[Articulos Individuales de la edicion de Intersecciones de Verano del 2019 se publican en este blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]
A medida que las escuelas fortalecen sus esfuerzos de protección infantil, deben trabajar junto con las familias y comunidades como aliados clave en la responsabilidad crítica de proteger a la niñez. A veces, la familia, vecinas, vecinos y otros miembros de la comunidad desempeñan un papel obvio para mantener a la niñez a salvo—por ejemplo, cuando una niña de 12 años es agredida sexualmente por un extraño pero logra gritar, y otros miembros de la comunidad acuden en su rescate y finalmente capturan al agresor. Sin embargo, al igual que sería impensable que la comunidad permanezca en silencio en momentos de crisis como este, es igualmente importante que la comunidad participe activamente en la prevención y respuesta a formas de abuso más ocultas que, lamentablemente, a menudo son perpetradas por maestros, personal u otras personas adultas en posiciones de confianza.
La Red Inter agencial de Educación en Emergencias (INEE por sus siglas en inglés) subraya que la participación de la comunidad es fundamental para la efectividad y sostenibilidad de los programas educativos. Como tal, los miembros de la comunidad deben ser apoyados para participar de manera activa, transparente y sin discriminación en todas las etapas de las respuestas educativas (Normas Mínimas para la Educación de la INEE, 2010). Los enfoques liderados por la comunidad se basan en la idea del poder de la gente, es decir, la capacidad de la gente común, incluso en circunstancias difíciles, de organizarse, definir sus principales problemas o desafíos y abordarlos colectivamente (Wessels, 2018). Desde ese punto de vista, los foros estructurados liderados por la comunidad son el mejor lugar para identificar los problemas de protección local y desarrollar las soluciones más adecuadas en cooperación con las escuelas (“Rol de los Comités de Gestión Escolar”, 2016).
Los Comités de Gestión Escolar (CGE) y las Asociaciones de Madres/Padres y Docentes (PTA por sus siglas en inglés) son herramientas importantes para mejorar el gobierno escolar—particularmente con respecto al liderazgo, gestión y toma de decisiones. Estas estructuras comunitarias se desarrollan a través de una serie de actividades integrales de movilización social que alientan y guían a las comunidades en los procesos participativos de gestión de una escuela. Normalmente constan de siete a ocho miembros de diversos grupos de interés: los CGE, a menudo, incluyen un(a) administrador(a) o director(a) de la escuela, representantes de madres/padres, maestros(as), trabajadores(as) sociales y ancianos de la comunidad. Los CGE brindan una oportunidad natural e importante para involucrar a la comunidad en la creación de escuelas seguras para la niñez. Los CGE y las PTA deben participar en todas las etapas de los esfuerzos de resguardo y protección de la infancia, desde el desarrollo de políticas de protección de la infancia hasta la supervisión de la implementación, el seguimiento y la actualización de estos procedimientos.
En la etapa de desarrollo de políticas, los CGE y las PTA pueden ayudar a identificar los riesgos que enfrenta la niñez y establecer medidas efectivas para reducir esos riesgos, incluyendo mecanismos de presentación de informes que son culturalmente apropiados y accesibles para todas las partes interesadas. También pueden asegurar que se escuche la voz de la niñez, alentando el establecimiento de grupos dirigidos por niñas y niños en la escuela y comunidad y solicitando comentarios de las niñas y niños para alimentar las conversaciones de los CGE.
Las políticas solo tienen un impacto positivo si se ponen en práctica, por lo que los CGE y las PTA son aún más importantes en la etapa de implementación. Dado que los CGE y las PTA desempeñan un papel clave en la elaboración de los presupuestos y desembolsos de los fondos, deben estar a la vanguardia en abogar para que se reserven recursos para difundir políticas traducidas a idiomas locales y en formatos adaptados para la niñez. También deben asegurarse de que tanto las maestras y maestros como los(as) estudiantes estén informados(as) regularmente sobre los tipos de abuso que enfrenta la niñez y que la escuela ha establecido los mecanismos de reporte y respuesta necesarios.
En las últimas dos décadas, los dos campos de personas refugiadas de Kenia, Kakuma (pobl.188,000) y Dadaab (pobl. 211,086), han sido testigos de una creciente participación comunitaria en la protección de la infancia a través de las escuelas. Estas estructuras comunitarias no solo han fortalecido a las escuelas de personas refugiadas de muchas maneras, sino que también han demostrado ser una herramienta importante para crear conciencia y abordar las normas culturales que marginan a ciertos grupos de niñas, niños y jóvenes—por ejemplo, destacando y respondiendo a los distintos desafíos que enfrenta la niñez que vive con discapacidades, los hogares encabezados por niños y las madres niñas para acceder a la educación (“Buenas prácticas”, 2015). En Kakuma, las madres y padres que reciben capacitación en los CGE expresaron sentirse con más confianza en sus roles y responsabilidades para involucrar a la escuela en casos de abuso infantil.
En su papel de tomadores de decisiones, los CGE y las PTA pueden influir en las decisiones sobre las acciones de respuesta adecuadas cuando un maestro o maestra ha sido declarado(a) culpable de abusar o explotar a la niñez—por ejemplo, presionando para el despido o arresto y condena de los perpetradores en un caso de abuso grave o castigo corporal en contra de estudiantes por parte de los maestros o maestras.
Más allá de los grupos escolares como los CGE y las PTA, los grupos comunitarios de protección infantil son actores clave para garantizar que la niñez esté segura no solo en la escuela sino también en la comunidad circundante (“A Common Responsibility”, 2008). Los grupos de protección infantil basados en la comunidad reúnen a personas voluntarias que buscan mejorar la protección y bienestar de la niñez en una aldea, vecindario urbano u otra comunidad. Son conocidos por una variedad de nombres, por ejemplo, comités de la niñez huérfana y vulnerable, comités de protección infantil, comités de bienestar infantil, comités de cuidado comunitario y comités contra la trata de personas. A pesar de tener nombres diferentes, estos grupos son en su mayoría muy similares, con el objetivo común de proteger y cuidar a la niñez vulnerable. Por ejemplo, dichos comités pueden movilizar a las personas adultas para que acompañen a las niña y niños y evitar que sean atacados cuando van o regresan de la escuela. Es importante que las escuelas también se involucren y colaboren con este tipo de grupos, para crear conciencia sobre los problemas clave de la protección de la infancia en la comunidad o para identificar a niñas y niños que no pueden asistir a la escuela y solicitarles ayuda.
Las comunidades no deben quedar excluidas o reducidas a simples sellos en la gestión diaria de las iniciativas escolares. Esto es especialmente cierto cuando se trata de la protección de la infancia. Dado que las comunidades varían enormemente en cada contexto, deben desarrollar sus propias formas de trabajo que se ajusten a su contexto. Las escuelas forman solo una parte— aunque muy significativa— de una realidad social holística, por lo que no deben trabajar aisladas de la comunidad. Más bien, deben involucrar activamente a las madres, padres y comunidad para entender cómo el abuso infantil y su prevención en el contexto escolar están relacionados con sus manifestaciones dinámicas dentro de la comunidad. Esto asegurará que los esfuerzos de protección basados en la escuela sean culturalmente sensibles, localmente apropiados y tan efectivos como sea posible.
Martin Juma es un consultor a corto plazo de los programas del CCM sobre protección infantil. Tiene su domicilio en Nairobi, Kenia.
Aprende Más
“A Common Responsibility: The Role of Community-Based Child Protection Groups in Protecting Children from Sexual Exploitation and Abuse.” London: International Save the Children Alliance, 2008. Available for download at https://resourcecentre.savethe children.net/node/1245/pdf/1245.pdf.
Inter-Agency Network for Education in Emergencies (INEE). INEE Minimum Standards for Education: Preparedness, Response, Recovery. New York: UNICEF, 2010. Available for download in multiple languages at https://inee.org/resources/inee-minimum-standards.
“Role of School Management Committees (SMCs) and Local Governing Bodies in Violence Prevention within School: Evidences from Nepal.” Regional Expert Roundtable on Prevention of Violence in Schools in South Asia, April 25-27, 2016, Colombo, Sri Lanka. Available for download at http://www.knowviolenceinchildhood.org/about/ downloadpdf/ Day%201%20Session%204%20KBNepal%20Role%20of%20School%20 Management% 20Committee%20and%20Local%20Governance.pdf.
UNHCR. “Good Practices for Strengthening Community Participation in Education In Kenya.” January 15, 2015. Available at http://coexist.co.ke/files/GP_Kenya_ComParticipation_FINAL_DRAFT_Jan_15_2015.pdf.
Wessells, M.G. “A Guide for Supporting Community-Led Child Protection Processes.” New York: Child Resilience Alliance, 2018. Available at http://www.socialserviceworkforce.org/system/files/resource/files/Guide-Community-Led-Child-Protection.pdf.