[Articulos Individuales de la edicion de Intersecciones de Otoño del 2019 se publican en este blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]
Con los años, el CCM Colombia ha descubierto que la forma más confiable de responder a los desastres naturales en zonas de conflicto es a través de grupos eclesiásticos locales respetados que cuentan con una profunda experiencia y una presencia duradera en las regiones en conflicto.
Especialmente en una región donde el tejido social se ha deshilachado significativamente por el conflicto armado, la compra de artículos de ayuda de las personas comerciantes locales genera confianza y garantías relacionales, en lugar de provocar sospechas al traer ayuda externa.
Durante más de 70 años, las comunidades de los Hermanos Menonitas han vivido, trabajado y adorado a lo largo de los ríos de la región del Chocó de Colombia, principalmente San Juan, pero también a lo largo de afluentes más pequeños y, más recientemente en el gran río Atrato. La región del Chocó es el segundo lugar más lluvioso del mundo y, a medida que llueve, los ríos de la región se hinchan y fluyen lentamente hacia los océanos Pacífico y Atlántico. La población del Chocó está agrupada a lo largo de los ríos, que durante mucho tiempo han servido como principales rutas de transporte, fuentes de sustento y fuerza social orientadora. Pero también son la fuente de inundaciones frecuentes, inundaciones agravadas por el cambio climático y cambios en el lecho del río provocados por la minería de dragado a escala industrial.
A medida que aumenta la gravedad y frecuencia de las inundaciones, la iglesia de los Hermanos Menonitas ha desarrollado experiencia en respuesta a emergencias. El CCM ha apoyado a la iglesia de los Hermanos Menonitas de Colombia en el Chocó en estos esfuerzos por tres razones principales. Primero, dado que las comunidades de los Hermanos Menonitas de la región, a menudo, se han visto afectadas por las inundaciones, se han convertido en expertos en realizar evaluaciones de la situación muy precisas. En segundo lugar, el estado colombiano tiene una presencia mínima en estas comunidades, y cualquier asistencia que llegue a través de organizaciones de ayuda internacional o el estado solo llega a las áreas más urbanas y, a menudo, se corrompe por la política local. Finalmente, a pesar de los acuerdos de paz de 2016 entre el estado colombiano y las guerrillas de las FARC, el conflicto armado y la presencia de grupos armados activos sigue siendo una realidad intrincada en el Chocó, lo que hace que los esfuerzos de ayuda humanitaria externa sean extremadamente difíciles.
En este contexto, los Hermanos Menonitas del Chocó se han convertido en expertos en brindar ayuda humanitaria en una zona de conflicto. Muchas de sus estrategias y prácticas reflejan las mejores prácticas para las operaciones de ayuda humanitaria en general: la diferencia es simplemente que los riesgos se plantean en una zona de conflicto.
A través de la colaboración y cooperación con los Hermanos Menonitas, el CCM Colombia ha encontrado que varias prácticas son cruciales. Primero, ha sido importante utilizar los recursos y las cadenas de suministro locales, en lugar de traer bienes de fuera de la región. Al utilizar recursos locales, la respuesta humanitaria beneficia a la comunidad de múltiples maneras, tanto al proporcionar la ayuda necesaria como al patrocinar a las personas comerciantes y vendedoras locales. Esto ha ayudado a garantizar la adecuación cultural de la ayuda que se distribuye, así como a fortalecer las redes relacionales en la región afectada. En algunos casos, fue necesario comprar los artículos de ayuda en un área urbana más grande y transportarlos a las comunidades afectadas por la inundación, pero los Hermanos Menonitas nunca han traído recursos de fuera del departamento o desconectados de las iglesias. Especialmente en una región donde el tejido social se ha deshilachado significativamente por el conflicto armado, la compra de artículos de ayuda de las personas comerciantes locales genera confianza y garantías relacionales, en lugar de provocar sospechas al traer ayuda externa.
Una segunda estrategia empleada por los Hermanos Menonitas ha sido mantener una comunicación clara con las autoridades municipales locales, a la vez que se mantiene independiente de ellas en la distribución de la ayuda. Tal y como se considera una mejor práctica, los Hermanos Menonitas siempre aclaran con las autoridades municipales qué poblaciones han recibido ayuda estatal y qué planes adicionales tiene el municipio para responder a las inundaciones. Pero en lugar de coordinar directamente su respuesta a través del municipio, los Hermanos Menonitas implementan independientemente su respuesta de emergencia. De esta manera, han evitado que partes de su ayuda se redirijan a lo largo de las líneas de patrocinio locales o se utilicen como pago a diferentes grupos. Esta ha sido una práctica especialmente importante durante las temporadas electorales. Debido a que los Hermanos Menonitas están comprometidos con la región a largo plazo y tienen una identidad de fe distinta, son extremadamente cuidadosos al asociar sus actividades con cualquier entidad política temporal. Esto les permite mantener una postura de no colusión e independencia que, en última instancia, sirve como una forma de protección tanto para la iglesia como para su respuesta al desastre.
Tercero, en cualquier zona de conflicto habrá efectos a largo plazo del trauma experimentado por la población, además del trauma y estrés generados por el desastre natural en sí. Los Hermanos Menonitas reconocen esta dinámica y han tratado de incluir el apoyo psicosocial y asesoramiento pastoral como parte de sus esfuerzos de respuesta en casos de desastres. Viajar en el Chocó, particularmente en las regiones rurales, es costoso y arriesgado; sería difícil mantener un programa de apoyo en trauma que tuviera el mismo alcance geográfico que los esfuerzos de ayuda humanitaria. Al combinar el apoyo en trauma con los esfuerzos de ayuda, la iglesia puede abordar las necesidades emocionales de muchas más comunidades que si intentaran un esfuerzo similar aparte de una respuesta humanitaria.
La iglesia de los Hermanos Menonitas siempre ha rechazado las escoltas militares para sus misiones humanitarias, porque entonces ya no serían vistas como un grupo neutral y pacifista.
Finalmente, y lo más importante, la respuesta de emergencia en zonas de conflicto no se puede hacer sin una comunicación clara y relaciones con los actores de la comunidad local. Esto es cierto tanto para la evaluación de la situación como para las etapas de implementación de la respuesta humanitaria. En el contexto del Chocó, las principales rutas de transporte son controladas y monitoreadas tanto por el estado como por grupos armados ilegales. El mover grandes cantidades de ayuda alimentaria y no alimentaria a lo largo de estas rutas requiere que se obtenga el permiso adecuado, que las comunidades hayan aprobado la llegada de la ayuda y que la organización asociada local que distribuye la ayuda —en este caso, la Iglesia Menonita de los Hermanos— sea respetada y conocida por todos los actores locales. En el Chocó, por ejemplo, los Hermanos Menonitas insisten en una comunicación clara, pero de una manera que enfatiza su neutralidad como grupo religioso basado en la fe. Entonces, para transportar fertilizantes más allá de cierto punto, la iglesia debe contar con la autorización del gobierno, ya que se considera una sustancia monitoreada, debido a su uso en la producción de coca. Otras veces, la iglesia ha tenido que registrar sus embarcaciones con el gobierno, junto con la ayuda que transportan, como una misión humanitaria. Pero la iglesia siempre ha rechazado las escoltas militares para sus misiones humanitarias, porque entonces ya no serían vistas como un grupo neutral y pacifista. En cambio, se comunican directamente con los líderes comunitarios que pueden confirmar cuándo sería seguro viajar y entregar la ayuda humanitaria. Si un líder de la comunidad informa a los Hermanos Menonitas que no viajen a la hora propuesta, respetarán la recomendación y pospondrán su visita.
Todo esto es posible solo porque la Iglesia Menonita de los Hermanos en el Chocó ha desarrollado y alimentado un testimonio histórico y consistente en la región. Al presentarse constantemente como testigo de paz, trabajando para el beneficio y bienestar de las comunidades a las que pertenecen y absteniéndose de afiliaciones abiertas con grupos armados, ejército o gobiernos locales, los Hermanos Menonitas
responden con habilidad y prudencia a los desastres naturales y crisis humanitarias dentro de su región. Ha sido un honor para el CCM Colombia aprender y trabajar junto a ellos.
Elizabeth Miller es representante del CCM Colombia y vive en Bogotá.