[Articulos Individuales de la edicion de Intersecciones de primavera del 2017 se publican en este blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]
Las mujeres de Canadá y Estados Unidos que trabajan en asignaciones internacionales viven con un pie en dos mundos. Conscientes e impactadas por las realidades culturales y dinámicas de género de su país de servicio y del país de origen, navegan implementando un lente programático enraizado en una perspectiva norteamericana y una realidad cotidiana conformada por su país de servicio. El año pasado, con una atención largamente esperada a las cuestiones de violencia sexual y discriminación de género en Estados Unidos y en otros lugares, es muy posible que las mujeres de EE. UU. y Canadá sirviendo globalmente con el CCM sintieron estas tensiones más agudamente que nunca.
En EE. UU., Canadá, Europa y más allá, una ola de activismo ha renovado la atención sobre el acoso sexual y discriminación, desigualdad salarial y falta de respeto hacia las mujeres en el lugar de trabajo. #MeToo se ha convertido en sinónimo de un nuevo movimiento de empoderamiento de las mujeres. Sin embargo, muchas personas trabajadoras del CCM viven en contextos en los que el concepto de un hashtag es tan poco familiar como el sentimiento detrás del mismo. ¿Cómo pueden las mujeres que trabajan con el CCM internacionalmente y que se preocupan profundamente por la importancia de trabajar por una mayor equidad de género en Estados Unidos y Canadá abordar adecuadamente estos problemas en las sociedades en las que trabajan?
En la última década, el CCM ha trabajado para mejorar la forma en que el CCM y sus grupos asociados incorporan el análisis de género en la planificación e implementación de proyectos. Cuando los grupos asociados planifican un nuevo proyecto de seguridad alimentaria, educación, construcción de paz, respuesta a desastres o salud, el personal del CCM trabaja con ellos para preguntarse cómo se consideran a las mujeres y niñas en el proceso y cómo se explican las dinámicas de género en general. Durante la fase del diseño de un proyecto educativo reciente en Mozambique, las personas planificadoras de proyectos preguntaron: ¿cómo se diferencia la calidad de la educación en este contexto para niños y niñas? Al hacer esta pregunta, encontraron que
Las niñas, niños, así como las maestras, maestros y administradores, llevan su propia socialización temprana al proceso educativo. Con frecuencia, las niñas son educadas para no valorarse mucho y sin un sentido de los derechos humanos básicos a los que tienen derecho. Los niños no pueden cuestionar los roles de género tradicionales que refuerzan las nociones de dominio masculino y que pueden influir en las relaciones de género a lo largo de todo el ciclo de vida. La discriminación contra las niñas durante la adolescencia puede reducir su preparación y capacidad para participar y aprender, y da como resultado menos oportunidades para que desarrollen todo su potencial.
El proyecto en Mozambique trabajará para abordar algunas de estas discrepancias en la educación que comienzan en la infancia cuando a las niñas se les enseña a infravalorarse a sí mismas. Diseñar las actividades del proyecto de una manera que incorpore un análisis de género riguroso presiona al CCM y sus grupos asociados para que observen más de cerca cómo las normas de género de una sociedad moldean las realidades cotidianas de las mujeres y niñas, así como de los hombres y niños.
Si bien el CCM ha priorizado la incorporación del análisis de género en la planificación de proyectos, las mujeres en servicios interculturales con el CCM no tienen una guía clara sobre cómo lidiar con la discriminación de género que pueden enfrentar durante sus períodos de servicio. En realidad, las mujeres en Estados Unidos y Canadá enfrentan formas específicas de discriminación y navegan por sistemas patriarcales todos los días. Cuando estas mujeres ingresan en contextos culturales nuevos para prestar servicio, a su vez deben navegar por diferentes sistemas patriarcales con sus propias formas específicas de discriminación.
En Burkina Faso, el país en el que trabajo, se podría decir que las mujeres disfrutan de un grado relativo de empoderamiento en comparación con las mujeres en muchos otros contextos africanos. Las mujeres prestan servicios en la policía y ocupan altos cargos en el gobierno, mientras que la igualdad de género está protegida por la Constitución del país. La vida cotidiana, sin embargo, cuenta una historia diferente. Se espera que las agricultoras, por ejemplo, trabajen en el campo todo el día y luego regresen a sus hogares para cumplir con sus otras obligaciones de crianza, recolección de leña y de agua.
Los hombres, por otro lado, normalmente pueden relajarse cuando no están en el trabajo.
Como co-representante del CCM en Burkina Faso (junto con mi esposo), rutinariamente encuentro actitudes paternalistas y suposiciones discriminatorias sobre mis habilidades, aunque obviamente en menor grado que las mujeres de Burkina Faso que trabajan en los campos. Mientras mi esposo recibió el respeto inmediato de parte del personal masculino de nuestros grupos asociados, yo tuve que trabajar para ganarlo. [¡Por supuesto, las mujeres que trabajan en Estados Unidos y Canadá también pueden enfrentar expectativas discriminatorias en el lugar de trabajo!]. Al principio, los grupos asociados llevaron todas las preguntas y preocupaciones a mi esposo, suponiendo que él era el máximo responsable de la toma de decisiones. Expresaron sorpresa al ver que yo tenía la fuerza y resistencia de un hombre para conducir largas distancias sobre caminos en mal estado para visitarles en sus aldeas. Después del nacimiento de nuestra tercera hija durante nuestro plazo, muchas amistades y colegas en organizaciones asociadas asumieron que seguiríamos teniendo hijos hasta que tuviéramos un varón. No existe una herramienta de género del CCM que ayude a las mujeres en el servicio intercultural dentro del CCM a navegar las suposiciones culturales en torno al género y las correspondientes expectativas y desafíos que enfrentan las mujeres en el servicio.
Recientemente, nuestra oficina ayudó a facilitar una capacitación para agricultores(as) sobre la agricultura de conservación. Debido a que el CCM está trabajando para integrar el análisis de género a través de la programación, dedicamos una sesión para abordar cómo los roles de género y las expectativas en la sociedad burkinés determinarían la forma en que se debería construir un proyecto de agricultura de conservación efectivo. Junto con el promotor técnico de agricultura de conservación del CCM, facilité la sesión. Dividimos a los agricultores, hombres y mujeres, en dos grupos para permitir una conversación sincera antes de trabajar en conjunto. Las mujeres inmediatamente se solidarizaron dialogando sobre sus responsabilidades adicionales más allá de trabajar en el campo. “¿Por qué nuestros maridos llegan a casa y se relajan?” “No tienen idea de lo que es trabajar con un bebé amarrado a sus espaldas”. Dijeron que nunca habían discutido estos temas con sus maridos porque desafiar estas expectativas no era una opción realista. Los hombres son los “jefes” tradicionales del hogar.
De vuelta en la sesión plenaria, las mujeres compartieron con el grupo mixto lo que habíamos dialogado. Fortalecidas por su voz colectiva, dirigieron la conversación acerca de la injusticia que experimentan. Fue una conversación animada manejada bien por los hombres. Tanto fue así que las mujeres se sintieron lo suficientemente cómodas como para plantear el tema de su obligación social de arar los campos mientras usan vestidos y peinados, mientras que a los hombres se les permite una vestimenta más cómoda y práctica. Los hombres reconocieron los roles principales que desempeñan las mujeres en una cosecha exitosa y en el manejo del hogar. Dialogaron sobre cómo las mujeres podrían potencialmente recibir una participación más equitativa en el poder de toma de decisiones en las decisiones domésticas y agrícolas, dados los roles significativos que desempeñan.
Las mujeres en servicio intercultural con el CCM encuentran muchas de las mismas actitudes patriarcales y discriminatorias que sufren las mujeres en el país donde sirven. Al mismo tiempo, el movimiento #MeToo nos recuerda que las mujeres en los países del Norte global experimentan otras formas de discriminación patriarcal. Las mujeres en servicio con el CCM suelen tener identidades duales, llevando consigo la preocupación y pasión por los movimientos renovados contra la discriminación sexista en Estados Unidos y Canadá, mientras también navegan nuevas formas de sexismo en sus contextos de servicio. Al mantener juntas estas dos identidades, las mujeres en servicio intercultural tienen la oportunidad de establecer conexiones entre las diferentes formas de discriminación sexista y de trabajar por un futuro de empoderamiento e igualdad para las mujeres de todo el mundo.
Sarah Sensamaust es co-representante del CCM en Burkina Faso.