[Articulos individuales de la edicion de Intersecciones de Invierno 2020 se publican dos veces blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]
El Servicio Menonita de Desastres (MDS, por sus siglas en inglés), la agencia de ayuda ante desastres de las iglesias menonitas y otras iglesias anabautistas en los Estados Unidos y Canadá, comenzó en un picnic en Kansas en 1950. Cuando miembros de la escuela dominical se reunieron en Hesston para compartir ideas y alimentos, expresaron un deseo común de “buscar oportunidades para participar en actividades pacíficas y útiles. . . justo donde nos encontramos”. A través de una serie de “picnics en el parque”, surgió la “Organización del Servicio Menonita” y se comenzó a definirse. Surgieron preguntas, ampliando el círculo de interés. ¿Quién está disponible para ayudar? ¿Qué habilidades podemos proporcionar? ¿Tenemos carpinteros? ¿Cocineros? ¿Mecanógrafos? ¿Soldadores? ¿Enfermeras? ¿Pilotos de aviones? ¿Qué tan rápido podemos responder? Estas preguntas llevaron a más preguntas, ampliando los límites de la organización y permitiéndole crecer.

(Foto del CCM / Ted Houser)
La primera llamada de asistencia llegó en mayo de 1951 cuando, durante un período de fuertes lluvias, el río Little Arkansas se inundó y Wichita pidió ayuda. A las 11 p.m. de esa noche, 45 hombres con cuatro camiones habían llegado a Wichita para construir diques con sacos de arena. Una semana después, los voluntarios fueron llamados a Great Bend, Kansas, movilizando una respuesta a otra inundación.
La Organización de Servicios Menonitas continuó creciendo, expandiéndose fuera del medio oeste a través de los Estados Unidos y Canadá. El nombre cambió a Servicio de Desastres Menonita (MDS), lo que refleja con mayor precisión el tipo de servicio realizado por las voluntarias. En 1955, MDS se convirtió en parte del Comité Central Menonita, una agencia de ayuda inter menonita fundada en 1920. MDS creció rápidamente durante la década siguiente, estableciendo escuelas de capacitación para directores de campo, abriendo una oficina móvil en 1956, celebrando en Chicago su primera reunión de todas sus unidades, produciendo una película sobre su trabajo en 1958, capacitando y reuniendo equipos de rescate en 1959 y agregando equipos de radio en 1960. Para 1966, los funcionarios de la Cruz Roja esperaban que MDS apareciera en la escena cuando ocurrían desastres naturales. Incluso cuando MDS se expandió, el deseo seguía siendo “buscar oportunidades para participar en actividades pacíficas y útiles… justo donde nos encontramos”.
Mi participación personal en el mundo del CCM-MDS comenzó temprano, mostrándome cómo las personas en el CCM y MDS buscaban llevar a cabo una “actividad pacífica y útil”. Como sobrino de Paul y Doris Janzen Longacre, regularmente escuchaba historias de sus viajes con el CCM a Vietnam y a otros lugares del mundo. Mientras tanto, mi padre compartía historias de conducir autobuses llenos de voluntarios Amish para limpiar después de un tornado en algún lugar de EE. UU.
Comencé como voluntario en el CCM Brasil en 1981 a la temprana edad de 23 años. Después de tres meses de aprendizaje del idioma, me mudé con entusiasmo al interior del país y establecí mi hogar, listo para participar en actividades pacíficas y útiles. Mi asignación era ayudar a establecer una cooperativa agrícola. Lamentablemente, la región se encontraba en una sequía que duró siete años. Mi trabajo cambió a cavar pozos, construir cisternas y construir una gran presa de tierra. La presa fue construida por 94 familias, principalmente a mano. El gobierno canadiense financió un programa de dinero-por-trabajo de US $ 20,000. Pronto supe que el alcalde le decía a la gente que yo estaba allí como comunista. La gente local pensó que había venido a descubrir oro, mientras que el sacerdote católico proveniente de Holanda dijo que yo había venido a sacar la gente de su iglesia para comenzar mi propia iglesia. A veces sentí que el mundo estaba en mi contra. Trabajaba durante el día, jugaba futbol al anochecer y cazaba armadillos por la noche con los granjeros. Los fines de semana enseñé a los jóvenes a jugar voleibol y dimos vida a la Biblia con las parábolas de Jesús. Ellos me enseñaron portugués y yo les introduje árboles fijadores de nitrógeno resistentes a la sequía, una mejor raza de cabras para la producción de leche y tecnología apropiada de molinos de viento y bombas manuales.

La sequía empeoró hasta el punto en que estábamos enterrando niños y niñas casi semanalmente debido a la falta de agua potable y saneamiento adecuado. En medio de esta desesperación, envié una carta a mi pequeña iglesia Menonita en Kennett Square, Pensilvania, pidiéndoles que oraran por lluvia. Una noche, los cielos se abrieron y llovió durante días, terminando con la sequía. Meses después, descubrí que había sido el mismo día en que la iglesia convocó una reunión especial y literalmente se arrodilló y oró. ¡Dios respondió nuestras oraciones!
En 1992 comencé a trabajar como coordinador de recursos materiales del CCM. Mi función consistía en supervisar la enlatadora de carne del CCM y coordinar la recolección y envíos de ayuda humanitaria al extranjero. A diario lidiaba con emergencias internacionales de guerra, hambruna y desastres naturales. Trabajando con nuestro equipo del CCM siempre intentamos evaluar cuáles eran los recursos locales y qué se necesitaba para reconstruir la esperanza. Me senté junto a Lowell Detweiler, coordinador ejecutivo de MDS, y observé su trabajo a nivel nacional con MDS. Lowell y yo vimos los esfuerzos del CCM y MDS como complementarios, con MDS y CCM, histórica y actualmente compartiendo gran parte de los mismos constituyentes que buscan “oportunidades para participar en actividades pacíficas y útiles”.
Lowell y yo vimos los esfuerzos del CCM y MDS como complementarios, con MDS y CCM, entonces como ahora, compartiendo gran parte de los mismos constituyentes que buscan “oportunidades para participar en actividades pacíficas y útiles.
En 1993, MDS se incorporó como una organización 501(c)3 sin fines de lucro, separada del CCM pero de acuerdo con el mismo espíritu de respuesta cristiana. Este fue un año que presenció una cantidad extraordinaria de actividad de respuesta a desastres cuando los voluntarios se movilizaron para ayudar a las víctimas del huracán Andrew (1992) y las inundaciones del medio oeste de 1993. A través de la asistencia y la perseverancia de la red MDS, la organización continuó creciendo y aumentando sus capacidades de respuesta ante desastres. Gracias a un sólido comienzo dentro del CCM, MDS es ahora una organización independiente completamente desarrollada que colabora con el CCM según sea necesario. MDS responde a desastres en los EE. UU. y Canadá, pero solicita ayuda al CCM con recursos humanitarios tales como carne enlatada y baldes de ayuda, como en la respuesta al huracán Katrina en 2005, y para compartir personal, como en la respuesta de 2017 al huracán María en Puerto Rico.
MDS actualmente opera gracias a la participación de más de 3,000 iglesias y distritos Menonitas, Amish y Hermanos en Cristo. La principal contribución del Servicio de Desastres Menonita es el suministro de personal para operaciones de limpieza, reparación y reconstrucción. Esta actividad se convierte en un medio para tocar vidas y ayudar a las personas a recuperar la fe e integridad. Las oficinas binacionales y regionales de MDS están organizadas para ayudar a sus 50 unidades locales en los Estados Unidos y Canadá en la operación efectiva de los programas de desastres. MDS ha recorrido un largo camino desde que las personas se reunieron hace setenta años en Hesston, Kansas, en un picnic para discernir cómo podrían ser útiles cerca de casa. Sin embargo, el espíritu de servicio y el compromiso de participar en una “actividad pacífica y útil” se mantienen como marcas distintivas de MDS y CCM.
Kevin King es director ejecutivo del Servicio de Desastres Menonita.
Detweiler, Lowell. The Hammer Rings Hope. Scottdale, PA: Herald Press, 2000.