensiones políticas. LOST, por lo tanto, tomó las medidas necesarias para garantizar la seguridad de las participantes y del personal en los sitios del proyecto cerca de las zonas de conflicto, ajustando el cronograma de actividades a tiempos más seguros e incluyendo el transporte para las beneficiarias. Además, en algunas áreas, las participantes del proyecto corrían el riesgo de ser arrestadas mientras iban y venían de las actividades del proyecto porque carecían de un registro adecuado en el Líbano. En este caso, LOST contactó a las Fuerzas de Seguridad Libanesas para facilitar el movimiento de las participantes del proyecto, explicando el beneficio del proyecto a la región en su conjunto y evitando daños a las participantes del proyecto, al tiempo que fortalece las relaciones con las autoridades locales. LOST también creó una política de protección contra la explotación y abuso sexual (PEAS) en toda la organización que incluyó mecanismos confidenciales y privados mediante los cuales las participantes del proyecto pueden plantear inquietudes y presentar quejas sobre el proyecto y sobre las acciones del personal de LOST.

Cuántos más hombres se han involucrado, más se han beneficiado las mujeres de las capacitaciones, ya que usan sus nuevos conocimientos para mejorar la salud y bienestar de sus familias.

Cuando LOST presentó por primera vez este proyecto de apoyo psicosocial para refugiadas sirias y mujeres libanesas vulnerables en la región de Baalbek-Hermel, los esposos de las posibles participantes del proyecto en la mayoría de las aldeas rechazaron inicialmente la iniciativa. Los hombres expresaron una gran incomodidad con la idea de que sus cónyuges asistieran a las sesiones, temiendo que el proyecto tuviera un efecto negativo en sus familias. Con base en las recomendaciones de las mujeres participantes, LOST trabajó para incluir a hombres en el proyecto. En algunos casos, LOST proporcionó incentivos para la participación, incluyendo la integración de estos hombres en otros proyectos de LOST, como programas de dinero-por-trabajo, programas de alimentos-por-capacitación y otras intervenciones de medios de vida. Estos resultaron ser beneficiosos para los hombres y luego aceptaron más la participación de sus esposas en las actividades del proyecto. LOST disminuyó los casos de hombres que abandonaran las actividades para ir a trabajar teniendo en cuenta sus horarios y realizando capacitaciones en un día libre o incluso después de la jornada laboral. LOST también ha comenzado a realizar algunas sesiones de sensibilización para los esposos de las participantes para que también reciban parte de la misma información sobre el trauma y conciencia de salud que las mujeres. Cuántos más hombres se han involucrado, más se han beneficiado las mujeres de las capacitaciones, ya que usan sus nuevos conocimientos para mejorar la salud y bienestar de sus familias.

A través de varias acciones de mitigación, LOST pudo superar con éxito todos los desafíos que surgieron al implementar el proyecto “Ella Importa” en Baalbek-Hermel. El proyecto ha sido capaz de empoderar a las mujeres al desarrollar sus capacidades para tener una vida mejor, más segura y más honorable y digna a través de talleres sobre prácticas seguras de salud e higiene, planificación familiar, primeros auxilios y cuidado infantil. A través de sus actividades de apoyo psicosocial, el proyecto ha demostrado que la sanidad del trauma es esencial para recuperar la compostura necesaria para avanzar en la vida. Los resultados han incluido la resiliencia para las refugiadas sirias y mujeres libanesas vulnerables a través de relaciones mejoradas y fortalecidas dentro de sus familias y comunidad en general.

Rabih Allam es coordinador de diseño, monitoreo y evaluación de la Organización Libanesa para Estudios y Capacitación (LOST), asociada del CCM.


Comité Permanente entre Organismos. “Manual de Género para la Acción Humanitaria”. IASC, 2017. Disponible en: https://interagencystandingcommittee.org/system/files/iasc_manual_de_genero_para_accion_humanitaria.pdf

Lebanese Organization for Studies and Training: https://lostlb.org/

Making humanitarian assistance sustainable: put women in charge

[Individual articles from the Fall 2019 issue of Intersections will be posted on this blog each week. The full issue can be found on MCC’s website.]

“I am not useless,” Mona relayed to the project coordinator (pseudonym used for security purposes). “I learned in this job that I can do many things for my children, and myself, without needing any help.” As the sole head of her household, Mona had few opportunities to support her family. After taking part in a sustainable humanitarian assistance project in Syria, Mona is now able to confidently provide for her children.

As the crisis in Syria continues into its ninth year, the MCC Lebanon and Syria team aims meet the high level of humanitarian need that continues to exist in the country in a sustainable way. Though active fighting has recently decreased in most areas of Syria, 11.7 million people remain in need. Food security continues to be a main concern, as the crisis has severely disrupted the economy and people’s economic well-being. As 6.5 million people remain food insecure, MCC identifies access to food as a significant concern.

Addressing access to food in a crisis setting can be approached from many angles. After evaluating a large food assistance project in Syria, MCC found that ensuring access to food frees income to be used for other basic services, such as medical needs and school uniforms. When families lack food, they are forced to resort to coping strategies such as restricting themselves to one daily meal. As access to basic services and goods decreases, the severity of coping strategies increases. Displaced families and female-headed households are most at risk of resorting to severe coping strategies, as they lack security and stability.

War has devastating effects on individuals, families, communities and nations. Men are often recruited to fight or forced to flee, while women are left to care for their families. The number of single female-headed households in Syria has greatly increased since the Syrian crisis began. This has caused young women to take on responsibilities and tasks vital for community survival, giving them power and responsibility that they did not previously possess. Targeting women in humanitarian assistance interventions targets entire families, enhancing Syrian society overall. That is why an MCC partner, the Forum for Development, Culture and Dialogue (FDCD), created a project with these women in mind.

Women gained not only confidence and new skills, but an income that they can carry with them now that the project is over.

FDCD is a non-governmental organization (NGO) based in Beirut, Lebanon, with a long history of countering violent extremism, interfaith dialogue, peacebuilding and emergency response. FDCD’s extensive network of partners and friends in the Middle East and North Africa (MENA) region allows it to accomplish meaningful work. Volunteers are based throughout Lebanon and Syria: this network of volunteers allows FDCD to directly implement projects within Syria. MCC thus partnered with FDCD to create a pilot project aimed at serving households headed by single women, addressing a humanitarian need while paired with a long-term focus on sustainable humanitarian assistance. From this emerged a small five-month project to provide training in food processing and business skills for Syrian Women.

At the heart of this project was the question, “How do we make humanitarian assistance as sustainable as possible?” FDCD, with the help of MCC, restructured a previous food assistance-focused project to equip female-headed households with skills to produce something deeply needed in Syrian communities: food.

FDCD selected two locations for the project, with ten participants and one local coordinator per location. One trainer for both locations provided consistency in project implementation, traveling between the project sites to provide training in business skills. All project participants came from households led by single women, with children and other family members for whom they were solely responsible. When designing the project, the local coordinators spoke with women to determine an ideal start and end time for the work day, ensuring the project provided participants with the much-needed flexibility of working during the hours their children were at school. This project design eliminated the need for women to pay for childcare or force them to leave their children home alone.

The ten women gathered in their respective centers five days a week to attend classes in business skills and marketing, while also learning the art of mouneh. Mouneh is a process of canning food to last for a long period of time. The business training skills involved classes on everything from how to market one’s products, how to set prices and best sanitation practices. Women gained not only confidence and new skills, but an income that they could carry with them upon the project’s completion. Thus, the project was successful in making humanitarian assistance more sustainable, a success that can in turn inform future MCC programming.

When families lack food, they resort to coping strategies such as restricting themselves to one daily meal. As access to basic services and goods decreases, the severity of coping strategies increases. Displaced families and female-headed households are most at risk of resorting to severe coping strategies, as they lack security and stability.

Though the project centered solely on equipping women with livelihoods skills, three different outcomes emerged. The first outcome was that the twenty women in the project learned how to produce mouneh, thus equipping them with a concrete skill to support their families. At the conclusion of the project, 23% of the women even reported finding formal training or contracts. The second outcome was increased food security for 300 Syrian families during the harsh winter months, as once the women learned how to make mouneh, FDCD distributed four kilograms of mouneh products to 300 vulnerable families during the early winter months. Lastly, the project contributed to social cohesion in Syria, as all the women participating in the project were internally displaced people, coming from diverse backgrounds and regions in Syria. Project coordinators reported that, as women gathered daily to learn from and teach each other, the barriers between them slowly faded into the background. As the crisis in Syria continues, the MCC Lebanon and Syria team and our partners in Syria are looking for new ways to provide humanitarian assistance in a sustainable way. Project design does not need to be limited to one goal or outcome. Conflict settings are complex: addressing women’s livelihoods in those settings will inevitably also be complex and challenging. Meeting basic needs through humanitarian assistance in turn raises questions about how women leading households on their own might be equipped to meet more of their families’ needs. Going forward, MCC can build on lessons learned from this project as it seeks to expand its sustainable humanitarian efforts in Syria.

Hayley Schultz participated in MCC’s Serving and Learning Together program in 2018-2019 as the peace and disaster response assistant for a local partner, the Forum for Development, Culture and Dialogue.


Stevenson, Wendell. “Remembrance of Tastes Past: Syria’s Disappearing Food Culture.” The Guardian. December 7, 2016. Available at https://www.theguardian.com/world/2016/dec/07/syria-refugees-disappearing-food-culture-kibbeh

Syrian Humanitarian Needs Overview. UNOCHA. https://hno-syria.org/

The Forum for Development, Culture and Dialogue: http://www.fdcd.org/

La respuesta humanitaria del CCM al conflicto en Siria, Irak, Líbano y Jordania

[Articulos Individuales de la edicion de Intersecciones de Otoño del 2019 se publican en este blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]

En su mayor respuesta humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, el CCM ha programado más de US $63.4 millones para responder a los conflictos y desplazamientos en Siria desde 2012 e Irak desde 2014. El programa de respuesta del CCM abarca cuatro países, tanto Siria como Iraq, junto con sus vecinos el Líbano y Jordania, que albergan grandes poblaciones de refugiados en relación con su tamaño nacional. En estos países, el CCM trabaja en estrecha colaboración con organizaciones de ayuda eclesiástica, sociedades caritativas islámicas, organizaciones no gubernamentales nacionales y organizaciones comunitarias.

El personal del Middle East Council of Churches (MECC) descargó un envío de ayuda humanitaria que se envió en octubre de 2018 desde la Conferencia Regional Menonita de Europa Occidental y CCM a la bodega del MECC en Dara’a, Siria. El envío incluyó 368 edredones, 800 baldes de alivio y 4,976 paquetes escolares, junto con ropa de menores y otras mantas. Nombres no proporcionados por razones de seguridad. (Foto cortesía del Consejo de Iglesias del Medio Oriente).

A través de estas asociaciones, el CCM responde a las necesidades humanitarias urgentes y continuas de personas refugiadas y desplazadas internamente, incluyendo la asistencia alimentaria y en efectivo, rehabilitación de viviendas, apoyo con el alquiler y provisión de artículos esenciales para el hogar e higiene. Si bien la mayoría de los artículos se compran localmente, el CCM también envía artículos de higiene en especie, mantas y otra asistencia humanitaria de Canadá, Estados Unidos y Europa para distribuirlos como parte de su respuesta. En los últimos siete años, el CCM ha enviado ayuda humanitaria valorada en más de US $11 millones.

El CCM y sus organizaciones asociadas también abordan las necesidades de las personas afectadas por conflictos más allá de la provisión de alimentos y otro tipo de apoyo humanitario.

Las niñas y niños de 3 a 5 años disfrutan el truco del conejo del mago durante un espectáculo de magia en su escuela. Esta es una de las escuelas en el sur del Líbano que el CCM financia a través de su organización asociada la Popular Aid for Relief and Development (PARD). El personal del CCM colaboró con el personal de la escuela para invitar al mago a actuar en todas las escuelas apoyadas por el CCM como una extensión del proyecto de educación de kínder del CCM que incluye capacitación psicosocial. La PARD ha trabajado muchos años en áreas palestinas en el sur del Líbano y comenzó a incluir actividades psicosociales para brindar a las personas refugiadas sirias y palestinas herramientas para abordar el trauma y una oportunidad para expresarse y aumentar su confianza. Los nombres se retienen por razones de seguridad. (Foto cortesía de PARD).

A medida que el desplazamiento interrumpe o limita el acceso a la educación para las niñas, niños y jóvenes, el CCM brinda apoyo para programas educativos formales y de recuperación. El CCM también promueve relaciones positivas entre las comunidades de acogida y desplazadas y entre diferentes grupos étnicos y religiosos para evitar tensiones intercomunitarias y promover la paz. En reconocimiento del inmenso trauma experimentado por las familias afectadas por el conflicto, los programas del CCM brindan apoyo para la sanidad del trauma y atención psicológica, junto con el desarrollo de las habilidades de las organizaciones asociadas para responder a las necesidades psicológicas. A medida que la naturaleza del conflicto en Siria e Irak y las circunstancias de las personas afectadas cambian, el CCM ajusta su programa para abordar mejor las necesidades y situaciones en evolución en el campo. Ahora, a medida que algunas familias desplazadas comienzan a regresar a sus hogares, el CCM explora formas de proporcionar asistencia humanitaria sostenible y empoderadora.

Como es evidente en varios de los artículos dentro de este número de Intersecciones, la respuesta humanitaria a gran escala y a largo plazo al conflicto en Siria e Irak ha desafiado al CCM y sus organizaciones asociadas a desarrollar habilidades para responder efectivamente a las diferentes necesidades de mujeres, niñas, niños y hombres en circunstancias difíciles. Aunque las necesidades siguen siendo inmensas y los recursos son limitados, la respuesta del CCM en Siria, Irak, Jordania y Líbano ha llegado a cientos de miles de personas afectadas por los conflictos, inestabilidad política y desplazamiento — todo en el nombre de Cristo.

Amy Martens es coordinadora de asistencia humanitaria del CCM, con sede en Winnipeg.

Integrating protection into psychosocial support for Syrian refugee and vulnerable Lebanese women

[Individual articles from the Fall 2019 issue of Intersections will be posted on this blog each week. The full issue can be found on MCC’s website.]

For the past three years, the Lebanese Organization for Studies and Training (LOST), in partnership with MCC, has been implementing one of its largest protection projects in the area of Baalbeck-Hermel. Entitled “She Matters,” this project aims at providing trauma and psychosocial support for Syrian refugee and vulnerable Lebanese women. LOST faced several challenges in introducing the project to the Baalbeck-Hermel area. In order to ensure the success of the project, LOST staff needed to address several protection-related concerns in order to ensure the safety of project staff and participants as well as gain the trust of the communities to which the participants belonged.

The security situation in Baalbeck-Hermel can be very tense, with tribal conflicts arising at any moment alongside ongoing internal conflicts emerging from political tensions. LOST therefore took the necessary steps to ensure the safety of participants and staff at project sites near conflict zones, adjusting the schedule of activities to safer times and including transportation for beneficiaries. Additionally, in some areas project participants faced the risk of arrest while going to and from project activities because they lacked proper registration in Lebanon. In this case, LOST contacted the Lebanese Security Forces in order to facilitate the movement of project participants, explaining the benefit of the project to the region as a whole and thus avoiding harm to project participants while also strengthening relationships with local authorities. LOST also created an organization-wide protection from sexual exploitation and abuse (PSEA) policy that included confidential and private mechanisms by which project participants can raise concerns and submit complaints about the project and about the actions of LOST staff.

The more men have been involved, the more the women benefited from the trainings, as they use their new knowledge to improve the health and wellbeing of their families.

When LOST first introduced this psychosocial support project for Syrian refugee and vulnerable Lebanese women to the Baalbek-Hermel region, the husbands of potential project participants in most villages initially rejected the initiative. Men expressed strong discomfort with the idea of their spouses attending the sessions, fearing that the project would have a negative effect on their families. Based on the recommendations of female participants, LOST worked to include men in the project. In some cases, LOST provided incentives for participation, including integrating these men into other LOST projects, such as cash for work programs, food for training programs and other livelihood interventions. These proved to be beneficial to the men and they were then more accepting of their wives’ participation in the project activities. LOST mitigated the instances of men dropping out of activities in order to work by taking into consideration their schedules and conducting trainings on a day off or even after their return from day labor. LOST has also begun holding some awareness sessions for the spouses of female participants so that they also receive some of the same trauma and health awareness information as the women. The more men have been involved, the more the women have benefited from the trainings, as they use their new knowledge to improve the health and wellbeing of their families. Through several mitigation actions, LOST was successfully able to overcome all the challenges that arose while implementing the “She Matters” project in Baalbek-Hermel. The project has been able to empower women by building their capacity to have better, safer and more honorable and dignified lives through workshops about safe health and hygiene practices, family planning, first aid and childcare. Through its psychosocial support activities, the project has shown that trauma healing is essential for regaining the composure needed to move forward in life. The results have included resiliency for Syrian refugee and vulnerable Lebanese women through improved and strengthened relationships within their families and the broader community.

Rabih Allam is a design, monitoring and evaluation coordinator with the Lebanese Organization for Studies and Training (LOST), an MCC partner.


Inter-Agency Standing Committee. “The Gender Handbook for Humanitarian Action.” IASC, 2017. Available at https://interagencystandingcommittee.org/system/files/2018-iasc_gender_handbook_for_humanitarian_action_eng_0.pdf

Lebanese Organization for Studies and Training: https://lostlb.org/