[Articulos Individuales de la edicion de Intersecciones de otoño de 2017 se publican en este blog cada semana. La edicion completa puede ser encontrada en MCC’s website.]
Todas las familias con hijas e hijos probablemente experimentan tensiones delicadas a medida que se convierten en adolescentes, con sutiles luchas por poder que se desarrollan entre la madre, padre e hijas e hijos adolescentes. Para las familias refugiadas reasentadas (o familias recién llegadas), la inmersión en una nueva cultura, lenguaje, normas y valores agrava esos desafíos. Cuando una familia recién llegada ha experimentado la migración forzada, los desafíos son aún mayores. Las agencias encargadas de reasentar a las personas refugiadas deben atender el impacto del reasentamiento en la dinámica familiar, especialmente en las relaciones entre madres, padres y sus hijas e hijos adolescentes.
Las familias recién llegadas, a menudo, experimentan un cambio en la dinámica de poder dentro de sus unidades familiares. Las personas adolescentes se sumergen en la cultura, lenguaje, normas y valores dominantes a través de su participación en
la escuela. Así, rápidamente se convierten en maestras y maestros de su nuevo entorno. Las madres y padres, por el contrario, suelen tener menos exposición al nuevo contexto cultural, al tiempo que mantienen conexiones más profundas con sus contextos culturales nativos. Por lo tanto, no sorprendentemente a menudo, se adaptan más lentamente a su nuevo entorno que sus hijas e hijos adolescentes. Este contraste, en los períodos del ajuste, se presta para que la balanza de poder se incline en favor de la juventud.
Una forma en que este cambio de poder se desarrolla es en la adquisición del lenguaje. Las habilidades del lenguaje desarrollado de las personas adolescentes recién llegadas, a menudo, les colocan en el papel de intérpretes y navegadores culturales para sus madres y padres. Las madres y padres pueden depender de sus hijas e hijos adolescentes en las citas médicas, reuniones escolares, interpretación de documentos del gobierno y más, colocando a las personas adolescentes recién llegadas en una posición de responsabilidad y poder sobre sus madres y padres. La presión de la responsabilidad adicional que experimentan las personas adolescentes refugiadas reasentadas puede agravar las tensiones familiares. También puede conducir a una dinámica familiar incómoda. Por ejemplo, las hijas e hijos pueden ser puestos en una posición de comunicar la condición íntima de salud de su madre o padre a los profesionales médicos.
La escuela es otro lugar para las luchas de integración. Para las personas adolescentes que han experimentado una migración forzada, la escolaridad interrumpida tiene un impacto significativo en su capacidad para reasentarse. El sistema escolar canadiense alinea las edades de los estudiantes con los grados, lo que puede resultar en la colocación en un grado en conflicto con su experiencia escolar. Un estudiante de 16 años que sólo terminó el quinto grado puede ser colocado en un aula de décimo año. Estas personas adolescentes comprensiblemente experimentan, con frecuencia, sentimientos de aislamiento y frustración por su dificultad para adaptarse al currículo y a las expectativas del profesorado y colegas. Como resultado, las personas adolescentes recién llegadas, a veces, se vuelven vulnerables a participar en comportamientos destructivos.
Otro punto de tensión surge del conflicto entre los valores que tienen las familias de las personas estudiantes recién llegadas y los valores que adoptan las escuelas y proveedores de servicios. Zeinab (nombre ficticio), una joven en la secundaria cuya familia se había reasentado recientemente en Winnipeg después de huir de la guerra en Somalia, se alegró al descubrir que había clasificado para el equipo de baloncesto de su escuela. Sus profesoras/es y trabajadoras/es de apoyo del centro comunitario local celebraron con ella y la animaron a continuar con esta actividad extracurricular. A sus ojos, esto representaba una oportunidad para Zeinab de desarrollar amistades y encontrar su lugar en el nuevo ambiente escolar. La madre de Zeinab, sin embargo, no aprobó esta actividad. Como madre soltera con tres menores en casa, necesitaba la ayuda de Zeinab después de la escuela. Zeinab, sintiéndose frustrada y confundida ante las opiniones divergentes de las personas adultas de confianza en su vida, pronto comenzó a escaparse de casa para jugar baloncesto. Cuando su madre desafía este comportamiento, Zeinab amenaza con llamar al 911.
Las madres y padres recién llegados citan sentimientos de pérdida de autoridad en la crianza de sus hijas e hijos adolescentes. Las políticas de protección de la infancia destinadas a fortalecer las familias en Canadá pueden ser malinterpretadas por las madres/padres y mal usadas por parte de las personas adolescentes. Las historias de las autoridades gubernamentales que sacan a los menores de sus hogares circulan dentro de las comunidades recién llegadas—las amenazas de las niñas y niños, en el calor de una discusión con sus madres/padres, de llamar a una línea de emergencia, incita el miedo en las madres / padres y les despoja de confianza para imponer límites o expectativas. Este cambio en la dinámica de poder dentro de las familias de personas refugiadas reasentadas también puede conducir a una mayor vulnerabilidad de las personas adolescentes recién llegadas a emprender acciones destructivas.
Las organizaciones que trabajan con las personas recién llegadas buscan fortalecer los lazos familiares durante estos tiempos de estrés. En Winnipeg, la General Child and Family Services Authority [Autoridad General de Servicios para la Niñez y la Familia] trata de combatir los miedos asociados con sus servicios dentro de la comunidad de personas recién llegadas. La Autoridad desarrolló y distribuyó un video entre los organismos que trabajan con las personas recién llegadas para familiarizar a las madres/padres con el sistema de bienestar infantil de Manitoba y los derechos, responsabilidades y leyes de las madres/padres y para facilitar el diálogo, romper barreras y apoyar a las familias recién llegadas en su transición a la vida en Canadá. Las organizaciones que apoyan a las personas adolescentes refugiadas reasentadas en Winnipeg ofrecen programas que facilitan el establecimiento de relaciones entre las madres/padres y sus hijas e hijos, como el Programa del Centro de Servicios para el Empleo y Desarrollo Educativo de las personas recién llegadas (NEEDS por sus siglas en inglés), que une a la juventud recién llegada y a sus familias con un(a) mentor(a) residente de Canadá. Las excursiones a eventos y actividades locales permiten a las madres/padres y adolescentes interactuar en un ambiente neutral y crear recuerdos positivos juntos.
Las cambiantes dinámicas de poder experimentadas por las familias de personas refugiadas reasentadas pueden producir una considerable presión sobre la unidad familiar. Al apoyar las relaciones entre las madres/padres y adolescentes, los proveedores de servicios están sentando las bases para el éxito familiar de las personas recién llegadas y al mismo tiempo mitigan la vulnerabilidad de las personas adolescentes recién llegadas a una mayor participación en comportamientos destructivos.
Katie Froese es coordinadora del Programa de Intercambio de Voluntarios del CCM Manitoba. Ha trabajado con personas adolescentes refugiadas reasentadas en el Centro NEEDS en Winnipeg, Manitoba.
Aprende más
Fast, Matt. “Making a Way When There is No Way: The Experiences and Challenges of Gang Affected Young Adult Refugees in Winnipeg.” Master’s thesis, University of Manitoba, 2013. Disponible en: http://hdl.handle.net/1993/22126
General Child and Family Services Authority. “Sounds through the Wall.” Video disponible en: http://www.generalauthority.ca/sounds-through-wall.
Rezania, Shahrokh. “Refugee Fathers in a New Country: The Challenges of Cultural Adjustment and Raising Children in Winnipeg, Canada.” Master’s thesis, University of Manitoba, 2015. Disponible en: http://needsinc.ca/asset_library/page/yktt/RefugeeFathersInANewCountry.pdf.