[Articulos Individuales de la edicion de Intersecciones de Invierno del 2019 se publican en este blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]
Las inundaciones no solo son peligrosas, sino también sucias, especialmente cuando el área inundada está subdesarrollada y densamente poblada. Las inundaciones trasladan las aguas residuales, desperdicios, cadáveres y todo tipo de escombros a las áreas habitadas. Recuperar el acceso a agua limpia y condiciones de vida sanitarias después de una inundación requiere mucho tiempo y recursos. Puede ser fácil olvidar que el agua sucia es simplemente un hecho de la vida para muchas comunidades rurales, con o sin la complicación de las inundaciones, y el progreso hacia un mejor acceso al agua suele ser fragmentario y lento. Cuando la necesidad es tan grande como en la zona rural de Uganda, encontrar un lugar para comenzar es uno de los mayores desafíos, y un patrón emergente de desarrollo, más pragmático que filosófico, es que las visiones a largo plazo, a menudo, tienen su base en la ayuda humanitaria. En el distrito de Kasese, en el oeste de Uganda, en las estribaciones de las montañas Rwenzori que dividen a Uganda y la República del Congo, el catalizador para comenzar a abordar las preocupaciones generalizadas de agua, saneamiento e higiene (WASH) en las escuelas rurales fue una inundación desastrosa, que en mayo de 2013 eliminó la estabilidad sanitaria de varias escuelas primarias y sus comunidades.
El CCM trabaja a través de la asociación con organizaciones locales que tienen experiencia y conexiones para navegar de manera efectiva las consideraciones económicas, políticas y culturales locales que cualquier proyecto de ayuda o desarrollo debe abordar. La organización asociada del CCM en Kasese es el departamento de desarrollo de la Diócesis de Rwenzori del Sur (DRS) de la Iglesia de Uganda. Después de contactar al CCM en 2013, la DRS realizó encuestas en el área, buscando las escuelas más afectadas por la inundación. El personal de la DRS encontró una alta incidencia de enfermedades entre el estudiantado, en su mayoría tifus, cólera y disentería por el agua potable no tratada y contaminada por la inundación. La inundación también había destruido muchos sistemas de drenaje existentes, lo que resultó en más estanques de reproducción para los mosquitos de la malaria. Las preocupaciones inmediatas causadas por la inundación también pusieron de relieve los problemas de salud endémicos en las escuelas, tales como instalaciones de inodoros y de lavado inadecuadas y que no cuentan con el mantenimiento apropiado y prácticas o sistemas inexistentes para purificar el agua potable. El CCM y la DRS acordaron un proyecto de ayuda a corto plazo, que se ejecutó de enero a agosto de 2014, que se centró en devolverle a las escuelas identificadas como las afectadas por la inundación, las condiciones mínimas para operar mediante el suministro de alimentos, útiles escolares y consejería para ayudar al estudiantado a continuar con sus estudios a pesar de haber perdido sus casas y posesiones. Esta asociación para actividades de ayuda limitada abrió la puerta para una asociación continua con la DRS para abordar las necesidades de WASH en estas escuelas rurales.
Para contrarrestar la propagación de enfermedades transmitidas por el agua, el CCM y la DRS se enfocaron primero en mejorar la infraestructura de WASH en las escuelas, apoyando la construcción de letrinas, baños, instalaciones de lavado de manos y tanques de agua para recolectar la lluvia de los techos de las escuelas, asegurando que este proyecto cumpliera con las pautas humanitarias estándar de la infraestructura requerida para satisfacer las necesidades de agua, saneamiento e higiene del estudiantado en las escuelas. Sin embargo, la construcción de infraestructura es insuficiente: dichos esfuerzos de construcción deben ir acompañados de programas que buscan generar un cambio de comportamiento. Para promover prácticas específicas de saneamiento e higiene, la DRS y el CCM apoyaron a las escuelas en la creación de clubes escolares de WASH. Estos clubes promueven activamente la difusión de mensajes sobre WASH dentro de la escuela y la comunidad a través de canciones y dramas. Estos mensajes alientan al estudiantado a practicar una buena higiene y utilizar las instalaciones de saneamiento de manera adecuada.
Otra actividad del club es hacer “recintos parlantes”, lo que consiste en poner letreros en el patio de la escuela que comparten conceptos de salud cortos tales como “la menstruación es normal”. El estudiantado y las maestras y maestros también reciben capacitación sobre cómo purificar el agua potable y mantener la higiene personal. También aprenden a hacer “tippy taps” o estaciones de lavado de manos simples y económicas que consisten en un recipiente con agua suspendido de un marco de madera: los clubes de WASH construyen dichas estaciones en todo el recinto escolar. A su vez, se anima a los niños y niñas a llevar estas técnicas a sus hogares: las visitas de seguimiento realizadas por el personal del proyecto han encontrado que el estudiantado, de hecho, ha comenzado a construir tippy taps en sus hogares y comunidades.
Quizás el aspecto más progresivo y prometedor del proyecto WASH en la escuela es la provisión de materiales y capacitación para que las mujeres jóvenes puedan fabricar toallas sanitarias reutilizables. En muchos lugares, las niñas tienen una tasa desproporcionadamente baja de finalización de la escuela debido al ausentismo porque no tienen una forma simple y efectiva de lidiar la menstruación. El personal del proyecto proporcionó capacitación y materiales para ayudar a las alumnas en la producción y uso de RUMPs. Toda la escuela, incluyendo el personal, recibe educación sobre higiene menstrual para ayudar a romper el estigma generalizado de que la menstruación es sucia y vergonzosa. El proyecto ha resultado en una reducción del ausentismo, mayores tasas de finalización y un mejor rendimiento para las niñas en las escuelas donde la DRS y el CCM han introducido las toallas sanitarias reutilizables.
La elección de dónde dirigir los recursos nunca es fácil, y algunas veces el compromiso con un nuevo proyecto de desarrollo necesita la motivación e impacto tangible de un esfuerzo de ayuda humanitaria para ganar fuerza. En una región de Uganda, el CCM y una organización de la iglesia pudieron aprovechar una respuesta de ayuda humanitaria para atender las necesidades de salud a largo plazo en la comunidad. Los resultados iniciales de la construcción de la infraestructura de WASH y la movilización de los clubes de WASH son prometedores para prevenir la propagación de enfermedades transmitidas por el agua, reducir el ausentismo y aumentar la participación escolar, incluso entre las adolescentes.
Joshua Kuepfer fue un participante de SALT del CCM Uganda en 2017–2018.